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Edicion 18 de enero 2020

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MARLON CHICAS,

El tecleño memorioso

La música debe hacer saltar fuego

en el corazón del hombre, y lágrimas

de los ojos de la mujer” Ludwig Van

Beethoven.

La música, el lenguaje universal de las

almas, ha logrado extraer del ser humano

sentimientos y emociones expresadas en

notas musicales, deseo referirme a un

personaje que de joven hizo de la música

Antonio Rodríguez, artista quezalteco de

extracción humilde con deseos de superación

y metas por cumplir, Tony como

es conocido se desempeña como baterista

de un grupo de música del recuerdo.

Entre los años 93 y 94. Antonio Rodríguez

comenzó su carrera ejecutando

la pasión por la música; en el área de la

percusión, no había experimentado la

emoción de estar sentado ante una batería,

la que años más tarde se convertirá

En sus inicios Tony aprecia la pericia de

dicho instrumento de su mejor amigo

Franklin Ruíz sobrino de Toño Tontón,

percusionista de la orquesta San Vicente,

propiedad del maestro Tito Flores.

A principios del año 2000, Tony Rodríguez

decide probar suerte y demostrar

a propios y extraños sus capacidades

en la percusión, conociendo al señor

Antonio Portales, conocido en el medio

casualmente en esas fechas carecía de

| Artículo |

CON LA MÚSICA

EN LAS VENAS

un conguero en la agrupación, Tony

decidió probar suerte en la audición

para ocupar ese puesto.

Tony Rodríguez había manifestado

cual en realidad no era cierto; pero

sus deseos de superación lo llevaron

arriesgarse, Tony Portales le ofreció

llamarlo para audicionar como

conguero, al cabo de una semana se

produjo la tan ansiada llamada telefónica.

Tony fue invitado audicionar en

su sorpresa al enterarse que no sería la

conga que le esperaba sino la batería.

Por lo que nuestro amigo se preparó

con tres canciones: 2 del grupo Los

Iracundos y 1 de los Ángeles Negros

convenciendo al dueño del grupo, desde

esa fecha ha grabado 5 discos compactos

y realizado presentaciones a nivel nacional,

en centro américa y en México,

llevando la música del recuerdo a los

corazones ávidos de buena música.

Alternado con grandes agrupaciones

como: Los Terrícolas, Iracundos, Ángeles

Negros, el recordado Aniceto Molina

y Grupo Miramar, de igual forma como

baterista ha tocado en suerte acompañar

a Guillermo Linch y sus Ángeles Negros

y al Internacional Grupo Miramar de

México.

Lo importante a resaltar en estas líneas es

demostrar que cuando se tiene un sueño

hay que luchar por ello, solventando las

adversidades de la vida, como nuestro

amigo Tony quien no puso barreras a sus

metas, sirva esta historia de motivación

que anhelan alcanzar las marquesinas de

los teatros y escenarios con sus luces,

llevando la música en las venas

Un feliz año 2020, de triunfos y metas

por cumplir, porque el único obstáculo

está en la mente del que no se atreve

a soñar, en hora buena mi amigo Tony

Rodríguez.

MUNDO

SIN PAR

MYRNA DE ESCOBAR,

Escritora y docente

Don Anselmo, un hombre de

contrastes, hipotecó en el vicio el nombre

y el apellido hasta terminar sus días en una

multifamiliar, en un céntrico vecindario de

san Salvador.

La choza, un cúmulo de escombros

y ripios, carecía de vigas. El techo

cubierto de bolsas plásticas y pedazos de

cartón estaba sujeto con llantas viejas,

leños o piedras. De la puerta, una bolsa

de plástico jardinera, destacaban los ojos,

la nariz y la boca de un temible gigante

dormido, algo que espantaba a más de

algún curioso en las noches de luna llena

o cuando las lámparas de energía eléctrica

se arruinaban, cosa frecuente en la zona.

Su ocupante, encorvado, debido

a la posición inclinada de sus paredes

apiladas de escombros solía sentarse

sobre un pequeño tetunte en una esquina

del lugar para contemplar a los niños que

merodeaban el lugar camino al parque de

la localidad, sin decir una palabra. Inmóvil.

Su apellido era el silencio.

Sus únicos acompañantes en la

habitación eran un grupo de hormigas

gordas y bravas y muchos escarabajos que

avanzaban en sigilo hacia un senderillo

lleno de tierra a un costado de la lúgubre

tomaba las hormigas con las que tenía un

acuerdo: Él las alimentaba con mendrugos

de pan que a diario compraba o recibía de

y luego las ponía a tostar en una vetusta

vasija de porcelana que había encontrado

en alguna parte; luego las degustaba con

una humeante taza de café. Estás hormigas

eran su única fuente de proteína diaria. Por

las tardes el anciano se dirigía a los alrededores

a cortar hojas de chiles silvestres

para prepararse una suculenta sopa de la

cual algunas veces sobresalía un hermoso

y blanquecino huevo de pata. Después

del almuerzo, los gritos despavoridos de

salía encorvado para ayudar a las nanas

de los apartamentos, y si había juguetes

o puertas rotas él arreglaba todo a cambio

de monedas.

En su soledad, Anselmo, antiguo

abogado y hombre de familia, había

aprendido a reparar cosas y con el dinero

que recibía compraba el marquesote o la

marialuisa y el sobrecito de café Listo que

acompañaban su dieta.

Sus días de profesional exitoso

habían quedado en el olvido, y sólo de vez

en cuando, Don Foncho le recordaba la

Resignado, sorbiendo el café de la tarde y

contemplando el tumulto de escarabajos

Una tarde de invierno, Don Anselmo se

despidió diciendo: Todo ha cambiado. Hoy

son otros tiempos. ¿De qué vale recordar?

El gigante dormido cierra sus ojos. Es hora

de dormir. Son las seis de la tarde.

6 TRESMIL Sábado 18 / enero / 2020

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