Seguridad Minera Edición 157
La revista Seguridad Minera edición 157 destaca la seguridad vial y el entrenamiento Sitio web: http://www.revistaseguridadminera.com/
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tes a las salpicaduras de metal fundido.
Debería ser posible desprenderse
fácilmente de ellos en el caso de que
materias fundidas se deslicen entre el
cuerpo y la ropa protectora.
El EPP no debería utilizarse después de
la fecha de caducidad indicada por el
fabricante.
En la medida en que de ellos dependa,
los trabajadores deberían utilizar
correctamente el EPP suministrado y
mantenerlo en buenas condiciones, según
lo aprendido durante su formación.
A tales efectos se les deberían proporcionar
los medios necesarios
Antes de toda reutilización de la ropa o
del EPP, los empleadores deberían velar
por que se laven, limpien, desinfecten,
y revisen la ropa y el EPP utilizados que
puedan haberse contaminado por materiales
peligrosos para la salud.
Se debería prohibir que los trabajadores
laven, limpien o guarden en sus domicilios
el EPP que pueda estar contaminado
por materiales peligrosos para la salud.
Los empleadores deberían velar por
que los trabajadores no lleven a sus
hogares ropa contaminada, y tomar las
medidas oportunas para que esta ropa
se limpie sin costo alguno para el trabajador.
El EPP no debería contener sustancias
peligrosas, como el amianto.
PROTECCIÓN DE LA CABEZA
Los cascos utilizados en la siderurgia
deberían ser objeto de pruebas de resistencia
a las salpicaduras de metal
fundido.
Todo casco que haya recibido un golpe
fuerte debería ser desechado, aunque
no presente signos visibles de haber
sufrido daños.
Si el casco presenta hendiduras o grietas
o indicios de envejecimiento o deterioro
del arnés, debería desecharse.
Cuando haya peligro de contacto con
conductores eléctricos desnudos, deberán
utilizarse exclusivamente cascos
de materiales no conductores.
Los cascos destinados a personas que
trabajen en lugares elevados deberían
estar provistos de barbiquejo.
Además de la seguridad, deberían tomarse
en consideración los aspectos
fisiológicos de comodidad del usuario.
El casco debería ser lo más ligero
posible y, en cualquier caso, no pesar
más de 400 gramos; el arnés debería
ser flexible y permeable a los líquidos y
no debería irritar ni lesionar al usuario;
el casco debería estar provisto de una
badana de cuero, completa o media, no
sólo para absorber el sudor sino también
para reducir la irritación de la piel.
Todo el equipo protector de la cabeza
debería limpiarse y comprobarse periódicamente
su buen estado.
PROTECCIÓN DE LA CARA
Y LOS OJOS
Deberían utilizarse pantallas faciales o
protectores oculares para proteger los
ojos de partículas volantes, humos, polvo
y peligros de carácter químico.
Las máscaras de protección facial deberían
utilizarse en el manejo de hornos
y en otros trabajos en condiciones de
alto calor que suponen la exposición
a fuentes de radiación de temperatura
elevada. Es necesario también protegerse
de las chispas y los objetos calientes
proyectados. Los protectores
faciales tipo casco y tipo pantalla son
los preferidos.
Los operarios, soldadores y ayudantes
deberían llevar gafas protectoras
integrales, cascos o pantallas que proporcionen
la máxima protección ocular
para cada tipo de trabajo de soldadura
y corte.
Durante las operaciones de soldadura
y corte y durante el funcionamiento de
los hornos se emiten radiaciones en las
bandas ultravioleta, visible e infrarroja
del espectro, todas las cuales son potencialmente
nocivas para los ojos. En
los trabajos de soldadura –deberían
emplearse protectores del tipo casco y
de sujeción manual. Cabe señalar que
el ayudante del soldador y cuantos puedan
estar expuestos a estos peligros
deberían contar con estos medios de
protección.
Cuando se utilicen protectores oculares
y faciales, debería prestarse la atención
debida a la comodidad y la eficacia.
El ajuste y la adaptación de estos dispositivos
de protección debería encomendarse
a una persona que haya recibido
formación al respecto.
La comodidad es particularmente importante
cuando se trabaja con protectores
tipo capucha y casco, pues el
calor que producen puede llegar a ser
casi insoportable (este efecto puede
evitarse con tubos de ventilación).
Los protectores de los ojos y de la cara
deberían proporcionar una protección
adecuada en todo momento, incluso
cuando se utilicen dispositivos correctores
de la visión.
Ropa a medida
Donde se requiera, sobre la base
de una evaluación de los riesgos,
el empleador debería proporcionar
ropa de protección adecuada a los
trabajadores.
Cuando se seleccione la ropa de protección,
debería tener en cuenta:
a) La adecuación del diseño y de la
talla de la ropa, que debería asegurar
la libertad de movimientos
necesaria para llevar a cabo las
tareas, y la compatibilidad de la
ropa con la utilización prevista.
b) El entorno en que se utilizará la
ropa, comprendida la capacidad
de los materiales utilizados en su
confección para resistir la penetración
de productos químicos,
minimizar el estrés térmico, desprenderse
del polvo, resistir a la
combustión y no descargar electricidad
estática.
c) Las necesidades específicas de
los trabajadores expuestos a metales
en fusión y a los peligros que
ello entraña, como la necesidad
de utilizar ropa reflectante o ropa
aislante con superficies reflectantes
durante su exposición a radiaciones
térmicas elevadas y al aire
caliente.
La ropa de trabajo contaminada con
una o más sustancias químicas debería
lavarse (si se trata de ropa reutilizable)
o desecharse en una instalación
prevista a tal efecto en el lugar
de trabajo.
El empleador debería velar por que,
antes de que vuelva a utilizarse, se
lave, limpie, desinfecte y revise la
ropa de protección utilizada que pueda
haberse contaminado por materias
peligrosas para la salud.
El empleador debería asegurarse de
que los trabajadores se despojen de
la ropa de protección antes de abandonar
una zona de acceso restringido
o cualquier lugar de trabajo expuesto
a polvo de amianto o a toda otra sustancia
que pueda presentar un riesgo
fuera de dicha zona. La ropa contaminada
se debería eliminar en condiciones
de seguridad.
El usuario debería inspeccionar con
frecuencia la ropa de protección.
Nº 157 - Febrero 2020
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