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E S C U C H A A Q UÍ
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Y siguiendo con esta desgastante
colección de dicho, que más que
dichos, directamente son
improperios, se puede llegar a
escuchar: “inmediatamente de
haberme casado contigo, me di
cuenta del error que había cometido,
pero lamentablemente ya era
tarde”. Y como pretendiendo no
quedarse corto con sus
sentimiento rabiosos, se suele
agregar: “mil veces me he
arrepentido de unirme a ti”. O
igualmente contando con el
agregado: “si pudiera volver el
tiempo atrás, no sería justamente
yo quien estuviera hoy viviendo
este calvario”.
Pero continuando con esta serie
de comentarios crueles y
agresivos, igualmente se suele
incorporar a lo ya dicho: “la
verdad que de todo corazón te
digo, que desearía que
desaparecieras para siempre de
mi vida”. Pero en la búsqueda de
profundizar este cañoneo
interminable, se suele del mismo
modo, continuar hablando con el
mismo tenor: “realmente sería
preferible para mí, morirme
antes que tener que seguir a tu
lado”. Con el agregado: “ya no te
amo, solamente te odio”.
Posteriormente a todas estas
agresiones verbales, se pone
como corolario, la siguiente
declaración o expresión:
“definitivamente ha llegado el
momento, que me busque a otra
mejor persona para estar
conmigo”.
Y así, cada uno de nosotros
puede agregar a esta lista, otra
serie mayor de frases hirientes,
negativas y destructivas para la
pareja, conforme a lo que uno
crea, o que simplemente haya
escuchado en boca de otras
personas.
Hasta aquí en este escrito, una
serie de comentarios negativos,
los que directamente conducen a
la destrucción de la vida
matrimonial, y por ende a dañar
también, a todos los integrantes
del grupo familiar. Sin embargo lo
importante de todo esto, es que
gracias a Dios existen soluciones
para evitar que los daños hasta
ahora mencionados, no se
produzcan en medio nuestro.
La primera parte de la fórmula
definitivamente positiva que se
debe buscar, sin ninguna duda, es
el hacer todo lo posible, y aun lo
imposible, para que el amor
nunca deje de ser y es esta llama
que de calor y luz, jamás se
apague sino que crezca más y
más cada día. Para que esto
proceda de esta manera, es
imprescindible, que más allá de
los arrebatos producto de las
discusiones conyugales, las que
de una manera u otra siempre
existen, sean manejadas con
altura y respeto hacia la otra
persona, e incluso para uno
mismo.
Estas medidas deben ser tomadas
de ser factible, desde el prime día
del matrimonio, pero por si
alguna razón no se ha hecho de
esa manera, recordemos que
nunca es demasiado tarde para
desandar este tipo de camino.
Rectificar el andar para mejorar,
es de gente inteligente, lo
contrario habitualmente queda
en manos de los ignorantes y mal
intencionados.
Querido lector, es posible, y me
alegro mucho por eso, que el
presente artículo no sea
necesario para tu vida de
relación conyugal, pero si de
alguna manera tú crees que esto
o algo de esto está pasando en tu
matrimonio, te aconsejo que
detengas la marcha del mismo, y
con sinceridad y a corazón
abierto, hables con tu pareja, y
entre ambos se comprometan
para hacer el mayor esfuerzo,
para producir el cambio de
rumbo que los dos seguramente
están necesitando. Lo peor que
le puede suceder a una pareja, es
bajar los brazos y no luchar
frente a las adversidades.
Por último quisiera dejarles, unas
palabras de la Biblia, por un
maravilloso consejo entregado
por el Rey Salomón: “La muerte y
la vida están en la lengua, y el que
la ama comerá de sus frutos”
(Proverbios 18:21).
Apreciados amigos lectores, Dios
los guarde y los bendiga por
siempre, tanto a ustedes como a
cada uno de los suyos.