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EDICIÓN EXTRA Sábado 31 de Julio de 2021
Escribir En
El salvador
Mauricio Vallejo Márquez
Escritor y editor Suplemento Tres Mil
Las cosas deben tener alguna utilidad,
al menos las fundamentales en
la vida. ¿Pero, qué sucede cuando
no la tienen? Es decir, no existe una utilidad
práctica para tenerla o para desempeñar.
Sabemos que la literatura estimula la
imaginación, el buen uso del idioma y el
pensamiento crítico. Sin embargo, ¿de qué
sirve escribir en un país como el nuestro?
La gente se alimenta y se viste, por ello
busca un empleo que le garantice saciar esa
necesidad junto a la imperante obtención
de la renta para pagar un techo. De ahí todo
cable y del internet que no resulta fundamental
para la vida. Así que podemos comprender
que la mayoría de asuntos que se
tienen o hacen son guiados por la urgencia
de saciar un gusto.
Entonces, ¿el acto de elaborar obras literarias
podría ser eso? ¿Un gusto? Hace un par
de días me reuní con un amigo que también
lo
de conversaciones surgió la gran pregunta
¿Sirve de algo escribir en nuestro país? A
primera vista es algo sin sentido, que puede
compararse a arar en el mar. Los literatos
deben emplearse en cualquier materia para
obtener su alimentación y por ahí vemos
el ejemplo de profundos poetas vendiendo
libros usados, mercadeando ropa usada,
trabajando de asistentes administrativos
en el gobierno, y dedicando sus horas a
situaciones a lo Sísifo, aquel mito griego
de un individuo que desafía a los dioses y
es castigado a emprender un trabajo que al
concluirlo debe volver a comenzar para repetir
el ciclo por toda la eternidad. Ya no se
diga a los narradores que se ven obligados
a vender quesadillas, impartir talleres literarios
y trabajar para los medios de comunicación.
Bien dice un principio religioso:
“el que no trabaja que no coma”. Porque lo
que hacen los escritores es considerado una
En tanto, no podemos olvidar que nuestra
sociedad se ha construido a partir de la
palabra, un libro es el responsable de nuestra
supuesta ética en occidente: La Biblia.
A partir de estas páginas surgen valores y
comportamientos. Conocemos a la Grecia
antigua y sus creencias gracias a que
un señor ciego lo cantaba en la Ilíada y la
Odisea. Las letras han dejado su huella en
la sociedad y se han transformado en canciones
y en películas. Y algo que trascienda
tanto no puede ser nimio.
Quizá en El Salvador el ambiente para los
autores sea complicado. Pero la vida así
superarse. Escribir en El Salvador es más
demandante que en otros puntos geográ-
porque solo existe una editorial nacional,
que no publica a los autores nacionales y
tiene una deuda editorial altísima, de la cual
solo publica las obras ganadoras de Juegos
Florales en un compendio antológico.
Hasta marzo del año pasado el suplemento
cultural Tres mil de Diario Co Latino era la
lo continua haciendo de forma digital no es
lo mismo. Y así las posibilidades de publicar
cada vez son menores. Por eso la mayoría
crea sus propios sellos editoriales ante
las editoriales por encargo y pago. Escribir
en El Salvador no es tarea fácil.
¿Para qué seguir escribiendo? Sí, la situación
no es fácil. Y no resulta sencilla
estudios y experiencias. Los estudios de
forma autodidáctica o por medio de talleres
y cursos que alimenten las técnicas y
escuelas literarias que de forma sosa se ven
en los salones de clases, adquirir libros en
ventas de usados y de vez en cuando invertir
en un libro en esas librerías que desangran a
los lectores con precios de $14.95 dólares o
más en un paisito que la mayoría de la gente
sobrevive con $300 dolares mensuales con
y que a partir de este año ha visto el alza de
precios en todo y no existe esperanza de que
el futuro mejore.
Escribir en El Salvador es para valientes,
para personas que lo hacen para satisfacer
su espíritu, para compartir su alma, para
ayudar, por generosidad. Definitivamente,
crear en un país como el nuestro en que el
odio, el resentimiento y la venganza son las
motivaciones de la sociedad resulta algo esperanzador.
Escribir es un acto de esperanza.
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Edición Extra | 31 de Julio de 2021 |