Edicion 16 Agosto 2021
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Diario Co Latino
Nacionales
Lunes 16 de agosto de 2021 7
Viene pag. 6
te a quiénes va a beneficiar.
Solamente existe una ley de
dos páginas mal elaboradas
que no dice nada al respecto
y confunden más a la población
por las contradicciones
que se encuentran en dicha
ley.
La asamblea actual ha llevado
a endeudar el país en
más de $4 mil millones de dólares,
por esos algunos analistas
llaman a los martes: “martes
de terror”, pues es el día
que los diputados aprueban
más endeudamiento.
La ley del agua presentada
a la asamblea por la población
civil, sí es una verdadera
Ley, la que fue engavetada.
Por otra parte, piensan
aprobar una nueva Ley que en
nada favorece a la población
más pobre del país.
Las aspiraciones del presidente
es tener 40 mil elementos
más en el ejército y no
maestros, ni maestras, ni médicos,
ni doctoras, lo que nos
lleva a tener la sociedad más
militarizada de Centroamérica.
Los despidos masivos continúan
y con un Ministerio
del Trabajo con un ministro
incapaz y servil al presidente,
la población desempleada
está indefensa.
El presidente promulgó
una Ley de prohibir las concentraciones
ciudadanas, pero
que, a los pocos días, él mismo
rompió diciendo que en
estadios y otros lugares si puede
haber concentraciones.
El Ministerio de Salud no
da datos de lo gastado durante
la emergencia y no da cuentas
de cuáles son las vacunas
donadas ni cuáles las compradas.
Tampoco existe un dato
real sobre las variantes del
COVID ni sobre el número
de fallecidos y si éstos fueon
vacunados o no.
La vigilancia contra redes
de opositores al gobierno
y persecución de periodistas,
así como la expulsión del
Director del periódico de El
Faro es la constante de este
gobierno que tiene miedo a
las opiniones diversas.
El fracaso más grande es
el Plan de control territorial,
no porque no logran alcanzar
sus objetivos, sino porque
en “el dizque” cinco fases que
William también dijo que el gobierno captura sin el debido proceso a líderes políticos de gobiernos anteriores. Foto Diario Co Latino /arChivo.
nadie conoce el gasto millonario
en seguridad es millonario,
gastos que tampoco quieren dar
cuentas.
Por último, el alto costo de
la vida, entre estas la canasta básica,
el aumento a la gasolina,
ente otros. Es indetenible y no
hay ninguna defensoría del consumidor
que controle los altos
precios antojadizos de ciertos
escrupulosos mercaderes.
En apenas cien días, el ejecutivo
aliado al legislativo, ha hecho
estragos en el país, es como
si un terremoto o un huracán
hubiera destruido el país y afectado
a los pobladores más pobres.
William ¿Ante tanta adversidad
¿qué hacer?
En la solución de la crisis la
luz del horizonte se ve distante
y según se percibe la economía
nacional, que es igual o peor a
la crisis que viven los países desarrollados,
ya que dependemos
de ellos está muy lejos de solucionarse,
pues se aplican las
mismas recetas de esos países,
por cierto, recetas fracasadas.
Para hablar de la crisis económica
nacional, es indispensable
saber antes qué implica su
desarrollo social, lo que conlleva
a referirse a conceptos tales
como equidad social, creación
de oportunidades culturales,
educativas, laborales y de esparcimiento,
sostenibilidad social
de los grupos más deprimidos
de la sociedad, generación y
acumulación de valores individuales
y sociales, fomento de capacidades
académicas y laborales,
consolidación de redes institucionales,
en fin, mejoramiento
de las condiciones y opciones
de vida de jóvenes sin distingo
ni discriminación social,
lo cual se perfila como una utopía
si se considera que El Salvador
es uno de los países latinoamericanos
con menos índice de
desarrollo humano.
William sentencia que no se
puede enfocar la problemática
nacional, sino inmersa en los
procesos de globalización y de
economía de mercado, como se
ha explicado anteriormente, ya
que estos procesos derivan que
la pobreza no sólo persista sino
también aumente, lo que inevitablemente
trae emparejada una
marginación de las grandes mayorías,
principalmente en los
países del Tercer Mundo y los
que se consideran en vías de desarrollo.
Referirse al desarrollo social
implica, resolver los problemas
inherentes a la condición de pobreza
que sufre la mayoría de
la población: educación, salud,
marginación social y política,
precariedad económica y social,
pérdida de valores y autoestima.
Por lo anterior, es necesario
que los entes sociales, económicos
y gubernamentales dejen de
encontrar cómodamente razones
externas al gobierno que justifiquen
los fracasos sociales de
sus estrategias de desarrollo (si
es que las tiene), y reflexionen
hasta qué punto están induciendo
a las grandes mayorías de la
población a mayor pobreza y
sin mayores perspectivas.
Tienen que encarar seriamente
que sus políticas en la sociedad
deben tener un efecto directo
para resolver el problema de
la pobreza y no verlo como un
producto derivado de asistencialismo
(paquetes alimenticios,
subsidios, $300 dólares…). Por
otro lado, vicios sociales como
oportunismo, nepotismo, falta
de escrúpulos, hipocresía, servilismo,
lacayismo, individualismo,
devienen, hoy por hoy, en
atributos y cualidades personales
garantes de desarrollo y bienestar
social y económico.
A ello habría que agregar
premisas sociales que, en nombre
de la modernidad, se soslayan
paradigmas funcionales de
la sociedad. La solución, por
tanto, requiere de una plataforma
con políticas sociales y económicas
que se fundamenten y
proyecten bajo dos ejes de acción
determinantes: reducción
de la pobreza y creación de
oportunidades, lo cual requiere
fortalecer y mejorar los procesos
de integración laboral y
tecnológica para las grandes
mayorías y, sobre todo, para
los jóvenes.
William asegura que es imprescindible
impactar no sólo
en el espacio económico de la
población de menores recursos,
sino también en las dimensiones
sociales y políticas
de la pobreza, requiriendo de
una renovación, reestructuración
y cambio de mentalidad
política y social del gobierno
hacia sus principales gobernados:
las grandes mayorías (los
pobres), que son, fundamentalmente,
quienes garantizarán
su estadía en el poder tras haberles
otorgado el voto en el
2019 y 2021 de confianza y esperanza
en sus promesas de
cambiar y mejorar las condiciones
de vida y bienestar social
de la sociedad en general y
no sólo para una élite en particular,
como hasta la fecha
se está haciendo, pues los ricos
salvadoreños, la clase burguesa
criolla sigue acumulando
más riqueza y los pobres siguen
cargando con las deudas
y miseria.