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Edicion 27 de octubre 2020

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Diario Co Latino

Opinión

Martes

27 de octubre de 2020 13

Ética y Política

El Estado social y democrático de derecho

José M. Tojeira

Nuestro Estado es débil desde

hace muchos años. Y en

ese contexto escuchamos

muchas veces decir que se está

violando el Estado de Derecho.

Incluso en ocasiones distintos

grupos del país han tenido que

acudir a instancias internacionales

de Derechos Humanos,

precisamente porque el Estado de

Derecho en El Salvador no cumplía

con sus propias obligaciones. El tema es

antiguo. En el pasado solía ser la sociedad

civil solidaria con los derechos de

los pobres la que acusaba al Estado de

violar derechos básicos de la ciudadanía.

Hoy, la situación ha cambiado con

la pugna que se ha establecido en el país

entre el poder Ejecutivo y el poder Legislativo

y por la desobediencia del Ejecutivo

al poder judicial. Aunque resulta

muy claro que una buena parte de las

confrontaciones y enfrentamientos tiene

un fondo netamente político, lo cierto es

que en muchos aspectos la Constitución

de la República es solamente papel mojado.

En la situación actual predomina la

queja por las violaciones de la normati-

Presidente:

Nelson López

Director General:

Francisco Elías Valencia

Jefa de Información:

Gabriela Castellón Fajardo

Coordinadora de Prensa: Patricia Meza

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equilibrio de poderes y al sistema de con-

ca

nuestra Constitución. Sin embargo, las

violaciones a los lineamientos constitu-

personalista, social y democrático

de derecho, son mucho más amplias.

En efecto, el artículo uno de

persona humana y su dignidad

te

consecuencia: “Es obligación del

Estado asegurar a los habitantes de

la República el goce de la libertad, la

salud, la cultura, el bienestar económico

y la justicia social”. De hecho,

la división de poderes, los controles

mutuos entre poderes, los famosos

pesos y contrapesos que con tanto

gusto mencionan los políticos cuando

hablan de nuestra democracia, no

son tan absolutos en la Constitución

como el primer artículo enunciado.

Al contrario, los tres poderes están al

Estado que menciona dicho artículo.

Respetar los derechos de cada poder

del Estado y exigir el cumplimiento

de las obligaciones de cada uno es indispensable

en el Estado de Derecho.

Pero es más indispensable todavía que

los tres poderes estén al servicio de

culo

de la Constitución. Y ahí es donde

los tres poderes tienen graves carencias

e incluso errores. Pues en los

casi cuarenta años que tenemos de la

actual Constitución, se han mostrado

incapaces de hacer un plan operativo

conjunto para lograr el cumplimiento

de esas cinco exigencias constitucionales.

La libertad de los más fuertes,

léase los empresarios y funcionarios,

ha sido normalmente la más protegida.

Pero la salud, la cultura, el bienestar

económico y la justicia social no

son valores que el estado haya logrado

universalizar y hacer partícipes de ellos

a todos los salvadoreños. Cuando hoy

independencia de los poderes y a la

importancia de los sistemas de control

se tiene razón, pero se corre un serio

peligro. Quienes carecen de bienestar

económico o padecen la injusticia social

de una educación o de una salud

con muy baja calidad, o incluso quienes

han sido detenidos en centros de

contención durante la pandemia, pueden

pensar, y con razón, que el Estado

tereses

de quienes lo administran y de

sus poderosos, que a la población en

general. Los demócratas tradicionales

hablan con frecuencia del soberano al

referirse al conjunto de personas de

un país, y utilizan muy bien el término.

Pero el problema es que quienes viven

en pobreza no se sienten soberanos

del país. Nuestra Constitución es ciertamente

valiosa en sus principios fundamentales,

que ponen siempre como

primera prioridad a las personas y su

nes

de la Constitución. La separación

de poderes, los pesos y contrapesos,

las instituciones son los medios para

dos

y marginar a una parte de la población

condenándola a carencias de

salud y educativas, pobreza e inseguridad,

es más grave todavía. Tenemos

que defender los medios que hacen

-

haciendo y se sigue haciendo todavía.

por alcanzarlos, los medios terminan

siendo odiosos.

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