Revista Azotea nº 22

Azotea 19
tres inspectores de primera
enseñanza, el director de la
Escuela Normal de Sevilla,
en representación del rector
de la Universidad, el alcalde
de la localidad, el cura
párroco y el secretario del
Ayuntamiento de Sevilla.
La escuela había sido
engalanada al efecto y
era numeroso el público
asistente formado por
compañeros de la provincia
y muchos vecinos que
querían testimoniar el
afecto y cariño que le
profesaban al maestro.
Todos los oradores tuvieron
palabras elogiosas hacia el
homenajeado ensalzando
su figura como maestro y
se leyeron numerosas adhesiones de compañeros
que no pudieron asistir al acto. Finalmente se le
entregó un hermoso pergamino, dibujado por el
joven pintor sevillano Alfonso Grosso, enmarcado
con la siguiente inscripción: Para patentizar el
afecto y gratitud que por su incansable labor profesa
la Asociación del Magisterio de la Provincia de Sevilla
a su dignísimo presidente D. Manuel Asián y Ruiz,
acordó en su sesión de 2 de marzo de 1924 concederle
el homenaje de este pergamino. El acto terminó con
una comida en la sede del casino republicano y una
merienda a la orilla del río. Debió ser uno de los
días más hermosos de su vida pues su trabajo, tanto
docente como asociativo, recibía el reconocimiento
público.
En los años siguientes continuó al frente de
la Asociación, dirigiendo con mano firme a pesar
de la edad y las dificultades que la dictadura de
Primo de Rivera planteaba a las reivindicaciones
del magisterio, los destinos de esta asociación de
maestros sevillanos. Finalmente en 1931, cuando ya
tenía 64 años, abandonaba la presidencia, un cargo
que había ostentado durante veintiséis años. De este
modo terminó la brillante actuación de este maestro
El delegado gubernativo y el alcalde de Coria D. Carlos de Mesa sostienen el diploma que la Asociación del
Magisterio Primario de Sevilla entregó a D. Manuel Asián en el homenaje que se le tributó en Coria el 19 de
julio de 1925.
coriano en defensa de los intereses del magisterio
primario.
La dedicación a las tareas asociativas suponía
un enorme esfuerzo en una época en la que las
condiciones laborales del magisterio público eran
muy precarias. Las escuelas estaban situadas en locales
inadecuados, el material era escaso, el mobiliario viejo
y deteriorado, las aulas estaban atestadas de niños de
diversas edades desde párvulos a adolescentes y el
horario escolar era de seis horas diarias de lunes a
sábado. En Coria del Río el horario era de 9 a 12 de la
mañana y de 2 a 5 de la tarde, pero durante los meses
de noviembre a marzo D. Manuel estaba obligado
a dar dos horas más de clase a los adultos, aunque
en este tiempo se reducía una hora por la tarde la
enseñanza de los niños. De este modo durante cinco
meses daba siete horas de clase y el resto del año seis,
todos los días de la semana excepto el domingo.
Sin embargo esto no era para él una excusa para
que muchos domingos, aprovechando la facilidad
de transporte en barco a Sevilla, acompañado
por un nutrido grupo de alumnos, realizara una
visita cultural a la ciudad. La organizada el 26 de