Revista Azotea nº 22

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Azotea
Juan Galán Infante (a) el Sombrerero (con sombrero andaluz), fiel amigo y compañero inseparable en todas las
vicisitudes políticas de José Sánchez Vidal. Comida campestre durante una jornada de caza. Años treinta.
(1886-1975), barbero y secretario de la formación
desde un principio.
El 12 de abril de 1931, Sánchez Vidal, con 59 años
de edad, fue nombrado por elección popular concejal
del primer ayuntamiento republicano de Coria del
Río. Los comicios se habían celebrado en un ambiente
rural sofocante, de supremacía oligárquica y opresión
obrera, gradualmente politizado durante los últimos
meses. La Agrupación Socialista fue la primera
formación en solicitar su derecho de reunión pública
(mayo de 1930) pero el conglomerado republicano
–donde sobresalía la figura protectora de Sánchez
Vidal- le aventajó con una mayor movilización de
su electorado y la presencia física de los grandes
líderes del partido: Martínez Barrio, González Sicilia
o Puelles de los Santos (5 de octubre). Mientras el
jornalerismo coriano, con todos sus gremios, se
reagrupaba masivamente en torno a la sociedad
obrera anarquista de Oficios Varios “La Unificación”
(4 de febrero de 1931), representada inicialmente por
José Osuna Palma (1897-1969).
El paso de la Dictadura al nuevo régimen se
produjo en catorce meses. El gobierno autoritario
del alcalde Carlos de Mesa (1924-1930), con una
exigua participación de
concejales republicanos, había
dado paso al conservador
Manuel Gutiérrez Palma
(1930-1931) para planificar
unas elecciones municipales
que se convirtieron en un
plebiscito sobre el rey. Los
meses previos a la llegada de
la República no estuvieron
exentos de adversidades. Los
fuertes temporales de mayo
y junio acompañados de
unas cosechas calamitosas
aumentaron la conflictividad
social. Las inundaciones
habían destruido cultivos
e inutilizado praderas. Las
pérdidas fueron cuantiosas en
todo el término municipal. El
alcalde denunció al gobernador
civil que más de un centenar de obreros en paro
forzoso se había concentrado ante el ayuntamiento,
en “actitud algo levantisca”, para pedir trabajo. El
conde de San Luis envió un donativo de quinientas
pesetas para socorrer a un vecindario hambriento,
pero fueron repartidas por el consistorio entre los
propietarios labradores más perjudicados. La crisis
de falta de trabajo se agravó los tres primeros meses
de 1931 y aumentaron las movilizaciones obreras. En
marzo acabó siendo tan intensa que agotó los fondos
benéficos, las obras municipales y el reparto de obreros
entre patronos. El último recurso fue la extracción de
orozuz para la empresa “Tur Sucesores”, en la finca
del ganadero José Anastasio Martín, pero la escasez
del palo de regaliz y los bajos jornales hicieron que
el ayuntamiento elevara “en unos céntimos” el precio
del kilo recolectado. A un mes de las elecciones
municipales el alcalde alertaba a la guardia civil del
“rumor de que se preparaba una alteración del orden”
y solicitó una mayor concentración de fuerzas para
contener y reprimir a una población extenuada. Con
estos antecedentes, la celebración de la República
fue multitudinaria dentro y fuera del municipio.
Numerosos vecinos se trasladaron en una caravana
de camiones a las poblaciones del entorno y Sevilla