04.05.2021 Views

Rock Bottom Magazine Nº 22

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

En la película de Alan Parker, “The

Commitments” (1991), un tipo de

Dublín, blanco como cualquier

irlandés medio, decidió montar un

grupo de Soul. “Lo que necesita

este país es más soul”, decía. Para

ello montó una estrafalaria, pero

perfectamente engrasada banda

de soul que interpretaba clásicos

de Otis Redding, Wilson Pickett o

Aretha Franklin.

Para hacer que los integrantes de la banda se empapasen del estilo, su representante

les pedía continuamente que se dijera aquello de “I’m black, and I’m proud”, ante la cara de

incredulidad de los parroquianos dublineses, tan pálidos como ellos. Algo así es lo que sucede

con nuestro amigo Gonzalo de la Torre, quien se “esconde” tras su nombre más conocido,

Dolphin Riot, que a su vez es quien está al frente de este proyecto, Downtown Losers.

Desde la batería de 77’ su pasión por la

música negra fluyó hasta que el proyecto

surgió de forma natural en forma de primer

disco con Alber Solo a la guitarra, y como

“one man band” después. Desde Dallas se

ha propuesto reivindicar las grandes figuras

de la música negra que tanto le han marcado.

En un increíble proceso de autoaprendizaje

de todo lo relacionado a grabar discos, ha

conseguido publicar uno de los discos más

interesantes y auténticos de la temporada. Este

“No Woman Born Blues” recién publicado no es

sino el principio de una carrera que se antoja

excitante e imprescindible. Hemos hablado

del blues, de sus ídolos Fernando Pardo y

Nicke Anderson… y de lo que representa

vivir por y para la música. Uno de los tipos más

interesantes que he conocido en los últimos

tiempos.

¿Cómo surgió el proyecto de Downtown

Losers?

Fue cuando Hellacopters deciden juntarse de

nuevo en el 2016 y me planteo ir a verlos al

Sweden Rock Festival. Yo dije venga, junto la

pasta y me voy a verlos, a los Hellacopters, la

banda de mi vida. Pero cuando vi que era tanto

dinero pensé “pues mejor me voy al estudio”.

Me pillé entonces unos días de vacaciones y le

comenté a un par de colegas que se vinieran,

a Raw, el bajista de ‘77 y a Albert. Raw al

final no pudo y Albert dijo que sí pero que él

no componía. “Hacemos versiones o haces tú

los temas” y le dije “pues hago yo los temas”.

Me compré una guitarra y me puse a componer

canciones, imagínate, sin saber nada (Risas).

Al final le di unas indicaciones, hicimos cuatro

ensayos y nos fuimos a Asturias al estudio de

Miguel Herrero, Acme Studio, que es como

grabar en una máquina del tiempo. Usamos

una MCI de los 60, el mismo equipo que

usaron los Eagles, imagínate, aquello era la

hostia. Encima Asturias me flipa, piensa que

aquel disco se grabó más bebiendo vino que

haciendo música (Risas). A las 10 de la mañana

ya te decían “vete a por un porrón de vino”, y a

partir de ahí hasta las 3 de la mañana sin parar

de beber. Fue una grabación de alcoholismo,

resaca… alcoholismo, resaca… (Risas), era en

los huecos de las resacas cuando grabábamos.

Yo no pensaba hacer nada más, fueron cuatro

días solo en los que hicimos las demos para,

al final, poner las voces y ya. Pero cuando lo

terminamos, Miguel me manda las premezclas,

Albert lo escucha y me dice “hostias, esto mola,

vamos a hacer un grupo”. Entonces J. F. León

lo escucha diciéndome también que montase

un grupo. Al final entre Albert y J. F. me dieron

una chapa de cuidado y no me quedó otra

que hacer un grupo, claro (Risas). Y ese es el

origen de Downtown Losers, esas canciones

que grabamos que completamos con un par

Rock Bottom Magazine 17

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!