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Rock Bottom Magazine Nº 22

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contribución mía, de Tina y de Jerry Harrison

en esas canciones, en como pasaron de ser un

esbozo, a resultar cuadros terminados. Siento

que David tiene un problema en otorgar a

los demás el crédito que merecen, de alguna

manera omite lo que otras personas hacen y

le alegra mucho recibir todo el crédito y eso

nos resultaba decepcionante. Pero siempre

fuimos conscientes de que cuando tratábamos

con David lo hacíamos con una persona que

tenía, digamos, casi una discapacidad. No

puedo decir exactamente qué era, no soy

doctor ni psiquiatra, digamos simplemente que

tenía ciertas cosas que le diferenciaban de

otra gente. Entendimos rápidamente cuando

empezamos a trabajar juntos que tendríamos

que, si queríamos que la banda funcionase,

y queríamos porque tuvimos un gran éxito,

tendríamos que tolerar ciertas cosas No

siempre era fácil hacerlo pero al final hicimos

9 discos y estuvimos con ese conflicto todo ese

tiempo. Y nunca nos rendimos, al final fue David

el que dejó el grupo. Talking Heads nunca se

separaron como puedes esperar con alguien

diciendo “¡Lo dejo!, ¡no te quiero volver a ver!”,

(risas) eso nunca ocurrió, lo que pasó es que se

escapó por la puerta de atrás.

Hablabas del enorme éxito que tuvo la banda

en su día y que sigue vigente: hace nada os

entregaron el Grammy como reconocimiento

a vuestra trayectoria ¿Cómo sienta eso casi

30 años después de vuestra separación?

Es verdad, una locura. Sienta muy bien, es

un gran honor, Nunca fuimos un grupo que

se tomase los premios Grammy en serio. En

nuestros días sentíamos que era algo para

gente como Michael Jackson o Madonna,

no era algo para Talking Heads, pero aquí

andamos, recibiendo un premio a nuestra

trayectoria musical y es muy agradable, me

alegra mucho y felicito a mi banda por ser tan

maravillosa.

No sé si sigues en contacto con tus antiguos

compañeros de banda, ¿Sabes si han leído

el libro, David y Jerry?

Jerry sí ha leído el libro: le mandé una copia

antes de la publicación y me llamó para decirme

lo mucho que le había gustado, fue muy majo.

Le ofrecí a David mandarle una copia y me dijo

-David Byrne en estado puro: “No te molestes

en mandármelo porque no lo voy a leer. Y la

razón por la que no lo leeré es porque cuando

la gente me pregunte qué pienso del libro podré

decir: lo siento, no lo he leído” (Risas). Pero

sí que me dio permiso para reimprimir letras y

cosas así, por cierto, algunas de ellas escritas

por mí, pero, ya sabes, tenemos una relación

laboral que funciona muy bien. A Talking Heads

nos va muy bien, toco madera, no vendiendo

Cds, ya nadie vende Cds, pero en películas y

series de TV usan nuestra música a menudo,

aparentemente todavía resultamos actuales, y

eso está muy bien.

Compartimos amor por una de las bandas

de las que hablas mucho en el libro. Una

parte central del mismo es la gira europea

que compartisteis con los Ramones (sabes

que los Ramones eran enormes aquí en

España). Uno podría esperar que el villano,

el malo del libro fuese David Byrne, pero

resulta que es Johnny Ramone. Menudo

tipejo, ¿cómo era en persona?

Johnny Ramone era malo como una serpiente.

Malo como él solo. Todo el mundo decía:

“déjalo, Johnny es así” y lo aguantábamos

como podíamos porque adorábamos a los

Ramones. En directo era genial, pero luego era

un tipo autoritario y un abusón, con el resto de

su grupo y con las mujeres. Una vez intentó

intimidar a Tina, y bueno…

Sí, en el libro cuentas como Tina le puso en

su sitio rápidamente.

Correcto. Se pensaba que era el líder de la

banda, y bueno, en cuanto a ser organizado y

mantener las cuentas en orden, eso se le daba

bien. Pero su mayor aspiración era jubilarse

joven y abrir una cadena de locales de limpieza

en seco (Risas).

Talking Heads fueron una de las bandas

clásicas del CBGB junto a Ramones, Blondie

o Television. ¿Sentías alguna conexión con

estas bandas? Es curioso que se os mezcle

siendo todos tan distintos en cuanto a

música y estilo.

Sí, había cierta competencia amistosa entre las

bandas que salieron del CBGB pero también

especialmente en los primeros tiempos había

un sentimiento de camaradería. Yo lo sentía con

Tommy Ramone y Dee Dee Ramone, Johnny

era muy majo pero no hablaba demasiado.

También con Debbie Harry y Chris Stein. Y

era muy colega de Richard Loyd y Freddie

Smith, el bajista de Television, y de Richard

Hell. Había buen ambiente y nos juntábamos

en el CBGB. Una de las cosas más inteligentes

que Hilly Kristal hizo fue esa ley no escrita de

que si tocabas en el CBGB luego no tenías que

pagar entrada, entrabas gratis, y lo mismo el

camarero te invitaba a una cerveza. De modo

que todos estos músicos iban a menudo porque

no solo molaba sino que era gratis. Por ejemplo

te encontrabas a Lenny Kaye (guitarra de Patti

Smith), por cierto acabo de leer un avance

de su nuevo libro, se titula “Lighting Striking”

y te puedo asegurar que es fantástico, te va a

encantar. Lenny Kaye se pasaba por allí casi

cada noche, porque le apasionaba la escena y

el podía ver que había algo extraordinario allí.

Tom Tom Club comenzó como un proyecto

paralelo, pero rápidamente se convirtió en

una banda exitosa (incluso más exitosa que

Talking Heads). ¿Significó una especie de

venganza, de validación, contra la actitud de

David respecto a vuestra contribución en la

banda?

Llegó en un momento perfecto para nosotros,

porque David estaba trabajando en su primer

disco en solitario y Jerry dijo: “Ah, David va

a hacer un disco en solitario, pues yo voy a

hacer otro”. Seymour Stein de Sire Records

les ofreció a los dos un contrato discográfico,

no demasiado cuantiosos pero lo suficiente

como para grabar un disco, y nuestro manager

nos dijo a Tina y a mí: “más vale que hagáis

vosotros algo”, y nuestro contable nos dijo lo

mismo, porque acabábamos de hacer la gira

de “Remain in Light” que fue histórica, pero

que como costó tanto mantener a todos esos

músicos no nos dejó nada de pasta, así que

teníamos que hacer algo. Seymour Stein dijo a

nuestro manager, “no puedo sacar un disco a

cada miembro de Talking Heads, no me lo puedo

permitir” así que se fue a Chris Blackwell de

Island Record y le dijo: “¿Por qué no nos sacas

un single?” La verdad es que no teníamos ni

idea de que hacer, pensamos “vamos a hacer

música que puedan bailar nuestros amigos en

Danceteria y el Mudd Club, Paradise Garage

y esos sitios donde la gente va a bailar”,

y grabamos “Wordy Rappinghood”. Chris

Blackwell la escuchó y dijo: “Mmm, ponedla otra

vez” (Risas). Sin duda oyó algo ahí y nos dijo:

“voy a lanzarla ahora mismo en Reino Unido,

Europa y Latino América”, ese era el trato que

teníamos. Y funciono muy bien inmediatamente

y eso nos vino muy bien a Tina y a mí, no solo

a nuestra reputación sino a nuestro ánimo, nos

sentimos validados.

Empezaste siendo “solo” el baterista de

una banda de rock. Uno de tus principales

logros y de Tina es cómo os las arreglasteis

para funcionar tan bien fuera del mundo

de Talking Heads. No solo con Tom Tom

Club sino también produciendo discos.

¿Cuál fue vuestra mejor experiencia como

productores? Supongo que no la de Happy

Mondays (Risas).

No, con Happy Mondays fue complicado. Lo

increíble es que saliese un disco de ahí. Tengo

que decir que la mejor experiencia fue grabando

a los Fabulosos Cadillacs, son una banda

excelente y estaban muy bien preparados, la

verdad es que no hicimos demasiado, yo creo

que lo que querían era que les produjesen

miembros de Tom Tom Club y Talking Heads.

Lo grabamos en Compass Point donde había

muy buen ambiente, nos lo pasamos en grande,

de hecho cuando terminamos de grabar, todo el

grupo se vino a Miami donde mezclé el disco y nos

lo pasamos estupendamente en Miami durante

dos semanas, fue una experiencia fantástica. Y

como decía los Fabulosos Cadillacs son unos

auténticos caballeros, son muy educados,

al contrario que algunas bandas británicas.

Cuando terminé de leer tu libro, en el

momento que lo cerré y lo dejé en la mesa lo

primero que me pasó por la cabeza fue: esto

es una carta de amor a Tina disfrazada de

autobiografía. ¿Estás de acuerdo?

Oh, sin duda. Me embarqué en una campaña

para elevar el rol de Tina, ella ya es un icono

para muchas mujeres y algunos hombres, y no

le hace falta que yo la encumbre, pero sentía

que, cuando lees cosas sobre Talking Heads y

la historia de la música en NY, muchas veces no

hay mucho sobre Tina y no me parecía bien. Así

que con mi libro espero que comprendas que la

amo no solo como persona, sino que amo su

forma de tocar y la música que inventó. Soy un

tipo con suerte.

JSanabria

Rock Bottom Magazine 29

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