Edición 24 de junio de 2021
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12 Jueves 24 de junio de 2021
Opinión
Diario Co Latino
El Bitcoin en el contexto de una
emergente economía digital
Ing. Omar Salinas
Actualmente, las criptomonedas
o criptoactivos
se encuentran en la primera
plana de las noticias económicas
financieras alrededor
del mundo, se han convertido en
un fenómeno global siendo las mismas
conocidas por un alto porcentaje
de la población en comparación con
otros mercados de inversión. Para los
inversores, entidades financieras, bancos
centrales y gobiernos, estas se han
convertido en una tendencia debido a
sus características, entre las que cabe
destacar su especulación en el tiempo,
su costo de oportunidad, el valor que
se encuentran en las manos de los usuarios
y el compromiso de los mismos en
mantener un precio constante y estable
para que estas puedan cumplir la finalidad
de las divisas tradicionales, y la utilización
de un sistema de criptografía
que proporciona un modelo matemático
indescifrable que las hacen difícil de
falsificar y clonar.
Una criptomoneda, criptodivisa o criptoactivos
es una moneda digital o virtual
que puede ser intercambiada y operada
como cualquier otra divisa tradicional,
con la diferencia que éstas son producidas
por una red pública en lugar de cualquier
gobierno e instituciones financieras,
tienen valor porque pueden usarse
como depósito de valor y como unidad
de cambio. Que incluso algunas se han
aventurado en el mundo físico con tarjetas
de crédito u otros proyectos de inversión
bursátiles, aunque su gran mayoría
siguen siendo completamente intangibles,
basada en la tecnología cripto, la
que permite la creación y procesamiento
de monedas digitales y sus transacciones
a través de sistemas descentralizados,
que suelen ser desarrollados como
código por equipos que incorporan mecanismos
de emisión a través de un proceso
llamado “minería,” que consiste en
poner a trabajar una granja de ordenadores
al servicio de la red blockchain para
crear y poner en circulación
nuevas unidades de criptoactivos
como Bitcoin, Ethereum
o cualquier otro a cambio de
una recompensa económica.
En esta red blockchain o cadena
de bloques se verifican, emiten
y se confirman las transacciones que
ocurren en la red informática. Asimismo
en la plataforma de cadena de bloques se
crea una lista de forma colectiva con todas
las transacciones que han sido confirmadas,
marcadas con la hora y validadas
por la propia red y por los agentes
denominados “mineros”, quienes compiten
por ser los primeros en resolver
problemas matemáticos complejos y poder
publicar el siguiente bloque de transacciones
en el libro contable común vía
internet, descentralizado y diseñado para
registrar las transacciones en un entorno
protegido, las transacciones son irreversibles,
lo que permite que nadie hackee
el sistema o haga fraude para beneficiarse,
logrando con ello; confiabilidad, integridad,
autenticación y vinculación. Ya
que al no poderse modificar los registros
de la cadena de bloques, una vez hecha
la transacción, se imposibilita manipular
el sistema deshonestamente, generando
seguridad para los participantes del mercado
criptográfico. Esta cadena de bloques
o blockchain representa un desarrollo
netamente disruptivo que provoca
el temor de los bancos respecto a esta
tecnología, porque en la teoría pura de la
cadena de bloques, muchos de los procesos
informáticos y software de un banco
tradicional pasarían a ser obsoletos.
Para llevar a cabo el conjunto de los procesos
necesarios y los cálculos matemáticos
para validar y procesar las transacciones
de las criptomonedas en los datacenters,
y mantener la operación de los
ordenadores, máquinas y computadoras,
con su respectivo sistema de refrigeración,
ya que aproximadamente 4,000
nuevos bitcoins son creados a diario, implica
un altísimo consumo de electricidad
que no ha parado de crecer. Se estima
que el bitcoin consume aproximadamente
143 teravatios por hora (TWh)
de electricidad al año, más que muchos
países y alrededor del 0.65 % del consumo
mundial de electricidad. Lo que abre
una posibilidad de negocios para países
como el nuestro en donde se tiene una
capacidad instalada de energía que está
ociosa y que conllevaría también a invertir
en ampliar nuestro sistema de transmisión
y la instalación de nuevas subestaciones
para hacerle frente a esta demanda.
En la actualidad hay más de 4,000 criptomonedas
en el mercado, Tether, Polkadot,
Cardano, XRP, Binance Coin, Litecoin
y Chainlink, Monero, Dash, Ripple
y Bitcoin Cash, entre algunas, sin embargo
las más conocidas son Ethereum y
Bitcoin.
Las monedas exitosas tienen seis atributos
claves: escasez, divisibilidad, utilidad,
transportabilidad, durabilidad e infalsificación.
La criptomoneda Bitcoin
cumple con esa caracterización por lo
cual gana escala y ha capturado el 15 %
del mercado global de divisas, en términos
de capitalización de mercado, base
de usuarios y popularidad, convirtiéndose
para muchos usuarios en una alternativa
a las monedas planas como el dólar
estadounidense o el euro y de monedas
de oro o plata, que a diferencia de lo
que ocurre con el dinero tradicional, la
ausencia de anonimato y la rigurosa trazabilidad
dificulta la corrupción, misma
que tiene un impacto desproporcionado
sobre los más pobres y vulnerables, incrementando
el costo y reduciendo el acceso
a servicios como la salud, la educación
y la justicia. Por todo ello, hace falta,
y con urgencia, poner un poco de racionalidad
en el debate para aprovechar
las potenciales ventajas de esta tecnología
y limitar aquellas otras que pudiesen
ser desfavorables en un país, en donde la
brecha digital en el acceso, uso y apropiación
social de estas nuevas tecnologías
deriva en la exclusión de ciertos grupos
de personas.