Revista CENTRAL 61

PATRICIA ANUNCIBAY
ENTRE PLANOS Y MATERIALES
¿Comenzaste a trabajar en la empresa desde
muy chica?
Sí, yo me crié entre materiales de construcción y
a los 24 años ya estaba trabajando. Incluso en los
últimos años de la facultad pasaba los veranos
acá viendo qué hacer. Siempre fui muy activa.
Terminé la facultad muy chica, en el 81, y ya
había empezado a trabajar.
¿De chica sabías que querías estudiar Arquitectura?
Primero pensaba que iba a seguir Psicología,
nada que ver, pero uno aplica mucho la psicología
en esta carrera. Y habiendo nacido en esta
familia, con mi papá que no tenía carrera universitaria
pero amaba construir, desde que nací
jugué arriba de las bolsas de cemento. Porque
primero Cerrosud era un corralón de materiales
gruesos, que estaba en otro lugar. Después fue
creciendo y me fui metiendo cada vez más. Él
(por su papá) hubiera querido que yo trabajara
acá, pero yo tengo un espíritu libre y me gusta
estar en la obra, con la tierra. Me encanta
pensar, crear, ver cómo crece, cómo se desarrolla
lo que una imaginó. Entonces entro y salgo de
la empresa donde hago un poco de todo: acompaño
en ferias, elegimos productos; armamos un
En familia: Patricia junto a sus hijos Ignacio y Martín.
(Abajo): con su hermano Jorge y su madre Elsa.
equipo. Hicimos la sucursal de Constitución y ahora nos
estamos replanteando empezar un galpón nuevo. Hay otro
local en Canosa y Juan B. Justo, donde está el material
grueso, y cada vez necesitamos más espacio. Está por
llegar mercadería nueva y necesitamos cubrirlo. También
tengo mi estudio, donde somos cinco trabajando: mi sobrino
Ernesto Anuncibay, que se recibió y trabaja conmigo;
Ignacio Kaufman, mi hijo, que trabaja afuera del estudio y
está haciendo su propia experiencia con construcción en
seco; Juan Bautista Amado, que hace años que está conmigo,
y Maru Eguren. Siempre estamos juntos.
Es decir que tu hijo sigue tus pasos...
Nacho (25) se recibió de arquitecto, estuvo viajando mucho
y está viendo qué hacer. Participa en algunas cosas del
estudio. En cambio, mi otro hijo, Martín (31), estuvo
estudiando como tres carreras y tiene una personalidad
libre, no se ve encajado en ninguna. Pero siempre le gustó el
tema de la gastronomía. Tiene su local, Torombolo, en
Alem, y tiene un container en la playa. Ahí mecha un poco
todo lo que estudió de Publicidad y Arquitectura. Yo lo
ayudo con los diseños del local, pero él marca la tendencia,
lo que quiere hacer, y diseña todo: remeras, gorras, vasos;
todo lo que tiene su restaurante.
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