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Edicion 17 de Septiembre 2021

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Diario Co Latino

Mundo

Viernes 17 de septiembre de 2021 7

EE. UU., el mayor saboteador de la paz global

después de la Segunda Guerra Mundial (3 de 3)

Xinhua

Con su gran poder, Estados

Unidos ha estado

utilizando el “excepcionalismo

estadounidense”

como la base teórica para pisotear

deliberadamente las relaciones

internacionales.

Mientras pide a otros países

que acaten el orden internacional

basado en normas, durante

mucho tiempo Estados Unidos

ha puesto sus propios intereses

por encima del sistema internacional

con la ONU en su núcleo

y por encima del orden internacional

sostenido por el derecho

internacional.

Aunque Estados Unidos encabezó

el establecimiento de sistemas

y normas internacionales

para la gobernanza política y

económica global después de la

Segunda Guerra Mundial, el país

habitualmente ha infringido las

reglas y se ha retirado de organizaciones

internacionales cuando

no satisfacen los requerimientos

de Estados Unidos. Desde la década

de 1980, Estados Unidos se

ha negado a ratificar o se ha retirado

unilateralmente de muchos

tratados y organizaciones internacionales,

tales como la Convención

de las Naciones Unidas

sobre el Derecho del Mar, la

Conferencia Mundial contra el

Racismo y el Protocolo de Kyoto.

La administración Trump fue

particularmente voluntariosa, debido

a lo cual Estados Unidos se

retiró de más de 10 organizaciones

y acuerdos internacionales en

cuatro años, entre ellos el Consejo

de Derechos Humanos de las

Naciones Unidas, el Plan de Acción

Integral Conjunto y el Tratado

sobre Fuerzas Nucleares de

Alcance Intermedio.

Estados Unidos ha sido el

único país en oponerse a la negociación

de un protocolo de verificación

de la Convención sobre

Armas Biológicas, obstaculizando

los esfuerzos de la comunidad

internacional para verificar

las actividades biológicas en

diversos países, y convirtiéndose

en un obstáculo para el control

de las armas biológicas.

Estados Unidos no sólo se

ha retirado frecuentemente de

grupos internacionales, sino que

también ha sancionado a cualquier

grupo que se atreve a desafiarlo.

En 2020, la administración Trump

anunció que impondría sanciones

económicas y restricciones de viaje

a funcionarios de la Corte Penal Internacional

(CPI) involucrados en la

investigación sobre acciones de Estados

Unidos en la guerra afgana, una

acción aún peor que su negativa anterior

a reconocer y cumplir los veredictos

de la CPI, o a cooperar con

la investigación de la CPI. Esto una

vez más mostró que Estados Unidos

destruirá “armas públicas” si no

pueden ser utilizadas para sus propósitos

privados.

La administración Biden se ha

reintegrado a algunas organizaciones

y acuerdos internacionales exclusivamente

porque eso es útil para

sus estrategias nacionales, y ha permanecido

fuera de otros acuerdos

que considera que dañarán sus intereses,

tales como el Tratado de Cielos

Abiertos. Debido a que la administración

Biden promueve el “multilateralismo

selectivo”, ha sido calificada

por algunos medios europeos

como “América Primero 2,0”.

De hecho, Estados Unidos

nunca ha mostrado amabilidad hacia

otros países, oponentes o aliados,

si no útiles para los intereses

estadounidenses. En años recientes,

Estados Unidos ha estado pidiendo

a la Organización del Tratado del

Atlántico Norte (OTAN), así como

a sus aliados asiáticos que incrementen

su gasto militar y paguen a Estados

Unidos más “cuotas de protección”

por el envío de tropas.

Justo antes del viaje de Biden

a Europa en junio, se reveló que Estados

Unidos había espiado a políticos

de sus aliados europeos, lo cual

se convierte en otro escándalo de espionaje

de Estados Unidos después

del Proyecto PRISM en 2013. Esto

mostró una vez más que Estados

Unidos ha llevado a cabo una cibervigilancia

a gran escala y ataques a

nivel mundial por largo tiempo, y

que eso, un verdadero imperio de

piratas informáticos, se ha convertido

en la mayor amenaza para la ciberseguridad

mundial.

La pandemia de la COVID-19

es como un espejo mágico que ha

expuesto la fealdad de la política de

“Estados Unidos Primero”. Estados

Unidos se ha comprometido con el

unilateralismo desde el inicio de la

pandemia: se apoderó de suministros

contra la pandemia destinados

para otros países, emitió embargos

sobre sus suministros médicos y adquirió

capacidad de producción de

los medicamentos que podrían ser

utilizados para tratar la enfermedad.

Sus actos egoístas conmocionaron

al mundo y dañaron severamente

la cooperación global contra la

pandemia. Mientras que las vacunas

han ofrecido la esperanza para la lucha

mundial contra la COVID-19,

Estados Unidos ha defendido el

“nacionalismo de vacunas” apresurándose

a hacer pedidos y a adquirir

vacunas, incluso aquellas que siguen

en etapa de pruebas clínicas, y poniendo

a algunos países y regiones

subdesarrollados en una situación

desesperada sin acceso a las vacunas.

Al mismo tiempo, Estados

Unidos ha estado poniendo condiciones

políticas a su asistencia de

vacunas. El sitio web en español

El Mundo dijo en un editorial que

Washington prestó vacunas a México

a cambio de intensificar el control

de los inmigrantes ilegales en

su frontera con Guatemala. La revista

estadounidense bimestral Foreign

Policy comentó en su página

web que la administración Biden sigue

persiguiendo los intereses estadounidenses

a costa de los intereses

de otros países en el mundo.

Estados Unidos ha establecido

secretamente laboratorios biológicos

en muchas partes del mundo

para llevar a cabo actividades de

militarización biológica. El misterio

del vínculo entre Fort Detrick y la

propagación de la COVID-19 aún

no ha sido desvelado.

Hume Field, un asesor en ciencia

y política para China y el Sudeste

Asiático de EcoHealth Alliance

en Nueva York, dijo que la politización

del rastreo de los orígenes

sólo genera “duda” y “desconfianza”

y socava fundamentalmente los

esfuerzos globales unidos necesarios

para vencer a este virus y a esta pandemia.

MANIPULACIÓN IDEOLÓ-

GICA

En agosto, la Casa Blanca anunció

que en diciembre Biden convocará

a los líderes de “las democracias

del mundo” en una Cumbre por la

Democracia, que se realizará de forma

virtual, a la que seguirá “aproximadamente

dentro de un año una

segunda cumbre en persona”.

Irónicamente, una encuesta reciente

encargada por la Fundación

Alianza de las Democracias entre

50.000 encuestados de más de 50

países ha revelado que casi la mitad

de los encuestados consideran a Estados

Unidos como una amenaza

para la democracia.

Durante mucho tiempo, Estados

Unidos se ha identificado

a sí mismo como una “ciudad sobre

una colina” y ha defendido valores

estadounidenses como “la democracia,

la libertad y los derechos

humanos” como los llamados “valores

universales”, y cree que Estados

Unidos tiene la responsabilidad

de promover sus valores en todo el

mundo. Sin embargo, esos “valores

universales” son, en esencia, una

herramienta ideológica para que Estados

Unidos mantenga la hegemonía

mundial.

Por un lado, Estados Unidos

aprovecha su fuerte posición en las

áreas de cultura y medios de comunicación

para promover forzosamente

la democracia y los valores

estadounidenses en el mundo, especialmente

en los países en desarrollo.

Por otro lado, bajo el disfraz de

los llamados “valores universales”,

Estados Unidos trata de ocupar el

terreno moral para manipular la

opinión pública internacional, atacar

flagrantemente a países y entidades

que considera amenazas y rivales,

y crear deliberadamente divisiones

y confrontaciones.

En 2010, marcado por la presentación

del “Marco Nacional

para la Comunicación Estratégica”

por el entonces presidente de

Estados Unidos, Barack Obama, al

Congreso estadounidense, el sistema

nacional de propaganda dirigido

por el Gobierno de Estados

Unidos entró en una etapa en la

que se hizo más capaz de llevar a

cabo operaciones entre agencias.

En 2014, un reporte de The

Guardian reveló un programa secreto

dirigido por la Agencia de Estados

Unidos para el Desarrollo Internacional

para infiltrarse en la escena

del hip-hop de Cuba y lanzar

un movimiento contra el Gobierno

cubano.

De acuerdo con el medio de

comunicación británico, la agencia

reclutó a decenas de músicos cubanos

para proyectos disfrazados de

iniciativas culturales, pero que en

realidad tenían como objetivo aumentar

su visibilidad y avivar un

movimiento de seguidores para desafiar

al Gobierno.

Estados Unidos también ha

vinculado su ayuda económica

al sistema político, presionando

a países africanos para que sigan

los modelos políticos occidentales

a través de las instituciones financieras

internacionales dirigidas por

Estados Unidos.

Desde la década de 1980, los

presidentes estadounidenses han

hecho de la promoción de la “democratización”

en los países receptores

uno de los principales objetivos

de la ayuda exterior de Estados

Unidos. Sin embargo, estas medidas

a menudo han provocado desastres

en los países receptores. La

rápida “democratización” política

y la privatización económica en

muchos países africanos condujeron

a crisis políticas a gran escala

e incluso a conflictos sangrientos,

y algunos países siguen enfrentando

en la actualidad disturbios políticos.

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