Ideas 20180805

“Estamos tratando de resolver
el tema de la salud, lamento
mucho, (pero) seguimos
debatiendo por qué
ahora aparecen tantos (casos de)
cáncer ¿Qué está pasando? ¿Estamos
comiendo mal? ¿Estamos bebiendo
mucho? ¿Estamos fumando
mucho cigarro? ¿Mucha comida
chatarra?”, dijo hace algunas
semanas el presidente Morales en
un acto público en los Yungas.
Según el mandatario, tales interrogantes
deben ser respondidas
en un debate nacional sobre
la salud y en defensa de la vida:
“Prepárense (para el debate), de
dónde viene ese cáncer, antes
había, pero poco, ahora aparecen
y aparecen más casos, nos ha sorprendido,
pero estamos preparados,
vamos a invertir, es cuestión
de tiempo, vamos a atender
el tema de cáncer hermanos y
hermanas”.
Claro, como siempre, la distracción
del debate, del diálogo,
mientras los pacientes de cáncer
que no tienen para pagar clínicas
privadas ni viajes al exterior sufren
un abandono total en el precario,
prehistórico, sistema público
de salud. ¿Cuánto tiempo
demandará responder las preguntas
del Presidente? Y seguramente
todas podrían responderse
fácilmente, con un sí rotundo:
sí estamos comiendo mal (no por
gusto, sino porque para eso da la
plata, señor Presidente), sí estamos
bebiendo mucho (pero claro,
contra el alcohol no se hace
nada, porque beber es una costumbre
milenaria, ¿no?), sí…
Y después de meses de discusión,
quizá años, los adláteres de
turno dirán que el hermano Evo
tenía razón, que hay más cáncer
por todo lo que él había intuido,
y entonces sí invertirán, o harán
proyectos de inversión, y cuando
por fin se atienda el tema del
cáncer, muchos hermanos y hermanas
ya habrán fallecido por
esta terrible enfermedad.
Claro que no es culpa del Presidente,
sino de los asesores, al
menos así lo afirmó él mismo en
un acto de firma de contrato para
la construcción y el equipamiento
del primer Instituto Gastroenterológico
de La Paz, donde
declaró que por falta de orientación
no se invirtió en su momento
en la construcción de hospitales,
pero aseguró que ahora
se hará frente a los problemas
que se presentan en la atención
de los pacientes: “Necesitamos
su participación, necesitamos su
orientación porque últimamente
aparecen nuevas enfermedades,
el tema cáncer, antes no era
Página SIETE Domingo 5 de agosto de 2 018
M a ta s u e gra
Ellos solo quieren vivir
l Obviamente, don Evo no sabía, ni sabe nada de esto, porque él recibe
atención médica en clínicas privadas, lo atienden médicos extranjeros y
ya ha salido del país algunas veces para ser intervenido.
W i l ly
C a m a ch o
E s c r i to r
“To d o
suelto de
cuerpo, durante
su última
campaña
presidencial,
declaró
que
mucha gente
le agradecía
por
las canchas
que ha ‘re -
galado’,
pues “una
cancha es
igual a un
hospital ”.
así, por qué ahora aparecen hermanos
con problemas de cáncer,
tal vez no hemos previsto oportunamente
por falta de orientación,
recién ahora estamos invirtiendo
en hospitales”.
¡Recién ahora! ¡Luego de doce
años de gobierno! Quizá el gobernante
ha abierto los ojos porque
gente de su mismo partido
ha comenzado a padecer la suerte
de los ciudadanos de a pie. Es
el caso de Wálter Delgadillo, exministro
de Trabajo y Salud del
gobierno de Evo Morales, quien
publicó, hace unos meses, un jalón
de orejas vía Twitter: “Pásese
ministro (de Salud), vicepresidente,
presidente, una madrugada
y tomará conciencia del desastre
que es la Caja Nacional de
Salud”.
Delgadillo, que se alejó del Gabinete
por estar enfermo con el
mal de Chagas, comentó que
desde la madrugada las personas
pasan un calvario para recibir
atención de un médico general
y que éste los derive a un especialista,
y clamó por que se contrate
una “fuerza de tareas”p a ra
resolver este problema.
Obviamente, don Evo no sabía,
ni sabe nada de esto, porque
él recibe atención médica en clínicas
privadas, lo atienden médicos
extranjeros y ya ha salido
del país algunas veces para ser
intervenido quirúrgicamente.
Desde que asumió la presidencia
en 2006, Morales fue intervenido
en cinco oportunidades, y en
tres de ellas fue atendido por médicos
cubanos. Tal vez ese es el
verdadero error de los asesores:
no aconsejarle que una vez, tan
solo una, se arriesgue a ser atendido
en la Caja Nacional de Salud,
que no sería mucho riesgo,
pues, al fin y al cabo, es el Presidente
y seguramente recibiría un
trato digno de su investidura,
pero al menos así podría darse
cuenta de las pésimas condiciones
en las que profesionales médicos
y pacientes deben enfrentarse
a las enfermedades.
Todo suelto de cuerpo, durante
su última campaña presidencial,
declaró que mucha gente le
agradecía por las canchas que ha
“re g a l a d o”, pues “una cancha es
igual a un hospital, o mejor, porque
deporte es salud”. Claro, para
construir canchas el dinero no
es problema, se soltó sin dilación,
pero para invertir en hospitales
hay que iniciar un debate
nacional, ¡qué tal esa!
De hecho, para obras millonarias,
como el teleférico, por
ejemplo, se ejecutaron bajo la
modalidad de contratación directa,
es decir, sin el procedimiento
burocrático, y a veces
muy largo, de la licitación pública.
Entonces, ¿por qué no se puede
actuar con igual celeridad
cuando se trata de temas urgentes?
Es algo que muchos no podemos
entender.
Peor aún, muchos no pueden esperar,
como los pacientes con cáncer
que, hace unos días, se crucificaron
en el puente de las Américas
en rechazo al cierre de la Unidad
de Radioterapia del hospital de
Clínicas y exigiendo a las autoridades
que se compre un acelerador
lineal para su tratamiento.
Además, instalaron una huelga y
protagonizaron una marcha, porque
cuando se trata de la vida, aún
les queda aliento para luchar un
poco más, pese a la indolencia de
los gobernantes.
Ellos quieren vivir, como rezaban
los letreros que portaban en
la marcha; solo eso: vivir. El debate
déjelo para después, señor
Presidente. Recuerde que aunque
su nueva suite es muy cómoda,
nadie puede dormir tranquilo
con la conciencia manchada
de muerte.
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Archivo Página Siete
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