Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
pasara mientras yo me iba a escribir a otra parte. Si me ponía a ello<br />
con toda mi alma y, aun así, no funcionaba, acabaría por resignarme.<br />
Pero, si fracasaba por haberlo intentado sólo a medias, iba a<br />
lamentarlo el resto <strong>de</strong> mis días.<br />
Así que hice caso omiso <strong>de</strong> las opiniones en contra, traspasé el<br />
negocio íntegramente y, aunque no sin ciertas dudas, <strong>de</strong>cidí vivir<br />
colgándome el cartel <strong>de</strong> «novelista». Le dije a mi mujer: «Me gustaría<br />
que me dieras un par <strong>de</strong> años <strong>de</strong> libertad. Si sale mal, siempre<br />
podríamos abrir otro pequeño bar en alguna parte, ¿no? Total, aún<br />
somos jóvenes, así que podríamos empezar <strong>de</strong> nuevo...». «<strong>De</strong><br />
acuerdo», dijo ella. En ese momento todavía teníamos bastantes<br />
<strong>de</strong>udas, pero bueno, ya nos las apañaríamos. Corría el año 1981. Y yo<br />
iba a intentar darlo todo.<br />
Así, con tranquilidad, empecé a escribir una novela larga y, en otoño<br />
<strong>de</strong> aquel año, viajé por Hokkaido durante más o menos una semana<br />
para recopilar información. Para abril <strong>de</strong>l año siguiente, había<br />
terminado La caza <strong>de</strong>l carnero salvaje. <strong>De</strong>finitivamente, ya no había<br />
vuelta atrás, así que volqué en ella todas mis fuerzas. Tengo incluso<br />
la impresión <strong>de</strong> que movilicé hasta las que no tenía. Era una obra<br />
mucho más extensa, <strong>de</strong> un perfil más amplio y más contun<strong>de</strong>nte<br />
<strong>de</strong>s<strong>de</strong> el punto <strong>de</strong> vista narrativo que Oíd cantar al viento o Pinball<br />
1973.<br />
<strong>Cuando</strong> la escribí, sentí que había encontrado mi propio estilo como<br />
novelista. A<strong>de</strong>más, experimenté plenamente, con todo mi ser, lo<br />
maravilloso (y lo duro) que era po<strong>de</strong>r sentarme ante la mesa todas las<br />
horas que quería, sin preocuparme <strong>de</strong>l tiempo, y escribir cada día con<br />
concentración. Tuve la sensación <strong>de</strong> que en mi interior yacía algo<br />
parecido a un filón sin explotar y nació en mí la esperanza <strong>de</strong> que, <strong>de</strong><br />
esa forma, podría seguir a<strong>de</strong>lante como novelista. Con ello, lo <strong>de</strong><br />
«abrir otro pequeño bar en alguna parte» fue una posibilidad que<br />
finalmente no llegó a realizarse. Aunque, a veces, también ahora,<br />
brote en mí el <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> volver a abrir un pequeño y agradable bar en<br />
algún sitio.<br />
Recuerdo que, en la redacción <strong>de</strong> la revista Gunzo, que entonces<br />
buscaba la <strong>de</strong>nominada «literatura mainstream», La caza <strong>de</strong>l carnero<br />
salvaje no gustó nada, por lo que lo acogieron con bastante frialdad.<br />
Parece ser que lo que yo entendía entonces (no sé ahora) por una<br />
novela, era algo bastante heterodoxo. Pero los lectores sí le<br />
dispensaron una acogida calurosa, y eso era lo que <strong>de</strong> veras me hacía<br />
feliz a mí. En mi opinión, esta obra supuso mi punto sustancial <strong>de</strong><br />
partida como novelista. Creo que si hubiera seguido escribiendo obras<br />
<strong>de</strong> tipo más intuitivo, como Oíd cantar al viento o Pinball 1973,<br />
seguramente, antes o <strong>de</strong>spués, me habría atascado y no habría<br />
podido continuar.<br />
El primer problema serio al que tuve que enfrentarme nada más<br />
convertirme en novelista fue el <strong>de</strong>l mantenimiento <strong>de</strong> mi condición<br />
física. Soy <strong>de</strong> los que, en cuanto se <strong>de</strong>jan un poco, empiezan a<br />
engordar. Como hasta entonces había estado <strong>de</strong>sempeñando a diario<br />
un trabajo físico bastante duro, había conseguido estabilizar mi peso<br />
y mantenerlo en valores bajos, pero, en cuanto cambié <strong>de</strong> hábitos y