“USTEDES SON LUZ PARA EL MUNDO” (Mateo 5,14) www.abogadosgs.com.ar
LUZ DEL MUNDO CRISTO, LUZ DEL MUNDO Editorial Padre Iván Pertiné 1 Los seres humanos gozamos de la “luz” de la razón, es decir, la capacidad fundante de entender, de contemplar el sentido de las cosas, de razonar y de concluir. Junto a ella, la voluntad nos permite elegir, optar por aquello que- a nuestro entender- es bueno para nuestra vida y la de quienes nos rodean. A esta constante interacción de la inteligencia y la voluntad la llamamos libertad. Si nuestras opciones son acertadas, en armonía con nuestra identidad más profunda, nuestra libertad crece con el uso; si nuestras opciones son pobres, o están por debajo de nuestra vocación como hijos de Dios, nuestra libertad se debilita, dando lugar a diversas formas de adicciones. Así, la ansiedad, la excesiva preocupación por la propia imagen, el egoísmo narcisista, el miedo a envejecer, los deseos contrastantes, el materialismo, la mentira, van recortando la soberana libertad con la que Dios quiere vernos vivir y crecer. Porque precisamente es con nuestra libertad que podemos amarlo, elegir obedecerle y confiar en su Palabra; y es con nuestra libertad que podemos amar a los demás. ¿Quién quiere un amor que no sea libre? Esta es la grandeza y la fragilidad del ser humano, como decían los antiguos. Es grande por su capacidad de amar libremente y de elegir lo bueno, lo bello, lo noble; es frágil porque la luz de la razón está oscurecida, ya no brilla con tanta luz; y su voluntad está dividida, tironeada. Llamados a lo alto, nos cuesta despegar. Quiso Dios hacerse hombre, descender y venir a nuestro encuentro para ser, Él mismo, luz para nuestra inteligencia y amor para nuestra voluntad. Luz y calor. “Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. ¡Cristo es la Luz! Él nos ilumina con su Palabra y con su vida. Y con su amor, manifestado hasta el extremo de la cruz, apela a nuestro amor. Jamás manipula o chantajea. Dios nos habla, como a hijos muy amados, como a hermanos, como a amigos. Corteja nuestra libertad. Además, nos mueve desde adentro, con los toques del Espíritu <strong>San</strong>to, que interiormente allana los caminos y motiva a ser más dóciles y confiados a esta Luz. Si abrimos los ojos, si dejamos que su Luz nos ilumine, y que su amor eche raíces, creceremos, “de gracia en gracia” (Rom. 1) hasta la estatura en Cristo a la que cada uno de nosotros está llamado. Este anuario quiere compartir cómo la Luz de Cristo ha brillado en la vida de miles de personas de diversas edades y contextos. Encontrarán en sus páginas testimonios, historias e imágenes, y podrán reconocer la irradiación de la Luz de Cristo en la vida de estas personas que a su vez se han vuelto luminosas. Jesús dijo de nosotros, sus discípulos: “Ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo” (Mt.5, 13-15) y dijo también que esta luz ha de ser puesta en lo alto, para que ilumine a todos en la casa. Sea este anuario un sencillo instrumento para levantar un poco más alto la Luz de Cristo. ¡Gracias por todo su apoyo en el crucial desafío de la Nueva Evangelización! 5