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contribución mía, de Tina y de Jerry Harrison
en esas canciones, en como pasaron de ser un
esbozo, a resultar cuadros terminados. Siento
que David tiene un problema en otorgar a
los demás el crédito que merecen, de alguna
manera omite lo que otras personas hacen y
le alegra mucho recibir todo el crédito y eso
nos resultaba decepcionante. Pero siempre
fuimos conscientes de que cuando tratábamos
con David lo hacíamos con una persona que
tenía, digamos, casi una discapacidad. No
puedo decir exactamente qué era, no soy
doctor ni psiquiatra, digamos simplemente que
tenía ciertas cosas que le diferenciaban de
otra gente. Entendimos rápidamente cuando
empezamos a trabajar juntos que tendríamos
que, si queríamos que la banda funcionase,
y queríamos porque tuvimos un gran éxito,
tendríamos que tolerar ciertas cosas No
siempre era fácil hacerlo pero al final hicimos
9 discos y estuvimos con ese conflicto todo ese
tiempo. Y nunca nos rendimos, al final fue David
el que dejó el grupo. Talking Heads nunca se
separaron como puedes esperar con alguien
diciendo “¡Lo dejo!, ¡no te quiero volver a ver!”,
(risas) eso nunca ocurrió, lo que pasó es que se
escapó por la puerta de atrás.
Hablabas del enorme éxito que tuvo la banda
en su día y que sigue vigente: hace nada os
entregaron el Grammy como reconocimiento
a vuestra trayectoria ¿Cómo sienta eso casi
30 años después de vuestra separación?
Es verdad, una locura. Sienta muy bien, es
un gran honor, Nunca fuimos un grupo que
se tomase los premios Grammy en serio. En
nuestros días sentíamos que era algo para
gente como Michael Jackson o Madonna,
no era algo para Talking Heads, pero aquí
andamos, recibiendo un premio a nuestra
trayectoria musical y es muy agradable, me
alegra mucho y felicito a mi banda por ser tan
maravillosa.
No sé si sigues en contacto con tus antiguos
compañeros de banda, ¿Sabes si han leído
el libro, David y Jerry?
Jerry sí ha leído el libro: le mandé una copia
antes de la publicación y me llamó para decirme
lo mucho que le había gustado, fue muy majo.
Le ofrecí a David mandarle una copia y me dijo
-David Byrne en estado puro: “No te molestes
en mandármelo porque no lo voy a leer. Y la
razón por la que no lo leeré es porque cuando
la gente me pregunte qué pienso del libro podré
decir: lo siento, no lo he leído” (Risas). Pero
sí que me dio permiso para reimprimir letras y
cosas así, por cierto, algunas de ellas escritas
por mí, pero, ya sabes, tenemos una relación
laboral que funciona muy bien. A Talking Heads
nos va muy bien, toco madera, no vendiendo
Cds, ya nadie vende Cds, pero en películas y
series de TV usan nuestra música a menudo,
aparentemente todavía resultamos actuales, y
eso está muy bien.
Compartimos amor por una de las bandas
de las que hablas mucho en el libro. Una
parte central del mismo es la gira europea
que compartisteis con los Ramones (sabes
que los Ramones eran enormes aquí en
España). Uno podría esperar que el villano,
el malo del libro fuese David Byrne, pero
resulta que es Johnny Ramone. Menudo
tipejo, ¿cómo era en persona?
Johnny Ramone era malo como una serpiente.
Malo como él solo. Todo el mundo decía:
“déjalo, Johnny es así” y lo aguantábamos
como podíamos porque adorábamos a los
Ramones. En directo era genial, pero luego era
un tipo autoritario y un abusón, con el resto de
su grupo y con las mujeres. Una vez intentó
intimidar a Tina, y bueno…
Sí, en el libro cuentas como Tina le puso en
su sitio rápidamente.
Correcto. Se pensaba que era el líder de la
banda, y bueno, en cuanto a ser organizado y
mantener las cuentas en orden, eso se le daba
bien. Pero su mayor aspiración era jubilarse
joven y abrir una cadena de locales de limpieza
en seco (Risas).
Talking Heads fueron una de las bandas
clásicas del CBGB junto a Ramones, Blondie
o Television. ¿Sentías alguna conexión con
estas bandas? Es curioso que se os mezcle
siendo todos tan distintos en cuanto a
música y estilo.
Sí, había cierta competencia amistosa entre las
bandas que salieron del CBGB pero también
especialmente en los primeros tiempos había
un sentimiento de camaradería. Yo lo sentía con
Tommy Ramone y Dee Dee Ramone, Johnny
era muy majo pero no hablaba demasiado.
También con Debbie Harry y Chris Stein. Y
era muy colega de Richard Loyd y Freddie
Smith, el bajista de Television, y de Richard
Hell. Había buen ambiente y nos juntábamos
en el CBGB. Una de las cosas más inteligentes
que Hilly Kristal hizo fue esa ley no escrita de
que si tocabas en el CBGB luego no tenías que
pagar entrada, entrabas gratis, y lo mismo el
camarero te invitaba a una cerveza. De modo
que todos estos músicos iban a menudo porque
no solo molaba sino que era gratis. Por ejemplo
te encontrabas a Lenny Kaye (guitarra de Patti
Smith), por cierto acabo de leer un avance
de su nuevo libro, se titula “Lighting Striking”
y te puedo asegurar que es fantástico, te va a
encantar. Lenny Kaye se pasaba por allí casi
cada noche, porque le apasionaba la escena y
el podía ver que había algo extraordinario allí.
Tom Tom Club comenzó como un proyecto
paralelo, pero rápidamente se convirtió en
una banda exitosa (incluso más exitosa que
Talking Heads). ¿Significó una especie de
venganza, de validación, contra la actitud de
David respecto a vuestra contribución en la
banda?
Llegó en un momento perfecto para nosotros,
porque David estaba trabajando en su primer
disco en solitario y Jerry dijo: “Ah, David va
a hacer un disco en solitario, pues yo voy a
hacer otro”. Seymour Stein de Sire Records
les ofreció a los dos un contrato discográfico,
no demasiado cuantiosos pero lo suficiente
como para grabar un disco, y nuestro manager
nos dijo a Tina y a mí: “más vale que hagáis
vosotros algo”, y nuestro contable nos dijo lo
mismo, porque acabábamos de hacer la gira
de “Remain in Light” que fue histórica, pero
que como costó tanto mantener a todos esos
músicos no nos dejó nada de pasta, así que
teníamos que hacer algo. Seymour Stein dijo a
nuestro manager, “no puedo sacar un disco a
cada miembro de Talking Heads, no me lo puedo
permitir” así que se fue a Chris Blackwell de
Island Record y le dijo: “¿Por qué no nos sacas
un single?” La verdad es que no teníamos ni
idea de que hacer, pensamos “vamos a hacer
música que puedan bailar nuestros amigos en
Danceteria y el Mudd Club, Paradise Garage
y esos sitios donde la gente va a bailar”,
y grabamos “Wordy Rappinghood”. Chris
Blackwell la escuchó y dijo: “Mmm, ponedla otra
vez” (Risas). Sin duda oyó algo ahí y nos dijo:
“voy a lanzarla ahora mismo en Reino Unido,
Europa y Latino América”, ese era el trato que
teníamos. Y funciono muy bien inmediatamente
y eso nos vino muy bien a Tina y a mí, no solo
a nuestra reputación sino a nuestro ánimo, nos
sentimos validados.
Empezaste siendo “solo” el baterista de
una banda de rock. Uno de tus principales
logros y de Tina es cómo os las arreglasteis
para funcionar tan bien fuera del mundo
de Talking Heads. No solo con Tom Tom
Club sino también produciendo discos.
¿Cuál fue vuestra mejor experiencia como
productores? Supongo que no la de Happy
Mondays (Risas).
No, con Happy Mondays fue complicado. Lo
increíble es que saliese un disco de ahí. Tengo
que decir que la mejor experiencia fue grabando
a los Fabulosos Cadillacs, son una banda
excelente y estaban muy bien preparados, la
verdad es que no hicimos demasiado, yo creo
que lo que querían era que les produjesen
miembros de Tom Tom Club y Talking Heads.
Lo grabamos en Compass Point donde había
muy buen ambiente, nos lo pasamos en grande,
de hecho cuando terminamos de grabar, todo el
grupo se vino a Miami donde mezclé el disco y nos
lo pasamos estupendamente en Miami durante
dos semanas, fue una experiencia fantástica. Y
como decía los Fabulosos Cadillacs son unos
auténticos caballeros, son muy educados,
al contrario que algunas bandas británicas.
Cuando terminé de leer tu libro, en el
momento que lo cerré y lo dejé en la mesa lo
primero que me pasó por la cabeza fue: esto
es una carta de amor a Tina disfrazada de
autobiografía. ¿Estás de acuerdo?
Oh, sin duda. Me embarqué en una campaña
para elevar el rol de Tina, ella ya es un icono
para muchas mujeres y algunos hombres, y no
le hace falta que yo la encumbre, pero sentía
que, cuando lees cosas sobre Talking Heads y
la historia de la música en NY, muchas veces no
hay mucho sobre Tina y no me parecía bien. Así
que con mi libro espero que comprendas que la
amo no solo como persona, sino que amo su
forma de tocar y la música que inventó. Soy un
tipo con suerte.
JSanabria
Rock Bottom Magazine 29