REVISTA JUNIO 2018

Mundo Plural
Ver el todo y la relación entre las partes.
En esta época estamos apabullados por una cantidad enorme de información que
proviene de distintas fuentes y que nos resulta complicado manejar, entonces es
conveniente hacer un cambio de enfoque. Por esta razón podemos remitirnos al
lenguaje sistémico funcional que nos ofrece la posibilidad de describir distintas interrelaciones
que existen en los sistemas de comunicación.
Este lenguaje comienza por la reestructuración de nuestro pensamiento, para ver el
todo y la interrelación entre sus partes.
Esta es una concepción que se hace extensiva a distintas disciplinas y también a la
forma de pensar la lingüística, para ello podemos remitirnos a La teoría creada por
Halliday (1978, 1985) la cual considera que la misma se construye en relación con lo
social donde interviene la cultura y el contexto de situación.
Esta interpretación establece un sistema de significados acompañados de formas a
través de las cuales esos significados se realizan.
Cabe aclarar que a este nivel se concibe a la lengua como estratos conformados por
una red de subsistemas en el que operan la fonología, la grafología, el léxico, la gramática,
la semántica, el contexto situacional, el cultural y la ideología.
De acuerdo a esta visión, no existe hombre social sin el intercambio lingüístico con
distintos grupos.
La idea de funcionalidad deviene en relación a sus utilidades y también a todo aquello
que hablamos o escribimos, lo que varía de acuerdo al tipo de situación.
Es entonces un sistema de significados condicionados por sus funciones, que
refleja la realidad en que vivimos y nuestras experiencias, la interacción entre las
personas que refleja sus opiniones, sentimientos, etc. y lo textual, que organiza el
texto.
Esta forma de pensar se basa en las necesidades que presentan los hablantes que
producen e interpretan textos.