Historia de Argentina
Si no sabemos quiénes somos ni de dónde venimos, no podemos preguntarnos hacia dónde vamos. He aquí la importancia de la historia. Conocer el pasado nos permite comprender el presente y nos brinda la posibilidad de proyectarnos al futuro. Recorramos a través de estas páginas el proceso histórico de nuestra conformación nacional.
Si no sabemos quiénes somos ni de dónde venimos, no podemos preguntarnos hacia dónde vamos.
He aquí la importancia de la historia. Conocer el pasado nos permite comprender el presente y nos brinda la posibilidad de proyectarnos al futuro. Recorramos a través de estas páginas el proceso histórico de nuestra conformación nacional.
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Ante una carta del almirante
Brown en la que pedía clemencia,
Lavalle contestó que era necesario
“cortar la cabeza de la hidra”
(la hidra era un animal mitológico
con una cabeza principal y
cien más en el extremo de cada
uno de sus tentáculos).
Los jefes unitarios, como salvador
María del Carril, exigieron el inmediato
fusilamiento. El 13 de diciembre,
Dorrego fue ejecutado
en Navarro.
Campaña unitaria
En enero de 1829, el General Paz,
que regresaba de combatir del
Brasil, desembarcó con sus tropas
en Buenos Aires. Repugnado por el
asesinato de Dorrego y disgustado
con los unitarios que rodeaban
a Lavalle, pidió a este una división
de 1.000 hombres para establecer
en Córdoba un centro logístico de
resistencia al federalismo.
El operativo invasión tenía un
objetivo claro: derrocar a Bustos,
neutralizar a Quiroga y dominar
todas las provincias del norte.
Por otra parte, Paz le hizo presente
a Lavalle que este operativo
aseguraría el poder y evitaría
la desmoralización del ejército
por la inactividad. Lavalle dudó
en un principio, pero ante unos
conatos de sublevación en las
tropas, consintió el pedido.
>> General Juan Lavalle. Comandante
de la Primera división del ejército
en 1828.
Córdoba invadida
El 3 de abril de 1829 las tropas
de Paz se unieron con Lavalle
en Los Desmochados y desde
ese punto invadieron Córdoba.
Lavalle, por su parte, debió retornar
a Buenos Aires acosado por
López y Rosas. El 12, Paz se adueñó
sin lucha de la capital de la
provincia. El gobernador Juan
Bautista Bustos se retiró al oeste
de la ciudad. Paz intentó acordar
con Bustos, pero ante la
negativa del caudillo avanzó
con sus tropas contra las del gobernador.
A pesar de la superioridad
numérica de las tropas de
Bustos, estas eran inferiores en
táctica y estrategia. Ante el primer
ataque, el 22 de abril, las tropas
de Bustos se desbandaron.
El general Paz quedó designado
gobernador delegado de la provincia
de Córdoba y asumió al regresar
a la ciudad el 25 de abril.
Derrota de Quiroga
La reacción federal no se hizo
esperar: los gobernadores Qui -
roga, Aldao, López e Ibarra se
aprestaron a atacar a Paz.
En mayo de 1829, Quiroga invadió
Córdoba y esperó refuerzos
cuyanos en el área de Pocho, logrando
reunir 5.000 hombres.
Avanzó hasta la capital, donde
derrotó a la pequeña guarnición
que había dejado Paz. El caudillo
riojano condujo a sus tropas a
La Tablada, donde el 22 y 23 de
>> En una misión de reconocimiento,
el General Paz fue tomado prisionero
por las fuerzas de Estanislao López
(1831) en territorio cordobés.
junio se libró la batalla homónima
y en la que Paz derrotó por
completo a Quiroga, quien huyó
hacia San Roque.
Quiroga, de regreso a La Rioja,
impuso fuertes contribuciones a
los poderosos con el fin de derrotar
a Paz. Con un ejército de
4.000 hombres volvió a invadir
la provincia en 1830. En febrero
de ese año se libró la batalla de
Oncativo, que culminó una dura
derrota para el riojano.
La Liga Unitaria
Paz envió una serie de expediciones
militares para deponer a
los gobernantes federales.
Quedó conformada en 1830 la
Liga Unitaria o del Interior. La
respuesta federal fue dada en
enero de 1831 al constituirse el
Pacto Federal entre Buenos
Aires, Santa Fe y Entre Ríos.
Los federales atacaron Córdoba
desde varios frentes. En una misión
de reconocimiento, Paz cayó
prisionero de las fuerzas de
López. Este lo trasladó a Santa
Fe. En 1835 fue llevado a Buenos
Aires, de donde huyó en 1838.
Mientras tanto, Lamadrid –lugarteniente
de Paz–, careciendo
del talento de su jefe, fue derrotado
en La Ciudadela (Tucu-
mán). Este episodio terminó
con la Liga Unitaria.
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