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7mo Encuentro de Investigadores de Arqueologia y Etnohistoria

por El Instituto de Cultura Puertorriquena

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plantas sumamente importantes para las economías botánicas <strong>de</strong>l Neotrópico como<br />

es la yuquilla o pitisilén y el procesamiento <strong>de</strong> sus rizomas (Maranta arundinacea).<br />

La producción <strong>de</strong> algunas <strong>de</strong> las plantas i<strong>de</strong>ntificadas (e.g., maíz, fijol) evi<strong>de</strong>ntemente<br />

fue consistente en ambos sitios arqueológicos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> sus contextos más tempranos.<br />

Como es conocido, el maíz y el frijol requieren <strong>de</strong> cuidados especiales para que<br />

pueda ser producida y mantenida por generaciones. Estas dos plantas requieren <strong>de</strong><br />

parcelas <strong>de</strong> cultivo totalmente <strong>de</strong>spejadas (limpias) para que pueda ser exitosa su<br />

cosecha. Otras plantas más (yuca, yuquilla, batata) pudieron ser cultivadas en huertos<br />

caseros semi-<strong>de</strong>spejados y algunas <strong>de</strong> las plantas silvestres pudieron ser extraídas<br />

<strong>de</strong> los entornos naturales cercanos (bosques, humedales) a ambos sitios. Aunque<br />

las evi<strong>de</strong>ncias obtenidas no permiten plantear que la producción y recolección <strong>de</strong><br />

plantas constituían la base alimenticia esencial <strong>de</strong> los habitantes <strong>de</strong> Puerto Ferro y<br />

Maruca (habría que realizar, e.g., estudios químicos <strong>de</strong> huesos humanos), sí es posible<br />

establecer que la producción sistemática <strong>de</strong> plantas (con distintas intensida<strong>de</strong>s a lo<br />

largo <strong>de</strong>l tiempo) fue un hecho <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ca. 2,890 a.C. en Puerto Rico, y quizás <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

antes. Se extien<strong>de</strong> la generalización anterior a todo Puerto Rico, y más allá, pues es<br />

muy factible pensar que en todo sitio “arcaico” en don<strong>de</strong> se haya documentado<br />

herramientas líticas como manos laterales, manos cónicas, manos irregulares, bases<br />

mole<strong>de</strong>ras <strong>de</strong> piedra y raspadores, muy bien se pudo estar produciendo y procesando<br />

algunas <strong>de</strong> las plantas i<strong>de</strong>ntificadas en Maruca y en Puerto Ferro. Como dato que<br />

refuerza la anterior generalización, nuevos estudios paleoetnobotánicos (almidones)<br />

efectuados en manos y majadores <strong>de</strong> piedra en el sitio Canímar Abajo en Cuba, 1 han<br />

revelado la presencia y uso <strong>de</strong> plantas como el maíz, la batata, los frijoles (silvestres y<br />

domésticos) y el marunguey (Zamia), entre otras plantas más en contextos anteriores<br />

y posteriores a cal. 1266-816 a.C. (ver Paz 2006).<br />

Las implicaciones <strong>de</strong> los hallazgos arqueobotánicos antes resumidos son<br />

contun<strong>de</strong>ntes pues estremecen, tanto a los mo<strong>de</strong>los explicativos todavía en boga,<br />

como a la visión oficial que escribe y enseña nuestra historia antigua <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestro<br />

sistema gubernamental. Interpretaciones más <strong>de</strong>talladas sobre los nuevos escenarios<br />

propuestos pue<strong>de</strong>n ser consultadas en los trabajos <strong>de</strong> Oliver (2005 y 2009), Pagán<br />

Jiménez (2005; ver también Pagán Jiménez et al. 2005), Rodríguez Ramos (2005b y 2007;<br />

ver también Rodríguez Ramos y Pagán Jiménez 2006), aunque es viable establecer aquí<br />

que la estructura social, económica y religiosa <strong>de</strong> los llamados arcaicos fue radicalmente<br />

distinta a lo planteado por tantos años en la literatura arqueológica <strong>de</strong> la región y <strong>de</strong><br />

Puerto Rico (ver e.g., Dávila 2003; Robiou 2004; Rouse 1992 entre muchos otros). En<br />

fin, la “Tradición Arcaica <strong>de</strong> Puerto Rico”, tal y como la caracterizaron antes (ver Alegría<br />

et al. 1955), no se pue<strong>de</strong> sustentar, <strong>de</strong> ningún modo, con las evi<strong>de</strong>ncias arqueobotánicas<br />

ahora conocidas, así como con otras líneas <strong>de</strong> evi<strong>de</strong>ncia y argumentación <strong>de</strong> igual<br />

importancia con las cuales se contaba, incluso, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> antes (ver Newsom 1993;<br />

Newsom y Pearsall 2003; Oliver 2009; Pagán Jiménez 2002; Pagán Jiménez y Rodríguez<br />

Ramos 2008; Pantel 1996; Rodríguez Ramos 2005a; Rodríguez Ramos et al. 2008).<br />

Como es conocido, en todos los periodos culturales precolombinos antillanos se<br />

practicó la caza, la pesca y la recolección <strong>de</strong> alimentos y materia prima. La caza-pesca-<br />

7 mo <strong>Encuentro</strong> <strong>de</strong> <strong>Investigadores</strong> <strong>de</strong> Arqueología y <strong>Etnohistoria</strong> 83

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