Sociedad San Juan – Anuario 2018

SOCIEDAD SAN JUAN
FRAGUA
Padre Federico Dundas
Lo primero para destacar es ver cómo año a año vamos teniendo
un crecimiento en convocatoria. Muchos ya deben
saber que en Uruguay desde el viernes anterior a la Semana
Santa mucha gente sale de vacaciones en familia, aprovechando la
famosa semana de turismo uruguaya. Esto hace que para muchos
jóvenes sea tan difícil participar. Es una tradición que está muy
arraigada en el pueblo uruguayo a esta altura. Los barrios residenciales
quedan literalmente vacíos. Casi nadie queda en la ciudad. Por
supuesto estamos hablando de personas que tienen esa posibilidad.
En otros barrios la cosa es distinta, y la gente queda, como pasa un
poco en donde está ubicada nuestra parroquia.
El año pasado habían venido 85 jóvenes lo cual era una gran cosa.
Este año se inscribieron muchos más (muchas mujeres) y terminamos
con un grupo de 125 (75 mujeres y 50 varones), más 30
animadores y 60 servidores de Fragua. En total éramos muchos y si
bien los números no son lo más importante, son un signo elocuente
que cada vez más jóvenes hacen una opción fuerte por quedarse a
la Pascua Joven.
Entre los servidores se dio mucho espíritu de oración, trabajo
abnegado y servicio. Nos organizamos mejor y pudieron vivirla
mejor. Para destacar el espíritu de intercesión y conversión. Muchos
ayunaron todo el viernes y sábado.
La Vigilia sublime como siempre. El momento de la renovación
del Bautismo con mucha unción. Siempre me pregunto ¿por qué
tanta unción ahí? Creo que es porque los chicos hacen en ese
momento una opción. Dan un paso adelante. A veces un sí chico es
todo lo que Dios necesita para desatar su poder en nosotros: “A los
que lo recibieron, les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios” (Jn.1, 12)
La Misa final muy emocionante. Muchos padres nos decían,
“nunca vimos nada así en Uruguay”. Los papás se acercaban muy
emocionados. Dos jóvenes dieron testimonio: una chica especialmente
auténtica dijo que, “conocer a Dios fue lo más importante
que le pasó en la vida y que quiere que todo el mundo lo conozca.
Y repitió: todo el mundo”! Un silencio ensordecedor, profundo,
cada palabra calaba. ¡Impresionante!
Para terminar ayer vivimos una Hora Santa muy intensa. La
Iglesia llena de punta a punta, jóvenes por todas partes y una
gran alegría espiritual. Hace unos años el Padre Willy había
escrito como parte de la visión de la parroquia “…soñamos con una
Iglesia llena de jóvenes con las manos en alto adorando a Dios…”.
Al terminar el día charlando con Willy de esto (mientras festejábamos
con un merecido heladito) me dice: “…ya lo vi. “Pasaron
3 años y ya lo vi”!
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