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Diario Co Latino
Opinión Martes
6 de julio de 2021 11
Día Internacional de las
Cooperativas: 3 de julio 2021
Blanca Flor Bonilla
Luchadora Social por los
Derechos Humanos.
Se escuchó por primera
vez sobre la teoría del
cooperativismo en El
Salvador, en una cátedra de
la Universidad de El Salvador,
Facultad de Jurisprudencia
y Ciencias Sociales. En 1914 se organizó
la primera Cooperativa de Zapateros
en San Salvador, en 1938 se
creó la Cooperativa Algodonera. 1
El 25 de noviembre de 1969, la
Asamblea Legislativa creó la primera
Ley General de Asociaciones Cooperativas,
dando vida al Instituto Salvadoreño
de Fomento Cooperativo
como una corporación de derecho público,
con autonomía económica y administrativa.
Su funcionamiento inició
el 1 de julio de 1971, cuando contó
con financiamiento. El movimiento
cooperativo, según el artículo 7 de la
ley, puede organizarse en cooperativas
de servicios, vivienda y transporte. En
la actualidad está constituido por más
de 220,880 familias. En el tema económico,
el sector cooperativo absorbe el
13 % de la población económicamente
activa. 2
Actualmente, a nivel sectorial, en
las cooperativas de ahorro y crédito
participan 342,814 mujeres y 312,405
hombres; en el sector comercio participan
1,831 mujeres y 2,879 hombres;
en transporte hay 547 mujeres y 2,280
hombres; en aprovisionamiento participan
2,754 mujeres y 4,564 hombres;
en Vivienda están inscritas 652 mujeres
y 490 hombres; y en el sector agropecuario
cuenta con más de 1,930 cooperativas,
para poner algunos ejemplos.
Al 30 de abril 2021 había un total
de 675,016 personas afiliadas, siendo
el 51.9 % mujeres (350,309) y el 48.1
% hombres (324,707). 3
Antes de 1992, las mujeres no podían
asociarse en cooperativas, ni tener
tierras ni propiedades a su nombre.
Con los Acuerdos de Paz se abrió
y facilitó la democracia económica
para las mujeres. En las cooperativas
que tienen propiedades,
el número de mujeres es menor
que los hombres, a excepción
a las de vivienda. En
El Salvador, únicamente el 1
% de las mujeres son dueñas
de tierras, situación que limita la
participación activa de ellas en las
cooperativas. Es de mucha importancia
que se reconozca el trabajo doméstico,
reproductivo y de cuidado de las
mujeres.
En la Convención Continental para
la Equidad de Género en el Cooperativismo,
celebrada en Quito, Ecuador
en 2009, se realizó un diagnóstico sobre
las desventajas en ingresos entre
mujeres y hombres en Centroamérica,
donde se identificaron las siguientes
características: la proporción de población
de más de 15 años sin ingresos
es superior en mujeres; el porcentaje
de mujeres cónyuges sin ingresos propios
tiende a aumentar; y que la brecha
en el ingreso promedio de las mujeres
con respecto al de los hombres es de
apenas el 60 % en Honduras, 79 % en
Costa Rica y 72 % en El Salvador, incrementando
según aumenta la escolaridad.
También se sabe que las mujeres
en empleos de baja productividad
es mayor.
La jefatura de mujeres en hogares
urbanos ha crecido, aunque sigue siendo
baja: el 26 % en Guatemala, 37 %
en Panamá y 35 % en El Salvador. En
el sector servicios hay más presencia
de mujeres: 66.7 % en Honduras, 83
% en Panamá; y 68.4 % en El Salvador.
Otros indicadores regionales establecen
que la esperanza de vida al nacer
es menor en mujeres y que la población
urbana analfabeta es menor en
mujeres, con excepción de Panamá. El
analfabetismo femenino en promedio
es 3 % mayor que los hombres; y el
empobrecimiento de jefaturas de familia
es más en mujeres, con excepción
de Guatemala.
Es necesario revisar las estrategias
de desarrollo y el papel de las mujeres
cooperativistas, incluyendo las
posibilidades y obstáculos en el nuevo
contexto histórico y económico,
comprender que sin equidad social
no habrá equidad e igualdad de género.
Es importante definir las estrategias
en una perspectiva de concertación
de género, asumiendo compromisos
hacia la igualdad. Se requiere
proyectar compromisos más
justos para hombres y mujeres en
el desarrollo de la vida comunitaria,
influenciar los espacios familiares
como facilitadores del desarrollo
de las mujeres.
El empoderamiento de la mujer
a través del modelo cooperativista
busca contribuir a la reflexión sobre
el papel que estas representan para
la sociedad y la forma en la que su
decisión por emprender les ha permitido
acceder a mejores condiciones
de vida y así alejarse de la marginación,
el empobrecimiento, la precarización
laboral y la violencia de
género, incrementando su autoconfianza
y autoestima, saliendo de circunstancias
difíciles con la ayuda de
sus acciones de emprendimiento en
grupo, con lo que obtienen recursos
económicos que las convierte en
mujeres independientes y fuertes.
Las cooperativas han mostrado
resistencia a la crisis ante la pandemia
por el COVID-19 y promueve
soluciones a los problemas enfrentados
por sus membresías. A pesar de
ser afectadas al igual que toda la población,
responde a las comunidades
y actúa a nivel local. 4
1. FEDECACES.
2. INSAFOCOOP.
3. INSAFOCOOP. 2021
4. Las cooperativas de El Salvador demuestran su papel
único en tiempos de crisis. 2020.