8 THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY SÁBADO DOMINGO 13<strong>14</strong> DE DE AGOSTO AGOSTO DE DE <strong>2022</strong> <strong>2022</strong> 20 A R T E Y D I S E Ñ O En guerra, el arte nos permite sentir lo que las noticias no KIEV, Ucrania — En lo alto de una pared del Palazzo Pitti, en Florencia, Italia, cuelga una famosa pintura de Rubens. Al centro está Marte, el dios de la guerra, saliendo violentamente JASON FARAGO ENSAYO de las puertas del Templo de Jano. Bajo los pies de Marte yacen víctimas a punto de ser pisoteadas. Ves a una madre mirando aterrorizada la creciente violencia, desesperada por proteger a su hijo que llora. Junto a ella hay dos figuras que han caído al suelo y están al borde de la destrucción. Una es una mujer con un laúd, su instrumento ya roto. Otro es una Arquitectura personificada, con la brújula cayendo de su mano. Estas son “Las consecuencias de la guerra”, como las vio Rubens en 1638. Los civiles sufren, pero la cultura también es una baja. No es necesario ir muy lejos de Kiev para ver cómo la masacre de civiles y el pisoteo de la cultura siguen sucediéndose. En Borodianka, núcleo de las atrocidades rusas, el Palacio de la Cultura tiene las ventanas hechas pedazos; su sala de conciertos está cubierta de polvo y las taquillas han sido destruidas. Las autoridades de Ucrania, hasta el actor convertido en comandante en jefe, no han sido tímidos a la hora de exhortar a que el territorio de la cultura internacional apoye el esfuerzo bélico. El presidente Volodímyr Zelensky se ha dirigido a las multitudes en la Bienal de Venecia, el Festival de Cine de Cannes y los Grammy. Los crímenes contra civiles ucranianos continúan ocurriendo a diario. El número de muertos sigue siendo angustiosamente alto. Si vamos a defender la cultura en tiempos de guerra, no puede ser simplemente como otro medio de difusión, no cuando los micrófonos mucho más fuertes que hablan idiomas más accesibles no logran llamar nuestra atención. ¿Por qué escuchar música, por qué mirar arte, por qué ir al teatro cuando se está librando una guerra? Hace 20 años, en estas páginas, la crítica Margo Jefferson En la obra de Rubens de 1638, “Las consecuencias de la guerra”, los civiles y la cultura fueron retratados como víctimas. escribió que la razón por la que se necesita arte en tiempos de guerra es porque “la historia no puede existir sin la disciplina de la imaginación”. A través del arte establecemos similitudes entre pasado y futuro, cerca y lejos, abstracto y concreto, que ponen en duda certezas recibidas. Miramos y escuchamos de una manera que permite que el pensamiento y el sentimiento corran paralelos entre sí. Y en tiempos extremos, este tipo de apreciación cultural puede pasar de un plano analítico a uno moral. Si prestamos mucha atención, el arte, la literatura y la música pueden dotarnos de facultades mejoradas para ver nuestro nuevo presente como algo más que un torrente de palabras e imágenes. Una perspectiva más profunda del sufrimiento. Esas figuras culturales que exaltamos y que vivieron la guerra, desde Sófocles hasta Woolf y Kikuji Kawada, sabían mejor que nosotros que la claridad que el arte puede brindar no es la que obtienes de una conferencia o un reporte periodístico. En algún lugar de los intersticios entre la forma y el significado, entre la imagen y la trama, entre el pensamiento y el sentimiento, el arte nos brinda una visión del sufrimiento y la capacidad humanos que los testimonios, o incluso nuestros propios ojos, no siempre son capaces de mostrar. Las obras de arte de la guerra son lo que nos permite discernir, en la oleada diaria de imágenes y locuras, cualquier significado. La guerra se ha convertido en el máximo reflejo del aturdimiento digital que la novelista polaca Olga Tokarczuk ha identificado como el principal reto para los artistas y el público de hoy. En la pantalla del teléfono, todo es “algún lugar”, lamentó Tokarczuk en su discurso del Nobel de 2019: “‘En algún lugar’, algunas personas se están ahogando mientras intentan cruzar el mar. ‘En algún lugar’, durante ‘algún’ tiempo, ‘algún tipo’ de guerra se ha estado librando. En el diluvio de información, los VÍA UFFIZI GALLERIES mensajes individuales pierden sus contornos, se disipan en nuestra memoria, se vuelven irreales y se desvanecen”. Nuestra única posibilidad de ir de “algún lugar” a algún lugar, de acuerdo con Tokarczuk, radica en un modelo de creación artística que rompe la primera persona del singular de la actualización de estado y busca “una historia que iría más allá de la prisión incomunicativa de uno mismo”. Un compromiso cultural que podemos hacer es redescubrir el costo humano completo de nuestras batallas perpetuas, incluso si sus reflejos en el arte seguramente serán fragmentarios. A partir de esos fragmentos aún podríamos constelar una visión de las consecuencias de la guerra. Estudian el pasado de la salsa y analizan su futuro Por ED MORALES Un día, Artemio Morelia, cantante y maraquero de una poco conocida banda de salsa colombiana llamada Grupo Renacimiento, se despertó y se encontró transformado en un robot. Atormentado por las visiones de HAL 9000, estaba consciente de la frialdad y las distracciones de un mundo constantemente conectado. “La memoria se está muriendo”, canta en Metamorfosis, el nuevo sencillo de su banda. “Ya conectaron el internet a mi pulmón/a mi corazón”. O al menos eso es lo que Eblis Álvarez, un cantautor y multiinstrumentista colombiano con formación académica, quiere que creas con el lanzamiento de su nuevo álbum, Meridian Brothers & El Grupo Renacimiento. Meridian Brothers es un apodo que Álvarez usa en muchos de sus álbumes —“colaboraciones” con bandas ficticias, El disco intenta presentar una estética minimalista. en este caso Grupo Renacimiento. Aunque toca todos los instrumentos y maneja todas las voces del álbum, también se presenta en vivo con una banda regular de Meridian Brothers que incluye a cuatro de sus amigos de la Universidad Javeriana en Bogotá. Para Álvarez, Meridian Brothers & El Grupo Renacimiento, el primer lanzamiento de la renombrada disquera Ansonia Records en 30 años, es una novela latinoamericana disfrazada de álbum de B-salsa —su término para los intérpretes olvidados de clase B de la salsa como la Orquesta Kool, que grababa en “condiciones precarias”. Es a la vez un sueño febril psicodélico, una inmersión profunda en el pasado de la salsa, una crítica a la rendición de la sociedad a la tecnología y un nuevo encuentro musical entre la sofisticada capital de Colombia, Bogotá, y su rústica costa caribeña. “Grupo Renacimiento es como JUAN JOSE ORTIZ ARENAS PARA THE NEW YORK TIMES escribir un libro sobre el renacimiento de un grupo de artistas que caen en el vicio y resurgen por su fe cristiana. Es solo una crónica sobre una historia clásica de salsa, como la historia de Richie Ray y Bobby Cruz”, dijo Álvarez en una entrevista en video el mes pasado, refiriéndose al clásico combo de salsa neoyorquino de la década de 1970. “Este es un disco que trata de emular el sonido de los años 70, de Eblis Álvarez (centro) y el Meridian Brothers Band, cuatro amigos que colaboran con él. la época dorada de la salsa dura”. Invocando la crónica, un género literario latinoamericano que combina el periodismo y la ficción —y haciendo un “falso documental” de producción propia que describe su encuentro con el Grupo Renacimiento en una iglesia colombiana— Álvarez le ha inyectado un sabor surrealista al proyecto. Álvarez, de 45 años, ha lanzado más de 25 álbumes desde 2005, algunos como Meridian Brothers y otros con otros nombres, todos ellos tratando de derivar un sentido de autenticidad en la música colombiana. Meridian Brothers & El Grupo Renacimiento tiene una estética minimalista, que es la esencia de la salsa en sí —un género urbano que nació después del declive y la caída de la llamativa era Palladium Mambo de las grandes bandas. “Estoy tratando de describir un pasado futurista”, dijo Álvarez. “No es un futurismo que deba máquinas o tecnología, es un futuro acústico”.
SANTO DOMINGO, RD. DOMINGO <strong>14</strong> DE AGOSTO DE <strong>2022</strong> 21 Leoncio Peralta, un periodista valioso
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