Sociedad San Juan – Anuario 2018

LUZ DEL MUNDO
SANTA MISA
Padre Teo Brea
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Antes de la comunión, cuando el sacerdote reza en la
misa con la Plegaria Eucarística Nro. 2 – que viene del
siglo II -, se agradece a Dios Padre con estas palabras:
“Y te damos gracias porque nos haces dignos de servirte en Tu presencia”
A esta altura de la misa Jesús Resucitado esta ya presente,
sacramentalmente, en el altar. El sacerdote, en nombre de todos
los que participan de la misa, en nombre del cielo y de la Iglesia
invisible, reconoce que es un don de Dios, que es un signo de su
misericordia, el poder estar tan cerca de su presencia real. Por eso
arranca la oración diciendo: “y te damos porque nos haces dignos”,
como diciendo; “nadie esta a la altura de tu santidad, de estar tan
cerca de ti, pero vos en cada Misa nos revestís de ropa fina – como
al hijo pródigo – para poder acercarnos a Vos”.
El Sacerdote, por estar literalmente revestido, es el primer invitado
a recordar y agradecer este privilegio. Para Mi esta oración expresa
profundamente lo que pasa en la Misa y en la Nueva Evangelización.
En primer lugar, porque expresa la iniciativa de Jesús: “El nos hace
dignos” … Él nos va a buscar, es Él quien primero acorta distancia,
es Él quien llega a nuestra vida a través de una invitación, de un
testimonio, a través de un programa de evangelización, etc. Además,
Él nunca se asusta porque tiene una gran confianza en su gracia:
quien creó al hombre es capaz, una y otra vez, de recrearlo, de
¡Servirte en Tú presencia!
“hacerlo digno” de estar en Su Presencia. Por eso también decimos,
“no soy digno de que entres en mi casa, pero basta una palabra…”
Más aún, esta oración expresa la alegría de experimentar cercanía;
dice “estar en tu presencia”. Esto es la Nueva Evangelización:
pasar de la lejanía a la cercanía, de la ausencia a la presencia, de
sentirse lejos o poco digno a la dignidad de los hijos-as de Dios, de
la rutina a la alegría, del gris a la luz del Resucitado.
Por último, esta oración contiene implícitamente el fruto que se
espera de la Misa: entrar en comunión con Dios para ser enviados.
Al decir “nos haces dignos de servirte en Tu presencia” lo que
se proclama es que lo que salva al mundo no es el activismo sino
servir en Cristo, servir en su presencia. La Misa nos prepara cada
día para entrar en el “yo” de Cristo.
Como sacerdote, no hay alegría más grande, que ver en cada Misa
como Jesús convoca a hombres y mujeres que antes estaban alejados
para que ahora sirvan en Su Presencia. El fin de la misa con el
“Pueden ir en paz” es realmente entonces un envío de embajadores
al mundo más que un pedido de “no conflicto”: hombres y mujeres,
jóvenes y adultos, son enviados para estudiar, trabajar, viajar,
orar, educar, resolver desafíos, en Su Presencia. ¡Y solo así llega la
verdadera Paz al mundo!
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