Sociedad San Juan – Anuario 2018

SOCIEDAD SAN JUAN
CENÁCULO
Claudia Pinard
“Les aseguro que cada vez que lo hicieron
con el más pequeño de mis hermanos,
lo hicieron conmigo” (Mt. 25, 40).
Cenáculo es un programa para jóvenes de los dos últimos
años del colegio secundario que los anima a descubrir a
Cristo Vivo, lo compartan con amigos, lo experimenten
en las obras de misericordia y sean sus discípulos dando
testimonio de vida en el día a día.
Cristo pone visiones grandes en nuestros corazones y nosotros
caminamos junto a Él, sin soltarnos de su mano, paso a paso,
mirando alto pero yendo despacio. Entonces sus deseos pasan a ser
los nuestros y los frutos se van multiplicando. Esto sucede porque
es Su obra, no la nuestra.
Cenáculo es un lugar para descansar en Cristo, orar, formarse,
darse, compartir… para seguir en el camino, fortalecidos por el
encuentro con Él y por los amigos en la Fe.
Año a año tengo el privilegio de ver la obra de Dios en cada corazón
joven.
Unos a otros se alientan, se sostienen, se forman, intentan, caen y
se levantan… pero lo que tienen claro es que “NO ES LO MIS-
MO CON JESÚS QUE SIN JESÚS”. Por eso perseveran, porque
Cristo prometió una alegría que nadie podrá quitarles, y juntos en
comunidad empiezan a cambiar… a vivirla.
Los caminos de Jesús no son fáciles, pero llenan de gozo a quienes
deciden optar por Él. Cristo no defrauda y ellos lo saben, ellos lo
viven. Poco a poco se enamoran de Jesús y empiezan a disfrutar de la
belleza y la riqueza de la Fe. Empiezan a gozar de la libertad que da
caminar de la mano de quien nos prometió la Vida Eterna, de quien
murió por cada uno porque su única misión era nuestra salvación.
Ellos también son luz en sus familias, en sus colegios, con sus
hermanos y padres, que ven en ellos algo diferente. Algo está
cambiando. ¿Qué hay en Cenáculo que los hace cambiar? La
respuesta es simple: en Cenáculo se encuentran con Jesús y con
su mensaje de amor.
Jesús nos dijo: “Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que
permanece en mí y yo en él, da mucho fruto, porque separados
de mí nada pueden hacer”. (Jn. 15, 5). Eso es lo que se vive en
Cenáculo: permanecer en Él para dar fruto.
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