16.05.2020 Views

Edicion 16 de mayo 2020

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

10 Sábado 16 de mayo de 2020

Internacionales

Diario Co Latino

“Ni jabón nos llevaron”: Guatemalteco relata trato

de EEUU a deportados en medio de COVID-19

Por Luis Brito y Haroldo Martínez

Mónica, madre de Marvin.

GUATEMALA/

Xinhua. El ciudadano

guatemalteco

Marvin Canahuí ha vivido

la pandemia de COVID-19

cautivo, primero en un colmado

centro de detención

para migrantes en Estados

Unidos y después en su propio

hogar en Guatemala tras

su deportación.

El guatemalteco, de 38 años,

es uno de los miles de migrantes

que el gobierno del presidente

estadounidense, Donald

Trump, ha deportado a América

Latina en medio de la pandemia,

a pesar de que numerosos

centros de custodia del servicio

de Inmigración y Control

de Aduanas (ICE, siglas en inglés)

de Estados Unidos han tenido

brotes o cuando menos algún

contagio.

“Ni jabón de manos para

desinfectarse ni desinfectante

nos llevaron nunca”, dijo a

Xinhua Marvin, en su casa en

la aldea Santa Isabel, ubicada

en una tropical zona del noreste

guatemalteco, donde no había

regresado desde hace 17

años que migró a Estados Unidos

para trabajar.

Contó que en un centro del

ICE se enteró por la televisión

que la pandemia golpeaba

al mundo, porque desde el 3

de enero de este año estuvo encerrado

en distintas instalaciones,

tras su arresto en un autobús

por ser indocumentado en el estado

de Texas, en el sur de Estados

Unidos.

Cuando el brote del virus aceleraba

en Estados Unidos, el país

más afectado por la pandemia a

nivel global, Marvin estaba en un

centro de detención en el estado

estadounidense de Louisiana (sureste).

Dijo que él nunca observó que

ahí se aplicaran medidas sanitarias

básicas como distanciamiento o

limpieza, salvo en las áreas de teléfonos

o en el comedor.

Dormitorio, regaderas y baños

los compartía con alrededor

de 200 guatemaltecos, salvadoreños,

hondureños y nicaragüenses,

algunos durmiendo en el piso sobre

colchonetas, porque las literas

estaban ocupadas por el constante

ingreso de nuevos detenidos, según

relató.

“Estaba repleto de gente, lleno

totalmente, no cabía mas gente (...)

llevaban y llevaban prisioneros, ahí

estábamos totalmente apretados”,

describió.

Según el ICE, el centro correccional

de Catahoula, Louisiana,

donde Marvin dijo que pasó

en abril las últimas semanas de su

custodia, sumaba a la fecha 39 detenidos

contagiados del virus, aun-

ciales

le respondieron que no había

ningún caso.

Antes de su deportación al país

centroamericano, personal del

centro le metió una paleta plástica

a la boca que después guardó,

sin explicarle si se trataba de una

carle

algún resultado.

Marvin describió su arresto,

ocurrido cuando regresaba al estado

de Carolina del Sur, tras pasar

Navidad con un hermano en California,

así como su detención por

más de tres meses en centros de

Texas, Nuevo México y Louisiana,

como una experiencia humillante

que lo hizo sentirse como basura.

Desde 2003, cuando cruzó la

frontera de México con Estados

Unidos por el estado de Arizona,

el guatemalteco trabajó en la remodelación

de casas en California,

Nueva York, Massachussets

y Carolina del Sur sin involucrarse

en problemas, pero luego de su

detención lo trasladaban esposado

de pies y manos como un criminal.

A mediados de abril, le entregaron

la ropa que vestía cuando

fue arrestado, por lo que Marvin

se alegró de que sería deportado

a su país de origen, ya que anhelaba

libertad debido a su encierro

y al trato en algunos casos no-

gún

dijo.

Cuando el vuelo del ICE aterrizó

en el aeropuerto de la ciudad de

Guatemala procedente de Estados

Unidos, el 14 de abril pasado, Marvin

y los otros deportados fueron

no

a la terminal, donde permaneció

dos semanas.

Para esas fechas, varias decenas

de deportados habían dado positivo

al nuevo coronavirus, por lo

que el gobierno de Guatemala lidiaba

con Washington para que

examinara a los repatriados antes

de subirlos a los aviones y después

suspendió temporalmente los vuelos.

Guatemala, cuyo gobierno ha

señalado que posee un débil sistema

de salud frente al COVID-19,

registraba hasta el momento más

de 1.300 casos con 29 decesos, en

que según datos recogidos por la

prensa local, 102 contagios correspondían

a deportados por Estados

Unidos.

En Colombia, Haití, Jamaica y

México también se han reportado

deportados contagiados, por lo

que Médicos Sin Fronteras pidió a

Estados Unidos el pasado 4 mayo

suspender las devoluciones, al ad-

Marvin Canahuí.

vertir que podrían exacerbar la crisis

en países de la región con sistemas

de salud frágiles.

Previamente, el director de la

organización médico humanitaria

para México y Centroamérica,

criminal” que en medio de la pandemia

se realizaran deportaciones

sin revisión previa.

El Centro de Investigación en

Economía y Política (CEPR, siglas

en inglés), con sede en Washington,

concluyó igualmente en un

análisis, que el gobierno de Trump

exportaba el coronavirus a la región

con los vuelos del ICE y las

deportaciones terrestres a México

desde centros con brotes.

De acuerdo con cifras del ICE,

sumaban 943 detenidos contagiados

en 45 centros y se habían realizado

un total de 1.788 pruebas,

pese a que la población en todas

las instalaciones era de 29.675 per-

Marvin pudo dejar el albergue,

tras dos semanas en que dio negativo

a igual número de pruebas a

COVID-19 aplicadas por autoridades

guatemaltecas, aunque le ordenaron

seguir 14 días en cuarentena

en su casa en Santa Isabel, en

el departamento de Petén, cerca de

la frontera con Belice.

Cuando llegó al hogar donde se

crió, a siete horas en automóvil de

la capital guatemalteca, su madre,

Mónica, una mujer de 78 años casi

ciega por diabetes, lo abrazó y lloraron

juntos, ya que habían pasado

17 años de no verse.

Pero vecinos de la pequeña comunidad,

que vive del ganado y del

cultivo de frutas tropicales, temían

verlo en la calle, incluso, hasta

un amigo de su infancia le negó

un abrazo, pese a que Marvin le

aseguró que estaba sano.

El municipio de San Luis,

donde está Santa Isabel, registraba

solamente el contagio de

un policía que contrajo el virus

en otra localidad, pero la población

está temerosa y le asusta

la llegada de personas, según

explicó a Xinhua la directora

del centro de salud local, Elvia

Watters.

“Espero que no tengamos

que llegar a la situación de otros

países, porque no sé como nos

iría si eso sucede”, expresó la

médica.

Después de 130 días encerrado

desde su arresto, Marvin

pudo caminar por el poblado

que prácticamente redescubrió

tras dejarlo de joven, lejos

de las bulliciosas ciudades estadounidenses

donde remodelaba

y pintaba casas.

Dijo que aunque está libre

de COVID-19, entiende el riesgo

de que otros deportados

puedan causar contagios en pequeñas

comunidades como la

suya, porque vivió las condiciones

de los centros del ICE, pese

a que esa agencia asegure tomar

medidas.

Para Marvin, el comportamiento

del gobierno de Trump

con las riesgosas deportaciones

durante la pandemia es una

“maldad”, por lo que dirigió un

mensaje al presidente estadounidense:

“Arrepiéntase, Trump,

arrepiéntase”.

Fin

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!