Revista Azotea nº 22

Azotea 15
Maestros que dejaron huella
D. MANUEL ASIÁN RUIZ
UN GRAN MAESTRO OLVIDADO
Es una noble misión rescatar del olvido
a quienes merecen ser recordados.
Plinio el Joven (siglo I).
Francisco Rojas Castellano
El 12 de agosto de 1937, veinte días después
de cumplir la edad de jubilación, moría en
Coria del Río D. Manuel Asián Ruiz, uno
de los maestros más ilustres de la enseñanza
pública del siglo XX. D. Manuel perteneció junto
con D. Francisco García García (1829-1890) y D.
Hipólito Lobato Palacios (1892-1952) a un grupo de
maestros que trascendieron su trabajo estrictamente
docente para implicarse plenamente en la vida local y
dieron lo mejor de sí mismos para mejorar la vida de
sus vecinos a través de la difusión de la cultura entre
los sectores más humildes de la sociedad coriana.
Sin embargo, mientras estos maestros recibieron el
reconocimiento de sus méritos y su valía perpetuando
su nombre en una calle o un colegio, el primero
ha desaparecido de la memoria colectiva local. Tal
vez sirva aquí el dicho de que nadie es profeta en su
tierra porque mientras sus compañeros no nacieron
en Coria 1 , aunque se integraron totalmente en su
vida, D. Manuel nació en esta localidad y desarrolló
toda su vida profesional en ella. Pero, a veces, las
mezquindades, las envidias o la indiferencia impiden
apreciar el mérito y las cualidades de nuestros vecinos.
Quizá fue esto lo que ocurrió con este extraordinario
maestro cuya figura constituye un ejemplo de
dedicación absoluta a la docencia, un modelo a seguir
para todos los que aman la enseñanza.
D. Manuel nació el 19 de julio de 1867, siendo
el segundo hijo del matrimonio formado por D.
Fernando Asián Íñigo y Dª Manuela Ruiz Campos.
Antes habían nacido Fernando y José (que murió
en la adolescencia) y, tras el nacimiento de Manuel,
vino al mundo Estanislao, un nombre que su padre
escogió por sus ideas republicanas y la admiración
1 D. Francisco García era natural de Lora del Río (Sevilla) y D. Hipólito Lobato
de Zahínos (Badajoz).
D. Manuel Asián hacia 1910.
que sintió hacia D. Estanislao Figueras, primer
presidente de la Primera República. Según parece,
la situación económica de la familia era desahogada
pues el padre había conseguido crear un negocio de
ultramarinos, situado en el domicilio familiar en la
calle del Palomar que, con el tiempo, llegaría a ser no
solo el más importante de la localidad sino también
uno de los más surtidos del Aljarafe, suministrando
numerosos artículos a los pueblos más cercanos.
Mientras el primogénito fue destinado por su
padre a dirigir el negocio familiar, Manuel y Estanislao