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<strong>Azotea</strong> 17<br />
trabajo y una práctica que honra al profesor y a sus<br />
auxiliares D. Manuel Rioja y D. Francisco García. El<br />
acto de los exámenes resultó brillantísimo y basta para<br />
demostrarlo los problemas de dificultades relativas que<br />
con pasmoso acierto resolvieron los discípulos. En<br />
geografía, gramática y escritura al dictado estuvieron<br />
a la misma altura los grupos 4 .<br />
Teniendo en cuenta el desprestigio que gozaba<br />
la escuela pública, los miembros de la comisión<br />
reconocían que “los alumnos de la Escuela de Coria<br />
más parecen serlo de profesores particulares que de<br />
escuela pública” 5 .<br />
A finales de este año el inspector D. Antonio<br />
Arocha en su visita a la escuela destacaba que ésta “se<br />
encontraba a muy buena altura de instrucción, que<br />
el material es excelente y abundante, lo cual merece<br />
alabanzas para su ilustrado maestro” 6 . Este inspector<br />
supo ver desde su primera visita a la escuela de Coria<br />
las grandes cualidades personales y profesionales de<br />
D. Manuel lo que les llevó a estrechar relaciones hasta<br />
tal punto que D. Antonio Arocha fue el padrino de<br />
su primer hijo, Eugenia, nacida en 1900. Después<br />
nacieron José Luis, Rogelio, Evelina y Manuela.<br />
No todo eran reconocimientos y alabanzas a<br />
su labor docente. La política municipal le provocó<br />
muchos sinsabores a lo largo de su vida debido a su<br />
militancia dentro de la ideología liberal y republicana,<br />
que venía de tradición familiar. Su padre se había<br />
dedicado a la política desde las filas republicanas<br />
y en la fecha de su fallecimiento, el 30 de julio de<br />
1892, ocupaba el cargo de primer teniente de alcalde<br />
y vocal de la Junta Local de Instrucción Pública. Esta<br />
tradición fue continuada por su hermano Estanislao<br />
que a finales de siglo era uno de los principales<br />
dirigentes del partido republicano, más tarde concejal<br />
y a partir de 1910 alcalde.<br />
A finales de 1901 algunas personas influyentes<br />
del pueblo de talante conservador le denunciaron,<br />
alegando que tenía abandonada la enseñanza por sus<br />
continuas faltas a clase y que la instrucción de sus<br />
alumnos era muy baja. El gobernador civil ordenó<br />
a la Junta Local que visitara la escuela e informara<br />
4 El Liberal, junio de 1898.<br />
5 Ídem.<br />
6 Archivo Municipal de Coria del Río (AMCR), legajo 524.<br />
sobre la veracidad de las acusaciones. Por ello el 9 de<br />
enero de 1902 los miembros de la misma presididos<br />
por el alcalde D. José Alfaro Blanco se presentaron<br />
en el aula y pudieron comprobar que el estado de la<br />
enseñanza era bueno y que “en lo que hace relación<br />
a la conducta y cumplimiento del maestro la Junta<br />
tiene fundamento para informar que no dejan nada<br />
que desear” 7 .<br />
Unos días más tarde recibía la visita del<br />
inspector con el mismo objeto. Acompañado de<br />
algunos miembros de la Junta comprobó, “con<br />
toda la atención y minuciosidad que el Excmo. Sr.<br />
Gobernador había encargado” 8 , que los niños tenían<br />
la instrucción correspondiente a su edad, destacando<br />
“que la conducta profesional y particular de dicho<br />
profesor no ofrece ningún acto [ir]responsable” 9 .<br />
De este modo consiguió eludir las calumnias de sus<br />
enemigos políticos, una situación que se repetiría<br />
al final de su vida con distintos resultados. Con<br />
algunos alcaldes la relación fue tensa pero él siempre<br />
se mantuvo fiel a sus ideas, dedicado plenamente a<br />
la enseñanza, por lo que nunca se le pudo acusar de<br />
abandono de la escuela.<br />
La actividad de D. Manuel Asián no se limitó a<br />
su labor docente. A finales del siglo XIX la situación<br />
económica de los maestros era angustiosa, pues<br />
seguían cobrando el mismo sueldo que la Ley de<br />
Instrucción Pública (conocida como la Ley Moyano)<br />
les había asignado en 1857. Aunque recibían una<br />
cantidad adicional en concepto de retribuciones, que<br />
variaba según los pueblos, su salario era muy bajo. A<br />
este problema se sumaba que los maestros no cobraban<br />
regularmente sino con grandes retrasos, debido a que<br />
la enseñanza primaria dependía de los municipios<br />
y éstos se encontraban de forma permanente con<br />
dificultades económicas para hacer frente a los gastos<br />
escolares. Además no había interés por la enseñanza<br />
primaria y las condiciones materiales en las que los<br />
maestros ejercían su labor eran deplorables. Por estos<br />
motivos, muchos veían evidente la necesidad de que<br />
el magisterio primario se organizase para defender<br />
sus derechos y conseguir mejorar sus condiciones<br />
laborales. Por ello, en los últimos años del siglo, se<br />
7 Ídem.<br />
8 Ídem.<br />
9 Ídem.