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Edición 15 de Junio de 2018

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Realidad Nacional<br />

16 Viernes <strong>15</strong> <strong>de</strong> junio <strong>de</strong> <strong>2018</strong> Diario Co Latino<br />

¡Es la economía, estúpido!<br />

Luis Armando González<br />

En algunas calles y avenidas <strong>de</strong> nuestro<br />

país se han colocado unos afiches<br />

publicitarios en los que<br />

se lee que la corrupción es la plaga <strong>de</strong>l<br />

siglo, lo cual invita a pensar, en primer<br />

lugar, en el significado <strong>de</strong> ese mensaje,<br />

y, en segundo lugar, en otros asuntos<br />

<strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> lo anterior. Pues bien,<br />

se trata que el mensaje es difuso y, por ello,<br />

con un significado sumamente pobre <strong>de</strong> contenido<br />

conceptual, pero que evoca diversas connotaciones<br />

negativas. Porque, para comenzar, el siglo<br />

en el que estamos es el siglo XXI, el cual todavía<br />

no cubre las dos décadas. O sea que, en rigor<br />

se está diciendo que la corrupción es una plaga <strong>de</strong><br />

menos <strong>de</strong> 20 años. ¿Y qué es una plaga? Veamos<br />

qué dice el amansaburros <strong>de</strong> la RAE:<br />

Plaga<br />

“Del lat. plaga ‘golpe’, ‘herida’.<br />

1. f. Aparición masiva y repentina <strong>de</strong> seres vivos<br />

<strong>de</strong> la misma especie que causan graves daños<br />

a poblaciones animales o vegetales, como,<br />

respectivamente, la peste bubónica y la filoxera.<br />

2. f. Calamidad gran<strong>de</strong> que aflige a un pueblo.<br />

3. f. Daño grave o enfermedad que sobreviene<br />

a alguien.<br />

4. f. Infortunio, trabajo, pesar o contratiempo.<br />

5. f. Abundancia <strong>de</strong> algo nocivo, y, por ext., <strong>de</strong><br />

lo que no lo es. Este año ha habido plaga <strong>de</strong> albaricoques.<br />

Plaga <strong>de</strong> erratas.<br />

6. f. p. us. Úlcera, llaga”.<br />

Es casi que imposible asimilar cada uno <strong>de</strong> esos<br />

significados <strong>de</strong> “plaga” a la corrupción que es una<br />

práctica relativa al uso in<strong>de</strong>bido <strong>de</strong> recursos públicos<br />

por parte <strong>de</strong> personas que trabajan en el Estado<br />

o que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la esfera privada se vinculan a estas<br />

para hacer negocios ilícitos. Asimismo, si algo<br />

en común tienen las distintas acepciones <strong>de</strong>l término<br />

es que una plaga es algo temporal, es <strong>de</strong>cir,<br />

<strong>de</strong> una duración limitada. Así que si se toma al pie<br />

<strong>de</strong> la letra el enunciado que dice que la corrupción<br />

es la plaga <strong>de</strong>l siglo no habría motivo <strong>de</strong> preocupación,<br />

pues es una “plaga” que no llega ni a<br />

los veinte años. Por supuesto que si se tratara <strong>de</strong><br />

una proliferación <strong>de</strong> organismos nocivos, <strong>de</strong> una<br />

calamidad o <strong>de</strong> una enfermedad sí sería algo grave,<br />

pero en un Estado algo que dure dos décadas<br />

–aunque sea anómalo— suele <strong>de</strong>jar pocas huellas,<br />

sobre todo si es algo pasajero como una “plaga”.<br />

O sea que al <strong>de</strong>cir que la corrupción es la plaga<br />

<strong>de</strong>l siglo se hace una afirmación sin sentido, por sus<br />

fallas no solo lógicas, sino <strong>de</strong> contenido. Sin embargo,<br />

es evi<strong>de</strong>nte que quienes auspician ese mensaje<br />

–y lemas semejantes— no están interesados<br />

ni en la lógica ni en los contenidos<br />

conceptuales, pues lo suyo es posicionar<br />

en el imaginario colectivo el tema<br />

<strong>de</strong> la corrupción no solo como el problema<br />

más importante <strong>de</strong>l país, sino<br />

dotarlo <strong>de</strong> connotaciones alarmistas<br />

que generen rechazo por la vía <strong>de</strong>l miedo.<br />

El tufillo <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha que emana <strong>de</strong> un<br />

mensaje como el que comentamos es inocultable.<br />

Solo recuerda aquello <strong>de</strong> cáncer comunista, tan<br />

querido por las <strong>de</strong>rechas latinoamericanas en tiempos<br />

<strong>de</strong> la guerra fría.<br />

En efecto, a nadie le gustan las plagas. A ellas se<br />

asocia inmediatamente algo pernicioso, sucio y <strong>de</strong>structor,<br />

y a lo cual se tiene que aplicar las medidas<br />

<strong>de</strong> “limpieza” y “exterminio” que las eliminen. Es<br />

casi inevitable, cuando se piensa en plagas, pensar<br />

en ratas y cucarachas. Y es precisamente eso lo que<br />

se quiere evocar, en el imaginario social, con mensajes<br />

como el que nos ocupa.<br />

La “amenaza” <strong>de</strong> la corrupción como plaga suena<br />

como algo mayor en cuanto que es la <strong>de</strong>l “siglo”,<br />

cuya connotación está más allá <strong>de</strong> lo cronológico<br />

(los 18 años <strong>de</strong>l siglo XXI o los 100 años <strong>de</strong>l siglo<br />

XX) pues remite a expresiones como “la batalla<br />

<strong>de</strong>l siglo” que apuntan a algo que configura <strong>de</strong>cisivamente<br />

la vida <strong>de</strong> la humanidad. “La plaga <strong>de</strong>l siglo”<br />

quiere <strong>de</strong>cir algo así como “la plaga <strong>de</strong> las plagas”<br />

o la “plaga que está configurando los <strong>de</strong>stinos<br />

<strong>de</strong> la humanidad”. Lo que busca la <strong>de</strong>recha es que la<br />

gente vea así la corrupción.<br />

Poco importa lo que la historia y la práctica política<br />

(y empresarial) <strong>de</strong> esa misma <strong>de</strong>recha enseñe<br />

sobre sus activida<strong>de</strong>s corruptas. Lo que importa es<br />

posicionar en la mentalidad <strong>de</strong> la gente el tema <strong>de</strong><br />

la corrupción como el principal problema a resolver<br />

(no olvi<strong>de</strong>mos que es una plaga), porque esto enlaza<br />

con la tesis <strong>de</strong> que la política es la fuente <strong>de</strong> todos<br />

los males habidos y por haber en una sociedad.<br />

Si la política es la fuente <strong>de</strong> todos los males en<br />

los países, siendo la corrupción el mecanismo que<br />

la aceita, la solución a esos males está en el mercado<br />

y los empresarios. ¿Y la política <strong>de</strong> <strong>de</strong>recha cómo<br />

queda?: borrada, en sus vicios y abusos, <strong>de</strong> la memoria<br />

histórica y “redimida” por empresarios-políticos<br />

que anuncian un “más allá” <strong>de</strong> la “política tradicional”:<br />

un más allá que está, naturalmente, en la subordinación<br />

<strong>de</strong>l aparato público a los intereses <strong>de</strong> los<br />

grupos <strong>de</strong> po<strong>de</strong>r económico más influyentes en ese<br />

aparato. Más <strong>de</strong> lo mismo, pero ofrecido en “re<strong>de</strong>s<br />

sociales” con el ropaje <strong>de</strong> un “juvenilización” que<br />

encandila a propios y extraños.<br />

Gracias a esta estrategia <strong>de</strong> posicionar en el imaginario<br />

colectivo temas como la corrupción –pue<strong>de</strong>n<br />

ser otros temas, como el divorcio <strong>de</strong> una estrella<br />

<strong>de</strong> cine o la disputa acerca <strong>de</strong> si Cristiano Ronaldo<br />

es mejor que Leo Messi— la <strong>de</strong>recha se sale con la<br />

suya al sacar <strong>de</strong>l <strong>de</strong>bate público asuntos cruciales<br />

en la vida <strong>de</strong> la gente y la configuración <strong>de</strong> la sociedad,<br />

como la explotación laboral sin límites, la concentración<br />

exagerada <strong>de</strong> la riqueza, la brecha insuperable<br />

entre ricos y pobres, los abusos e insaciabilidad<br />

<strong>de</strong> los ricos a expensas <strong>de</strong>l bienestar social,<br />

etc. Es <strong>de</strong>cir, los ricos más ricos <strong>de</strong> El Salvador –y<br />

<strong>de</strong> otros países en el mundo— han salido <strong>de</strong> la mirada<br />

crítica <strong>de</strong> la sociedad; es como si no existieran…<br />

pero existen y drenan en su beneficio todo<br />

aquello que les reditúe una ganancia.<br />

Mientras todo el mundo responsabiliza a la<br />

política <strong>de</strong> todos los males habidos y por haber,<br />

y mientras la gente se traga el anzuelo <strong>de</strong> que la<br />

corrupción es la plaga <strong>de</strong>l siglo, los ricos más ricos<br />

siguen haciendo lo que quieren con el <strong>de</strong>stino<br />

<strong>de</strong> los países sin que nadie los mencione. Esa es<br />

una <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s paradojas <strong>de</strong> los tiempos actuales:<br />

las dinámicas económicas, que hoy como ayer,<br />

son <strong>de</strong>terminantes para la estructuración social, no<br />

aparecen por ninguna parte en ese carácter. A lo<br />

sumo, como un conjunto <strong>de</strong> números que no explican<br />

nada y que al contrario <strong>de</strong>berían se explicados<br />

en su relación con el po<strong>de</strong>r económico, las familias<br />

que lo ejercen y su impacto en el tipo <strong>de</strong> sociedad<br />

que se tiene.<br />

¿Y es un problema que se divorcie tal o cual estrella<br />

<strong>de</strong> cine? ¿Y es complicado <strong>de</strong>cidir si Ronaldo<br />

es mejor que Messi? Según los intereses y los<br />

gustos <strong>de</strong> cada cual, por supuesto que sí. Sin embargo,<br />

ninguno <strong>de</strong> esos temas –ni siquiera la corrupción—<br />

reviste el grado <strong>de</strong> importancia que tiene<br />

la dinámica económica (y sus implicaciones en<br />

una sociedad como la salvadoreña: explotación laboral,<br />

obtención <strong>de</strong> beneficios sin límites, abusos<br />

medioambientales, concentración <strong>de</strong> la riqueza en<br />

un segmento minoritario <strong>de</strong> la población, elusión<br />

y evasión fiscales) en el <strong>de</strong>stino <strong>de</strong> cada uno <strong>de</strong> los<br />

miembros <strong>de</strong> la sociedad.<br />

En fin, una cosa es que haya una preocupación<br />

legítima por la corrupción. En países pobres,<br />

como El Salvador, cualquier recurso público que<br />

se use in<strong>de</strong>bidamente termina por afectar, <strong>de</strong> una<br />

u otra manera, a la gente más <strong>de</strong>sprotegida. En países<br />

ricos, como Estados Unidos, son sus ciudadanos<br />

los que <strong>de</strong>ben pronunciarse al respecto. Demonizar<br />

la corrupción es otra cosa: es estrategia <strong>de</strong><br />

manipulación <strong>de</strong> las conciencias. Y para ser coherentes<br />

con la preocupación por el bienestar colectivo<br />

no hay que quitar la mirada <strong>de</strong> lo esencial. “¡Es<br />

la economía, estúpido!”.<br />

1 dle.rae.es/srv/fetch?id=TIW9QYM|TIWEbvP.<br />

2 L. A. González, “Re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> corrupción políticas y empresariales”.<br />

En http://www.transparenciaactiva.gob.sv/opinion-re<strong>de</strong>s-<strong>de</strong>corrupcion-politicas-y-empresariales.

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