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12 Sábado 17 de octubre de 2020
Opinión
Diario Co Latino
El gobierno disfuncional de la UES
Por Fredis Pereira
La Universidad de El Salvador (UES) por mandato
constitucional goza de autonomía en los
aspectos docente, administrativo y económico.
La Ley de Educación Superior establece un estatus
especial para las universidades estatales en relación
con su autonomía. Esta autonomía de la UES se desarrolla
en la Ley Orgánica que establece su organización
y funcionamiento.
El gobierno y gestión universitaria es uno de los
dominios que incluye la evaluación institucional de la
UES, realizada por la acreditadora internacional Hcéres.
En este dominio se consideran tres factores: 1)
La misión y visión institucional y su posicionamiento
estratégico; 2) La organización interna y la puesta en
marcha del plan estratégico; y 3) Identidad y comunicación
de la institución.
Ahora bien, considerando que desde la perspecti-
ñeta
de la acreditación, en lo personal me intereso por
la institución cumpla mejor su rol dentro del Estado,
que en última instancia tiene que ver con el derecho a
una educación que asegure una vida digna para el pueblo
salvadoreño.
Un problema destacado en los resultados de la eva-
racciones
entre las vicerrectorías, las secretarías y las
doce facultades como órganos de poder. Este problema
ha sido parte de las quejas de quienes han ocupado
el cargo de rectoría, hasta llegar a sugerir que en la
universidad lo que existe es una especie de gobierno
feudal, donde cada uno hace lo que se le antoja en su
espacio de poder. Esto podría ser visto positivamente
como una manifestación de la desconcentración funcional
y la descentralización de la toma de decisiones;
claro está, siempre que exista un mecanismo de coordinación
que permita encausar la dirección del gobierno
institucional en un sentido que redunde en progreso
para El Salvador.
Un mecanismo de coordinación funcional se basa
Presidente:
Nelson López
Director General:
Francisco Elías Valencia
Jefa de Información:
Gabriela Castellón Fajardo
Coordinadora de Prensa: Patricia Meza
Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671, 2271,0971 Fax: 2271-0822
128 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD
en planes de desarrollo o planes estratégicos, gestionados
atendiendo el ciclo de las políticas públicas. Sin
embargo, un plan sin la voluntad política para implementarlo
y controlar su ejecución es improductivo. Lamentablemente,
en la UES, la realidad observada por
Hcéres es que se falla en el control y por tanto no se
puede determinar con objetividad los avances, así se
expresa cuando señala que un aspecto a mejorar es la
necesaria toma en cuenta (con datos estadísticos) de
los impactos y resultados de los proyectos y acciones
emprendidas para permitir el control de los objetivos
estratégicos.
Esta desarticulación institucional se profundiza por
la inestabilidad política. Es notorio que la universidad
permanece en constantes procesos electorales, tanto
para elegir autoridades ejecutivas como para conformar
los órganos colegiados del gobierno universitario.
Parece que la democracia representativa universitaria
le falta conectar con las necesidades del pueblo salvadoreño,
pues al revisar el desempeño institucional, se
nota mayor interés en los procesos electorales que en
resolver los problemas que afectan el funcionamiento
institucional. Escuchar las sesiones de los órganos colegiados,
que se empantanan en discusiones estériles,
que poco abonan al avance estratégico institucional, o
leer sus agendas cargadas de tramites que pudieran ser
nal
operativo; todo esto muestra que la visión política
institucional esta de espaldas al pueblo.
El desorden administrativo que caracteriza el go-
taria.
Estamos acostumbrados escuchar lamentos por
la falta de recursos, mientras el presupuesto se usa para
usos reales que se darán a los recursos; así, por ejemplo,
en el año 2019 el Consejo Superior Universitario
(CSU) emitió 86 acuerdo autorizando transferencias
presupuestarias, algunas debido a que existen líneas de
de
que los recursos previstos para adquisición de bienes
y servicios se reorientan para el pago de salarios
no contemplados en el presupuesto inicial. Esta fal-
culta
el control de la gestión, lo hace más engorroso y
poco transparente. Es claro que siempre existirán imprevistos,
pero si los imprevistos son repetitivos podría
ser por fallas en la gestión del ciclo presupuestario.
Pedir más presupuesto es algo que hacen todas las
El sueño anhelado de algunos gestores públicos antidemocráticos
es contar con presupuestos abundantes
y no rendir cuentas. La información de las economías
de salarios en la UES es información que se esconde
como astucia. Pocos saben cuantas plazas por ley
de salario están pendientes de ser publicadas. A pesar
de que existe una obligación legal de someter a concurso
las plazas que se declaran vacantes, en el gobierno
de la universidad se ha preferido usar esos recursos
para contrataciones poco transparentes. Un funcionario
ejecutivo de la UES pretendía convencer al IAIP,
que en su facultad no cuenta con una línea presupuestaria
para economía de salarios, buscando evadir la entrega
de información sobre los usos que ha dado a esos recursos
del presupuesto público. Pero gracias a la ley de
acceso a la información pública, sí se sabe que la UES
tiene economías de salarios, que se usan en parte para
realizar contrataciones de personal en tiempo adicional,
y para recontratar personas pensionadas por vejez, generando
así incentivos para las redes de clientelismo político
y el bloqueo a nuevas contrataciones.
La disfuncionalidad del gobierno de la UES repercute
en la gestión académica. Las autoridades ejecutivas
ticen
la actualización de los planes de estudio. Es vergonzoso
que todavía existan planes de estudios de más
de 25 aniversarios, sin una verdadera actualización sistemática.
Las disfuncionalidades del gobierno de la UES son
desconocidas para muchos; porque estos funcionarios
están acostumbrados a rodearse de aduladores y redes
clientelares, que les ensalzan. En esta circunstancia en
natural que albergan esperanza e ilusión, que por ley se
establezca que la Universidad de El Salvador es la rectora
de la educación superior. ¡No despiertan! Les cuesta
observar que ni un gobierno de izquierda se atrevió
a impulsar una propuesta de ese tipo; pues en el fondo,
más que una ley, lo que la UES necesita es ejercer liderazgo
institucional con propuestas de solución a los
problemas del país, y como podrá hacer eso, si ni el problema
del relevo generacional de su personal ha podido
enfrentar con determinación. Se quejan de que los go-
pero cuando se abren invitaciones a participar de procesos
de cogestión para enfrentar problemas están ausentes,
tal como sucedió cuando se lanzaron los CDMY-
PES, las universidades privadas y las ONG fueron quienes
participaron.
Un gobierno disfuncional se caracteriza por el atraso.
Pese a que los profesionales expertos en gestión documental
se forman en la UES, los conocimientos en
gestión documental todavía están ausentes en algunas
unidades administrativas y académicas. Solo para mencionar
un ejemplo, en septiembre de 2019, en una resolución
de IAIP se registra, que UES argumentaba incapacidad
para entregar información en formato digital al
ciudadano Ramón Roberto Flores Ramírez. Esto es inaceptable
del gobierno de la UES, que bien hace en exigir
al Ministerio de Defensa acceso a la información pública,
pero todavía está atrasada en cumplir sus obligaciones
con la transparencia.
El gobierno de la UES debe cambiar y acompañar de
verdad al pueblo. Este cambio necesario no se impulsará
de parte de los actores que viven de la corrupción, ni
vendrá de aquellos que desean la decadencia de la educación
pública para impulsar la tesis de que la educación
privada es la solución. Un gobierno comprometido con
el pueblo hace más que gritar en las calles, ofrece soluciones
a los problemas. La UES como gestora del conocimiento
debe ser líder con propuestas que garanticen
los derechos humanos, un gobierno disfuncional es estorbo
para cumplir este reto.