Edicion 15 de mayo 2020
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12 Viernes 15 de mayo de 2020
Algo más que palabras
Opinión
Diario Co Latino
Bravo por esas gentes que armonizan:
“Lo armónico no surge porque sí, hace falta trabajar el
espíritu de la concordia”
Víctor Corcoba Herrero/Escritor
corcoba@telefonica.net
Me gustan esas gentes de
bien y de bondad, que se
esfuerzan cada día por considerar
a sus semejantes, aceptando sus
diferencias y reconociendo que todos somos
necesarios e imprescindibles, cuando menos
para sentirnos en equilibrio con nuestro propio
espacio habitable. La sociabilidad es algo
innato, algo de lo que además no podemos
prescindir. El gran instrumento que nos une
es el lenguaje para poder convivir. En efecto,
la convivencia es un proceso necesario por
propia subsistencia de la especie. Sin duda, el
ser humano necesita quererse, valorarse por
la capacidad de escucha que tiene, y sentirse
espiritualmente unido con su análogo en el
camino, dada la fragilidad que todos sentimos
en mayor o en menor medida, pero que nos
hace ser dependientes unos de otros.
Hoy más que nunca se requiere de seres hu-
sus guerras internas, y se pongan a propiciar
acentos conciliadores con acciones concretas.
No podemos trabajar juntos, si antes no estimulamos
la cooperación y el entendimiento.
Quizás nuestro primer deber sea reconciliarnos
con nuestros propios andares. Nadie puede
ofrecer lo que no tiene, y si la persona no es
capaz de coexistir ella misma armónicamente,
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Coordinadora de Prensa: Patricia Meza
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128 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD
le va a resultar complicado poder cohabitar
con nadie. En consecuencia,
bravo por esa ciudadanía que
injerta esperanza a los desolados,
siendo fuente de consuelo y motor
de resistencia comunitaria.
Humana cosa es poseer compasión
de los abatidos, consolarles es un
la carga de la desolación. Por cierto, la furia
con la que se mueve el COVID-19 en todo el
planetario, requiere de cada uno de nosotros,
-
autoridad moral de esos luchadores en guardia
siempre, para poder salir cuanto antes de
este contexto de creciente pobreza y de fuerte
dolor, ocasionado por las muertes de esta
Ante esta situación, todos estamos llamados
a sumar esfuerzos, al menos para detener
la propagación del contagio, ayudar a los enfermos
y proteger a los trabajadores de primera
línea que arriesgan sus vidas a diario
epidemia se encoja, cada país debe continuar
trabajando para mitigar sus consecuencias en
los más vulnerables, reparando el daño sufrido.
Es vital que los pueblos trabajen unidos
para reconstruir el sueño de vivir y evitar el
regreso de la enfermedad.
Ojalá la lección del coronavirus nos active
el entusiasmo a toda la humanidad, especialmente
a los líderes políticos en su misión de
servicio, pues es imprescindible que activen
políticas de cobertura sanitaria universal, que
protejan a los seres humanos, independientemente
de donde se hallen y en cualquier momento.
El mundo es algo más que un problema
a resolver, es un espacio dispuesto a
asombrarnos, por el que hemos de caminar
ilusionados; gozo que hemos de contemplar
en comunidad. Personalmente, me quedo con
esas masas de soñadores, dispuestos siempre
a borrar de nuestro camino cualquier discriminación
e intolerancia, ya sean por raza, color,
sexo, idioma, religión, opinión política o
de otra índole, por su origen, posición económica,
impedimentos o cualquier otra con-
dición. Lo substancial es propiciar sociedades
bres
del temor y la violencia.
Todo esto, que hoy parece una alucinación,
tiene que hacernos repensar, sobre el modo y
manera de salir de esta absurda atmósfera de
enfrentamientos. Ojalá aprendamos a movilizarnos
y a expresar la simpatía por el anhelo
tinto
al individualista de hoy en día. Nos merecemos
un cambio. Cada día son más las personas
que se interrogan y no entienden que se
pretenda construir estados del bienestar para
unos privilegiados tan solo, sin pensar en la
crisis del ambiente y en los sufrimientos de
los descartados. Lo armónico no surge porque
sí, hace falta trabajar el espíritu de la concordia.
Reconozco que en el espíritu de conci-
Por eso, me magnetizan esas muchedumbres
que se enraízan en la naturaleza y en
lo humano, que no se resignan ante la permanente
lucha de un nuevo diálogo más aglutinador.
Ya está bien de tanto derroche y abuso.
Hace falta otro estilo de vida, otra humanidad
que sepa entender la economía y el progreso,
quizás más orientada al bien colectivo y a un
avance más sensible con la naturaleza. Ahora,
cuando tanto se habla de apoyo al emprendimiento
inteligente y sostenible, tal vez nos falte
coraje para un mayor compromiso con una
real transición verde.
De ahí, la importancia de esas vidas preparadas
siempre para la actividad, con la mirada
ta
de las culturas de nuestro mundo, de nuestras
formas de expresión y medios para llegar
a dar aliento y ser corazón.
ca
es el desplazamiento de la población, lo que
requiere un activo de tolerancia y apertura, poniendo
de relieve los peligros que representa la
indiferencia al auge de grupos e ideologías fanáticas
e intransigentes, generadoras de discordias
que echan abajo los más poderosos gobiernos.
Pensemos que lo armónico es lo que
nos acerca a ese estado natural que nos entu-
jugar
cuerpo y espíritu como un todo, y descu-