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Newsweek Nov 19

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EL OCÉANO,<br />

un inodoro de nuestra civilización<br />

Dos exploradores que rivalizan por el récord de sumergirse<br />

hasta el lugar más profundo de la tierra ponen de<br />

relieve lo que desconocemos de nuestros océanos y los<br />

perturbadores datos de lo que estamos haciendo.<br />

POR HANNAH OSBORNE<br />

@hannah_osborne<br />

EN 2012, JAMES CAMERON, creador<br />

de Avatar y Titanic, se convirtió en la<br />

primera persona que hizo una inmersión en<br />

solitario hasta el punto más bajo del océano.<br />

Al llegar al fondo del abismo Challenger —el<br />

sitio más profundo del planeta, a casi 11,000<br />

metros bajo el nivel del mar—, dedicó algunas<br />

horas a crear un mapa de la región y tomar<br />

fotografías y muestras.<br />

“Los seres humanos nos sentimos atraídos<br />

por los absolutos: lo más profundo, lo<br />

más alto, lo más frío, lo más lejano”, explica<br />

Cameron. “Mi justificación era que, si<br />

construíamos un submarino capaz de alcanzar<br />

el lugar más profundo, sería posible<br />

sumergirnos en cualquier parte y abrir el<br />

océano a la exploración. Pero como narrador<br />

de historias, y curioso sin remedio, lo<br />

que quería era ver qué había allí”.<br />

Desde entonces, las inmersiones realizadas<br />

en la circundante fosa de las Marianas<br />

han revelado que lo que hay allí es plástico.<br />

“El océano se ha convertido en el inodoro<br />

de nuestra supuesta civilización”, acusa<br />

Cameron. “Si no cambiamos esto, y cuanto<br />

antes, los ecosistemas oceánicos seguirán<br />

colapsando aceleradamente”.<br />

En agosto pasado, durante su inmersión<br />

en el abismo Challenger (fosa del Pacífico localizada<br />

a unos 320 kilómetros al sureste de<br />

Guam), el explorador e inversionista texano<br />

Victor Vescovo encontró una bolsa de plástico<br />

y envoltorios de caramelos.<br />

Pero, de haber analizado los animales<br />

que viven en la fosa de las Marianas, habría<br />

hallado mucho más, ya que esos seres consumen<br />

microplásticos: fragmentos de plástico<br />

de menos de 5 milímetros. De hecho,<br />

una investigación publicada en febrero<br />

informa que el examen de diez crustáceos<br />

diminutos reveló fibras de plástico en sus<br />

tubos digestivos.<br />

Pese a ello, lo que ha captado los titulares<br />

es la declaración de Vescovo, quien<br />

afirma haber roto el récord de Cameron al<br />

descender 10,928 metros. El cineasta impugna<br />

la aseveración, alegando que el fondo<br />

del abismo Challenger es plano y que<br />

la diferencia pudo deberse a que usaron<br />

equipos de medición distintos.<br />

No obstante, Cameron señala que lo<br />

más preocupante es que la atención mediática<br />

esté centrada en los récords de<br />

buceo en vez de ocuparse de asuntos más<br />

importantes, como la salud de nuestros<br />

océanos y la falta de investigaciones científicas<br />

en aguas profundas.<br />

A pesar de décadas de estudios ambientales,<br />

no se ha determinado el impacto<br />

real del plástico y otras formas de contaminación<br />

oceánica.<br />

A principios de este año, la Organización<br />

Mundial de la Salud convocó a emprender<br />

investigaciones adicionales sobre<br />

el efecto medioambiental de los microplásticos<br />

y sus repercusiones en la salud<br />

humana, y los estudios iniciales apuntan<br />

a que la ingestión —directa e indirecta— de<br />

este material puede ocasionar reacciones<br />

inflamatorias que precipitan enferme-<br />

dades. Asimismo, se ha demostrado que<br />

el plástico suelta sustancias tóxicas en el<br />

agua, las cuales pueden incidir en la fecundidad<br />

de los animales y reducir sus<br />

poblaciones.<br />

Con todo, el plástico es apenas uno de<br />

los problemas poco esclarecidos que enfrentan<br />

nuestros mares.<br />

“Los plásticos son terribles, pero más lo<br />

son nuestros numerosos desechos mortales,<br />

como el carbono que calienta la atmósfera y<br />

acidifica el agua, o los escurrimientos agrícolas<br />

de todo el mundo, los cuales están creando<br />

zonas marinas muertas tan grandes como<br />

muchos países”, insiste Cameron.<br />

Igual que el resto del planeta, los océanos<br />

pagan el precio de nuestros combustibles<br />

fósiles y nuestras emisiones de gases<br />

de invernadero. Entre ellos, el dióxido de<br />

carbono, del cual hasta 30 por ciento se<br />

absorbe en el mar.<br />

Esa absorción acidifica el agua (el nivel<br />

de pH desciende, volviéndola más ácida),<br />

impidiendo que muchos animales marinos<br />

desarrollen conchas o esqueletos, y causando<br />

que incontables especies de la cadena alimentaria<br />

tengan dificultades para sobrevivir,<br />

lo que, a su vez, se traduce en serios trastornos<br />

para todos los ecosistemas.<br />

Es más, se piensa que la acidificación del<br />

mar desempeñó un papel crítico hace 252<br />

millones de años, cuando ocurrió la peor extinción<br />

masiva jamás registrada en la Tierra.<br />

Las próximas décadas agravarán el<br />

efecto del cambio climático en todos los<br />

NEWSWEEK MÉXICO 26 NOVIEMBRE, 20<strong>19</strong>

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