22.02.2022 Views

Mapas de sentidos jordan peterson

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

¿Qué es la significación motivacional a priori de lo desconocido? ¿Puede siquiera formularse

una pregunta semejante? Después de todo, lo desconocido, por definición, todavía no ha sido

explorado. Según los dictados de la lógica estándar, nada puede decirse sobre algo que

todavía no ha sido encontrado. Sin embargo, a nosotros no nos ocupa la información

sensorial, ni unos atributos materiales particulares, sino la valencia. La valencia, en y por sí

misma, podría ser de la manera más simple considerada como bipolar: negativa o positiva

(o, por supuesto, como ninguna de las dos cosas). Estamos lo suficientemente familiarizados

con el rango potencial último de la valencia, negativa o positiva, como para establecer límites

provisionales alrededor de la posibilidad. Lo peor que lo desconocido podría ser, en general,

es la muerte (o tal vez un sufrimiento prolongado seguido de la muerte); el hecho de nuestra

mortalidad vulnerable proporciona el límite. Lo mejor que lo desconocido podría ser es más

difícil de especificar, pero algunas generalizaciones podrían revelarse aceptables. Nos

gustaría ser ricos (o al menos no tener necesidades), poseer una buena salud, ser sabios y

queridos. Así pues, el mayor bien que lo desconocido podría aportar podría ser visto como

aquello que nos permitiría trascender nuestras limitaciones innatas (la pobreza, la

ignorancia, la vulnerabilidad) en lugar de seguir estando tristemente sujetos a ellas. La

«zona» emocional cubierta por lo desconocido es, por tanto, muy amplia, y va desde aquello

que más tememos a aquello que deseamos con mayor intensidad.

Por supuesto, lo desconocido se define por oposición a lo conocido. Todo lo que no es

entendido o no está explorado es desconocido. La relación entre los a menudo

(injustamente) separados dominios de la «cognición» y la «emoción» puede comprenderse

más claramente a la luz de este hecho bastante obvio. Es la ausencia de una satisfacción

esperada, por ejemplo, lo que resulta castigador, doloroso: 10 la emoción se genera como una

respuesta por defecto a una repentina e impredecible alteración en la estructura

teóricamente comprendida del mundo. Es el hombre que espera un aumento de sueldo a

causa de su trabajo extraordinario —el hombre que configura un futuro deseado sobre la

base de su comprensión del presente— el que se siente dolido cuando alguien «que lo merece

menos» es ascendido antes que él (después de todo, «a uno se lo castiga mejor por sus

virtudes»). 11 Es probable que el hombre cuyas expectativas han sido destruidas —el que ha

sido amenazado y herido— trabaje menos en el futuro, con más resentimiento e ira. En

cambio, la niña que no ha terminado los deberes siente una gran emoción cuando suena el

timbre que señala el final de la clase y a ella no se los han pedido. El timbre marca la ausencia

de un castigo esperado, y por tanto induce a afecto positivo, alivio y felicidad. 12

Así pues, parece que la imagen de una meta (una fantasía sobre la naturaleza del futuro

deseado, concebido en relación con un modelo de la significación del presente), proporciona

gran parte del marco que determina la significación motivacional de los acontecimientos que

están ocurriendo. El individuo usa su conocimiento para construir un estado hipotético de

las cosas donde el equilibrio motivacional de los acontecimientos presentes se optimiza:

donde existe suficiente satisfacción, mínimo castigo, amenaza tolerable y abundante

esperanza, todo equilibrado adecuadamente a corto y a largo plazo. Este estado óptimo de

las cosas podría conceptualizarse como un patrón de progreso profesional, con un estado a

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!