You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
Cuatro<br />
19 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 2005 - Tokio<br />
La mayoría <strong>de</strong> los métodos que conozco para escribir novelas<br />
los he aprendido corriendo cada mañana<br />
El 10 <strong>de</strong> septiembre partí <strong>de</strong> Kauai, regresé a Japón y permanecí allí<br />
unas dos semanas.<br />
En Japón no hago más que ir y venir en coche <strong>de</strong>l apartamento en<br />
Tokio, que hace las veces <strong>de</strong> oficina, a mi casa, en la prefectura <strong>de</strong><br />
Kanagawa. Por supuesto, durante esta temporada sigo corriendo,<br />
pero, como hace mucho que no regreso a Japón, allí me esperan,<br />
agazapadas y al acecho, un montón <strong>de</strong> tareas pendientes. Tengo que<br />
ir <strong>de</strong>spachándolas una por una. También tengo que ver a muchas<br />
personas. Por eso ya no puedo correr a mis anchas, como en agosto.<br />
Por tanto, cuando encuentro un hueco, me entreno corriendo largas<br />
distancias. Durante esa estancia en Japón corro dos veces veinte<br />
kilómetros y una vez treinta. Por los pelos, pero consigo mantener el<br />
promedio <strong>de</strong> diez kilómetros diarios.<br />
También, con toda intención, he practicado mucho las cuestas.<br />
Alre<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> mi casa hay un circuito con tramos <strong>de</strong> bastante <strong>de</strong>snivel<br />
(tal vez como la altura <strong>de</strong> un edificio <strong>de</strong> cinco o seis plantas) al que di<br />
veintiuna vueltas. Tardé una hora y cuarenta y cinco minutos. Ese día<br />
hacía un bochorno sofocante y eso me afectó bastante. El itinerario<br />
<strong>de</strong>l Maratón <strong>de</strong> Nueva York es prácticamente todo llano, pero hay que<br />
cruzar un total <strong>de</strong> siete gran<strong>de</strong>s puentes, la mayoría <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong><br />
estructura colgante, con lo que su parte central <strong>de</strong>scribe una<br />
pendiente pronunciada. Hasta ahora he corrido tres veces en Nueva<br />
York, y lo que más me ha afectado siempre a las piernas, con<br />
diferencia, han sido esas larguísimas subidas y bajadas.<br />
A<strong>de</strong>más, también están esas terribles subidas y bajadas que te<br />
aguardan al final <strong>de</strong>l recorrido, una vez que entras en Central Park, y<br />
en las que siempre me veo obligado a mo<strong>de</strong>rar el ritmo. Estas cuestas<br />
<strong>de</strong> Central Park son sólo suaves pendientes si las subes haciendo<br />
footing por la mañana, pero, situadas en los tramos finales <strong>de</strong> un<br />
maratón, son como un muro que se yergue ante los corredores<br />
impidiéndoles el paso. Te van arrancando sin piedad esas fuerzas que<br />
habías reservado para el final. Aunque intento alentarme a mí mismo<br />
diciéndome que ya falta muy poco para la meta, lo <strong>de</strong> avanzar es ya<br />
sólo una intención, y la meta apenas se aproxima. Tengo sed, pero mi<br />
estómago no admite más agua. En ese momento también mis piernas<br />
empiezan a quejarse.<br />
No se me dan mal las cuestas. <strong>Cuando</strong> en un recorrido hay cuestas,<br />
en ellas suelo a<strong>de</strong>lantar a otros corredores, así que, en condiciones<br />
normales, <strong>de</strong>bería recibirlas más bien <strong>de</strong> buena gana, pero, aun así,<br />
las últimas cuestas <strong>de</strong> Central Park me resultan siempre<br />
<strong>de</strong>vastadoras. A mí me gustaría disfrutar (relativamente) <strong>de</strong> los<br />
últimos kilómetros, esprintar con todas mis energías y entrar en la<br />
meta con una sonrisa. Ése es uno <strong>de</strong> mis objetivos en esta próxima<br />
carrera.