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Edicion 20 de Noviembre de 2021

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Fotografía : Jens Sondergaard

TErriBLEmENTE NiñoS

Por: Wilfredo Arriola

La pasión desde luego se

convierte en un aliciente

en la vida de las personas,

algunos la conocen desde

temprana edad, otros continúan

esa búsqueda sinuosa entre tantas

posibilidades para volcarse

en ella y otros mueren sin llegar

a conocerla. Al preguntarse ¿cuál

es mi pasión? En la generalidad

de la pregunta podemos tambalear

al responder, porque no nos

la replicamos o porque incluso le

tememos a decirla como reflejo.

Unos luego de sentirla identificada

se avergüenzan de ella y otros

la defienden como el mejor de sus

tesoros. La pasión nos identifica

tanto así, que puede convertirse

en una motivación o en la peor de

nuestras desventuras.

Muchos creen que pasión solo

hay una, y que las demás formas

de emociones solo son paliativos

para poder igualar ese mismo sentir,

que no habrá otra que se le

iguale. Unos lo encuentran en un

deporte, en la música al tocar un

instrumento, al escuchar la melodía

de un artista en particular, en

el arte, en la pintura, en la poesía,

en el baile, en fin… puede ser en

tantas maneras de expresión, en la

religión, aunque esta se gestione

como si fuera la aplicación de esta

en las otras tendencias de emoción.

La pasión se torna religión

y la religión es una practica disciplinario

día con día. Personas se

vuelven una religión, aunque enamorarse

es crear una religión cuyo

dios es falible, remata Borges

cuando habla acerca del amor, la

pasión más grande que ha existido,

el amor. El amor será entonces

la vena principal de la pasión, se

fomenta de esta, de sus articulaciones,

de sus pliegues y de ese latir

que acumula ese padecimiento

sobre lo que nos mueve de forma

incontrolada.

En la etimología nos devela algo

que pudiera parecer opuesto a lo

que sea cree, viene del latín passio

y este del verbo pati, patior (padecer,

sufrir, tolerar). Esta palabra

indica lo contrario de la palabra

acción, es decir, un estado pasivo.

El verbo patior generó un número

elevado de palabras tales como:

pasivo, paciente, impaciente,

compasión, compatible, padecer,

compadecer entre otras. Además,

la raíz de esta es indereuropea que

se remite a peir es decir, sufrimiento.

La pasión conlleva el sufrimiento

y con ese estado un gusto

particular por lo elegido, por

ese asalto a nuestras emociones

Tuvimos las de la infancia, quizá

todavía estén entre nosotros, de

manera aislada o descansan simplemente

en la profundo de las necesidades

que se dejan a un lado

por la cotidianidad del tiempo, a

pesar de eso, están y esas son el

vinculo por excelencia para sentirnos

vivos. Siempre Borges, en

uno de sus poemas insignes termina

de la siguiente manera: “Un

símbolo, una rosa, te desgarra y te

puede matar una guitarra”. Lo que

nos mantiene vivo también nos

incita a los extremos, ahí en esas

condiciones nos sentimos vivos,

nos sentimos, terriblemente niños.

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Edición Extra |20 Noviembre de 2021 |

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