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REVISTA JUNIO 2018

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Una vez iniciado el torneo muchos esperaban que el trabajo previo a la competencia<br />

lograra generar un buen funcionamiento colectivo y poner a la selección de<br />

Sampaoli como candidata. Nada de esto ocurrió, el inicio frente al debutante Islandia<br />

no fue el esperado. El equipo jugó mal y apenas consiguió un empate contra<br />

una selección que es casi amateur, si tenemos en cuenta que su entrenador no cobra<br />

por ese trabajo, nos damos una idea de la diferencia que debería existir entre<br />

ambos. Pero el partido terminó 1 a 1.<br />

Con un solo punto en el bolsillo el rival a vencer era Croacia. Sin dudas el equipo<br />

más complejo de la zona, con un medio campo fuerte, una estructura de juego<br />

asentada y un funcionamiento relativamente correcto. Si bien la comparativa previa<br />

de individualidades daba una ventaja a la albiceleste, los croatas superaron<br />

fácilmente a la Argentina por su idea colectiva de juego, pero sobre todo por la inseguridad<br />

defensiva del combinado nacional y por la endeblez que muestra el equipo<br />

ante la primera adversidad que sufre. Así las cosas, el partido se presentaba<br />

bastante parejo hasta que un error del arquero Caballero permitió a Croacia abrir el<br />

marcador y Argentina ya no pudo recuperarse del golpe. Pero no fue solo eso, sino<br />

que entró en una anarquía de juego y una desorganización que permitieron al rival<br />

alzarse con la goleada 3-0.<br />

Llegado este momento, el sueño estaba casi acabado, los fantasmas del mundial<br />

de Corea y Japón (cuando la selección que conducía Marcelo Bielsa se volvió en<br />

primera fase) comenzaban a rondar en cada uno de los simpatizantes argentinos y<br />

se dependía de un “milagro” futbolístico. Lo mejor que podía pasar era que Nigeria<br />

le ganara su partido a Islandia y luego Messi y compañía debían ganar a Nigeria y<br />

esperar que Croacia no perdiera por un resultado mayor al que consiguiera Argentina.<br />

En realidad lo más complejo era ganarle a Nigeria porque luego de lo visto en<br />

los dos primeros encuentros la “albiceleste” parecía ser menos que los africanos.<br />

Pero los creyentes de aquella vieja frase que reza “Dios es argentino” podrán sacarla<br />

a relucir nuevamente. El milagro se produjo, y no tiene que ver con que Croacia<br />

venciera a Islandia (ese resultado parecía más bien lógico) sino con la recuperación<br />

anímica de Argentina.<br />

El equipo compensó su falta de funcionamiento con una excelente actitud y concentración.<br />

En realidad no podrá calificarse al partido contra Nigeria como un “gran<br />

partido” de Argentina desde lo futbolístico, sino más bien desde lo anímico. Sin dudas<br />

lo único que cambió para que el conjunto nacional pase a octavos de final fue<br />

la actitud.<br />

De todas formas si Marcos Rojo no hubiese conseguido el gol que selló el 2-1 final<br />

faltando cinco minutos para que concluyera el encuentro, es muy probable que

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