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Edicion 10 de agosto de 2'022

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Opinión

8 Jueves 11 de agosto de 2022 Diario Co Latino

Normalidad de la crueldad en El Salvador

César Ramírez

@caralvasalvador

Vivimos un sentido de crueldad

hacia los prisioneros

del Régimen de Excepción

sin ninguna oportunidad de defensa

jurídica, ni solución de caso por caso,

en general una visión jurídica sin precedentes

en la nación.

Nuestra condición social estructural se encuentra

en ruinas, por los acontecimientos políticos

a partir del 1 de mayo de 2021 con la

sustitución de los Magistrados de la Corte Suprema

de Justicia, además los eventos irregulares

conocidos durante la pandemia, restricción

de información pública, etc. éste día 9

de agosto 2022, el Ministro de Seguridad Gustavo

Villatoro afirmó: “nos vamos a encargar

de los 49 mil terroristas no vuelvan a la sociedad,

actualmente ya tenemos control judicial

para más de 42 mil de los capturados (ֺTCS

09AGO022) y anuncian “una segunda ola de

Reforma de Leyes donde vamos a innovar en

el procesamiento del crimen organizado,

vamos a acoplar las leyes a la realidad

nacional”.

La restricción de derecho ciudadano

implica un abandono de los acusados

de pertenecer a estructuras terroristas

“a su suerte” en las prisiones de

la nación, es posible que muchos posean

antecedentes penales, otros han cometido delitos

comunes, además los identificados en organizaciones

del crimen que merecen su captura;

no obstante también existen inocentes que

han dejado a su familia en el abandono, estos

últimos llenan las denuncias de periódicos y organismos

de derechos humanos, lo grave es el

creciente número de fallecidos con hallazgos de

traumatismos corporales, edemas pulmonares,

evidencias de fracturas en sus extremidades etc.

esta condición es una crueldad hacia los cautivos.

Es cruel guardar silencio en el caso de la fosa

clandestina de Chalchuapa, de muchos desaparecidos,

de información del sitio de reclusión,

su estado de salud etc., en cada caso la sociedad

espera una rehabilitación después de pagar

la deuda moral con el Estado, no obstante si

no existe reincorporación, ni reinserción, ni siquiera

mínima confianza después de una prisión

de 20 años, esos individuos no tendrá ninguna

oportunidad en las estructuras sociales y

en consecuencia retornarán a sus crímenes, sus

delitos con su accionar sangriento, será su venganza

hacia la sociedad ¿es ese el producto deseado

en 49,000 o una proyección de 70,000 potencialmente

capturados?

Con estos procedimientos crueles la sociedad

parece vengarse a sí misma, aplicamos un estilo

de muerte a los capturados que refleja el

mismo sentido terrorista de esos seres miserables,

porque sin límite de penalidad, sin rehabilitación,

sin retorno social etc. se les aplica

un escarnio social irreparable, como una pena

de muerte “ideal” sin “idealismo”, es similar

a la realidad de un sueño homicida-social.

amazon.com/author/csarcaralv

Ser bombero, aquellos ojos, estos héroes

Joel García

Tomado de CUBADEBATE

Todavía recuerdo sus ojos cuando pregunté

en el aula mientras impartía un

círculo de interés sobre periodismo.

¿Qué les gustaría estudiar? Él miraba a sus compañeros

desde su pupitre pegado a la pared. Médico,

periodista, ingeniero, eran las profesiones

más repetidas. Pero los ojos de aquel niño eran

desafiantes, pícaros, arriesgados. Y no titubeó al

responder: “Yo quiero ser bombero. Me gusta la

candela y el peligro”.

Publicación de la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario

Co Latino de R. L.

Condominios Cuscatlán, sobre 23 Avenida Sur y 4a. Calle

Poniente, Nivel 3 # 313, San Salvador

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131 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD

En estos días de tanto fuego, de tantas imágenes

desgarradoras, de ese valor por ganarle la

apuesta a esa pira prendida en la base de supertanqueros

de Matanzas, he pensado en aquel

niño del Casino Deportivo, en el Cerro, sobre

todo en sus ojos. Quizás estaba allí, o quizás

no. Pero la fuerte determinación por ser bombero

me hace imaginarlo entrando de primero

al lugar, aguantando las primeras mangueras,

soportando el calor que quema y desafiando el

peligro en tiempo real.

Decenas de historias se han contado y otras

tantas se levantarán sobre nombres que no son

famosos por dar jonrones ni convocar a conciertos

musicales. Su única fama, si es que tuvieran

alguna, va por dentro, en esa adrenalina

que crece para desafiar lo que otros no pueden,

para enfrentar la más dura contingencia con

tres c: corazón, coraje y coj…

El anonimato de salvar vidas en desastres,

incendios o accidentes es el más grande orgullo

para un bombero. Sin embargo, después que

pasa todo, después que el fuego deja de ser columna

roja y negra, en medio del negro petróleo

y las ruinas dejadas, vendrá el dolor más

profundo. El justo honor a quienes cayeron o

desaparecieron, como son los jóvenes que sus

padres esperan por encima de una bota quemada,

de unos cascos arriba de una tubería, del último

mensaje de Whatsapp o la llamada telefónica

antes de partir del comando.

Y eso es tan profundo e inefable como el propio

siniestro. Nadie podrá consolar a esos padres,

hermanos, a esa familia toda. Ser bombero

no es el tiempo en que se pasa un Servicio Militar.

Es una actitud, es una ética, es una perseverancia

por la vida. Y se aprende no solo cuando

suena la alarma de combate, sino cuando hay

que protegerse y los segundos traicionan a correr

o resguardarse.

Juzgar o atacar la juventud de esos muchachos,

criticar la decisión más oportuna en medio

de tanto desespero inicial por evitar más

pérdidas humanas y materiales, lejos de ser

compartida, parece más bajeza que raciocinio.

A esas familias nada les devolverá la sonrisa y el

amor de esos seres queridos, por tanto merecen

respeto, un abrazo eterno y el amor de los agradecidos

que se salvaron por tanto arrojo ante

las llamas.

Y desde ya espero que ese niño, que ni siquiera

recuerdo su nombre y debe tener hoy 24 o 25

años, todavía tenga los mismos ojos desafiantes

y arriesgados que cuando le pregunté qué le gustaría

estudiar.

Ojalá siga siendo ese bombero soñado, pero

si no lo fuera, tanto amor a la vida, tanta lucha

contra la candela y el peligro no lo convierte en

una foto fría, lo convierte en héroe.

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