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16 Domingo 5 de agosto de 2 018 Página SIETE<br />
Hay que prender velas...<br />
l Mercado introduce al libro de crónica policial Prontuario, casos de la crónica roja que<br />
conmocionaron a Bolivia que este año es el plato fuerte del stand de Página Siete.<br />
Crónica<br />
Feria del libro 2018<br />
Isabel<br />
M e rc a d o<br />
Pe r i o d i sta<br />
“La justicia<br />
lejos<br />
de contribuir<br />
al esclareci<br />
-<br />
miento de<br />
los hechos,<br />
corrompe<br />
pruebas, se<br />
presta a la<br />
venalidad y<br />
retarda impasible<br />
-<br />
mente la<br />
búsqueda<br />
de la verdad.<br />
La verdad,<br />
por<br />
tanto, es la<br />
p r i m e ra<br />
víctima de<br />
la justicia<br />
boliviana y,<br />
por extensión,<br />
protagonista<br />
dolida<br />
de la<br />
crónica policial”.<br />
La crónica es el relato de lo<br />
cotidiano; el reflejo de la<br />
mirada particular del<br />
cronista de turno que<br />
persigue la realidad para atraparla<br />
en un relato compartido.<br />
Pretenciosa en su narración, ambiciosa<br />
en su alcance y perfeccionista<br />
en la persecución del detalle,<br />
la crónica es como un retrato,<br />
hecho a pincelazos, de nosotros<br />
mismos.<br />
La crónica roja es su hermana.<br />
Una hermana de mala fama pero<br />
de gran atractivo. La que fue llamada<br />
“la chica mala del period<br />
i s m o”, por Cecilia Lanza cuando<br />
compiló, en 2010, once historias<br />
de crímenes policiales.<br />
La crónica policial, teñida de<br />
sangre y morbo, es, sin embargo,<br />
la predilecta del público. Típico<br />
de la doble moral de sociedades<br />
conservadoras como la nuestra,<br />
la crónica roja ha ocupado sin<br />
embargo, sitiales privilegiados<br />
de lectoría y ha sido, en muchos<br />
casos, el espacio más democrático<br />
para la denuncia de los sin<br />
voz .<br />
A pesar de ello, o quizás por<br />
ello, se ha convertido en el escenario<br />
del peor de nuestros rasgos:<br />
la debilidad de la justicia. Esa justicia<br />
artera, traidora, esquiva,<br />
prebendal que se ha hecho parte<br />
de nuestra genética social.<br />
Una justicia que lejos de contribuir<br />
al esclarecimiento de los hechos,<br />
corrompe pruebas, se presta<br />
a la venalidad y retarda impasiblemente<br />
la búsqueda de la verdad.<br />
La verdad, por tanto, es la<br />
primera víctima de la justicia boliviana<br />
y, por extensión, protagonista<br />
de la crónica policial.<br />
En P ro n t u a r i o, casos de la crónica<br />
roja que conmocionaron a Bolivia,<br />
once periodistas buscan la<br />
escena del crimen para narrarla.<br />
En orden cronológico y a caballo<br />
entre el registro policial, el cuaderno<br />
de investigación, los testigos,<br />
el interés mediático o histórico<br />
y el enigma, construyen relatos<br />
imperdibles por el suspenso<br />
y el misterio, pero doblemente<br />
valiosos por constituir un testimonio<br />
de nuestra realidad.<br />
Juan Carlos Salazar relata los<br />
asesinatos nunca resueltos del<br />
dirigente campesino Jorge Soliz<br />
Román (noviembre de 1969); de<br />
Jaime Calderón Otero (febrero<br />
de 1970) y de Alfredo Alexander<br />
(marzo de 1970), en Tres crímenes<br />
perfectos. Una crónica con el trasfondo<br />
de la muerte/asesinato/atentado<br />
del presidente René<br />
Barrientos Ortuño en abril de<br />
1969, que revive los viejos tiempos<br />
de la ira, de la dictadura y<br />
sus silencios; o más bien, sus<br />
gritos encubiertos, que dejaron<br />
sembrada una herencia de<br />
impunidad.<br />
Cecilia Lanza hace un perfil<br />
minuciosamente detallado de<br />
Luis Arce Gómez, El Loco, El<br />
campeón de ajedrez. Cecilia se<br />
enfrenta a la complejidad del<br />
personaje más allá de todo lo<br />
que es bien sabido de él. Dejando<br />
de lado los detalles históricos,<br />
se aproxima con los<br />
ojos bien abiertos como buena<br />
cronista “al malo de la película”,<br />
al verdugo de las dictaduras,<br />
al hombre familiarizado<br />
con la muerte, con la intención<br />
de retratarlo de manera completa,<br />
no sólo desde su lado<br />
más oscuro o desde el dolor<br />
que hayan podido sentir sus<br />
víctimas, sino desde su condición<br />
humana, para descubrir<br />
que finalmente este hombre<br />
siente, ahora, miedo.<br />
La crónica de Juan Gabriel<br />
Despot podría llamarse “los ricos<br />
también lloran”y es el relato<br />
impotente de un asesinato inexplicable,<br />
que además del dolor y<br />
la constancia de la fragilidad de<br />
la vida, sugiere que en Bolivia,<br />
cuando alguien es víctima de un<br />
crimen hay que prender velas.<br />
Sólo la fe puede dar consuelo. La<br />
justicia no. La de Juan Gabriel<br />
Despot Belmonte es la historia<br />
de muchas otras víctimas de la<br />
violencia y la intolerancia en sociedades<br />
donde la aplicación de<br />
la justicia es débil y los derechos<br />
pueden ser atropellados un día o<br />
una noche cualquiera.<br />
Anahí Cazas aborda la difícil<br />
tarea de contener en pocas páginas<br />
la cruel muerte de la periodista<br />
Hanalí Huaycho, asesinada<br />
con 13 puñaladas por su pareja,<br />
en presencia de su hijo. El crimen<br />
de Hanalí, que será siempre recordado<br />
pues sirvió como emblema<br />
para la aprobación de la<br />
Ley 348 para garantizar a las mujeres<br />
una vida libre de violencia<br />
(2013), nos deja la triste evidencia<br />
de que las mujeres fuertes y<br />
activistas pueden esconder detrás<br />
de su valentía las más brutales<br />
expresiones de agresión y<br />
a b u s o.<br />
La madre de las desaparecidas<br />
es María Rita Algarañaz,<br />
una menuda mujer que lleva<br />
cuatro años buscando a su hija<br />
Dayana, quien salió rumbo a la<br />
universidad para nunca más<br />
volver. Alejandra Pau nos la<br />
presenta en la magnitud de su<br />
dolor y persistencia, de su<br />
amor; pero, también, de su solidaridad<br />
con otras y otros<br />
que, como ella, no descansan<br />
buscando a sus seres queridos.<br />
El drama de la trata y tráfico de<br />
personas en su más cruda exp<br />
re s i ó n .<br />
El reciente ganador del Premio<br />
Nacional de Crónica de El<br />
Deber, Sergio Mendoza, ofrece<br />
un sabroso relato de “El pecado<br />
del Katanas”, el mítico<br />
night club paceño que no sólo<br />
encierra placer y morbo, sino de<br />
un intrincado laberinto de crímenes<br />
apañados por la complicidad<br />
insospechada de funcionarios<br />
e importantes autoridades.<br />
Y, como telón de fondo, el amor<br />
de un padre denunciado por su<br />
hija y de una hija que hiere de<br />
muerte al padre, quitándole su<br />
más valiosa posesión, para librarlo<br />
“de esa vida”.<br />
“Bajo una capa de polvo y telarañas,<br />
en la lápida una cruz<br />
acompaña al nombre: Niñito Óscar<br />
Alexander Choque Villanueva.<br />
En letras negras se lee la fecha<br />
de su deceso, no la de su nacimiento,<br />
como si el olvido pudie-