infoPLC++_#17_Enero-Febrero

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Nueva instalación de un establecimiento de McDonald’s en EEUU
consecuencia la disminución de trabajo para la
población de un determinado país. Sin ir más
lejos, en EE.UU. ya Obama prometió que haría
regresar la fabricación externalizada, y ahora
Trump va y viene en una supuesta guerra
comercial con China con el mismo objetivo.
A todo ello hay que sumar la automatización
en la industria local con la consiguiente pérdida
de puestos de trabajo. En realidad no sólo la
industria sino también en el mundo de los servicios.
Basta contemplar la espectacular pérdida
de puestos de trabajo en el sector de la banca,
pero también, por ejemplo, el cajero o la cajera
de los supermercados que van siendo sustituidos
por sistemas de escaneado de los productos
del carro y el consiguiente pago con tarjeta, o
las cafeterías McDonald’s que han anunciado la
progresiva digitalización que permitirá prescindir
de la mayoría de sus trabajadores. Hace poco
la prensa publicó la noticia de que determinadas
soluciones de inteligencia artificial permiten sustituir
a un buen número de abogados o, incluso,
de médicos. Son pocos los sectores donde no
haya hecho su aparición la automatización o la
deslocalización y, como consecuencia, se produce
un progresivo desempleo con muy pocas
perspectivas de que vaya a remitir.
Es así como podría llegarse en los países desarrollados
a una situación nueva: la disociación
de la producción y el trabajo. Es decir que
obreros de países con muy bajos salarios y robots
hacen todo el trabajo de producción y son
muy pocas las personas locales implicadas en la
misma. Pero si, como se ha dicho, se produce
un desempleo cada vez mayor, ¿quien podrá
comprar los productos fabricados?
“POESÍA EN LUGAR DE MATEMÁTICAS”
Hasta ahora, bien o mal, la distribución de la
riqueza ha tenido lugar a través de los salarios.
En un contexto en el que no sólo no disminuye
sino que incluso aumenta la productividad y la
rentabilidad de la producción y los servicios y, a
la vez, crece cada vez más el desempleo, parece
clara la necesidad de encontrar nuevas formas
para la distribución de la riqueza.
Las propuestas son varias.
En los países desarrollados se produce
la disociación del trabajo: obreros
de países con muy bajos salarios y robots
hacen todo el trabajo de producción
En primer lugar están quienes apuntan la posibilidad
de que los avances tecnológicos pueden
hacer cambiar el tipo de tareas y capacitación de
los trabajadores que se precisan, proponiendo
entonces que los gobiernos deberían esforzarse
en políticas que se centren en la formación
de los trabajadores. Quienes defienden esta
posibilidad señalan que preparar las fuerzas
de trabajo para la automatización y la inteligencia
artificial no supone necesariamente
ofrecer educación científica y técnica para
todos, señalando que existen miles de trabajos
más cercanos a las necesidades humanas, es
decir con habilidades en la gestión e interacción
personal. Poesía en lugar de matemáticas titulaba
un artículo en este sentido un profesor de
ética del MIT del que no recuerdo el nombre. Es
decir, como las máquinas lo que entienden son
los algoritmos, hay que prepararse para todo lo
que las máquinas no entienden.
De todos modos, incluso los más entusiastas
defensores de estas posibilidades, en general
acaban sus reflexiones señalando que aunque
la educación y el reciclaje laboral pueden ayudar
y mucho, no podemos asegurar que sean
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