29.09.2022 Views

Edicion 29 de septiembre de 2022

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Diario Co Latino

Opinión

Jueves

29 de septiembre de 2022 9

El hambre y la guerra

Iosu Perales Arretxe

Publicación de la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario

Co Latino de R. L.

Condominios Cuscatlán, sobre 23 Avenida Sur y 4a. Calle

Poniente, Nivel 3 # 313, San Salvador

www.diariocolatino.com, facebook.com/diariocolatinoderl

@DiarioColatino

Director Presidente:

Francisco Elías Valencia

Vicepresidente:

Nelson López

Director Ejecutivo:

Antonio Valencia Fajardo

Coordinadora de Prensa: Patricia Meza

Teléfonos: 2222-1009, 2271-0671

131 AÑOS INFORMÁNDOTE CON CREDIBILIDAD

Naciones Unidas alerta

sobre una hambruna

mundial y propone

a los países más ricos incorporarse

a una campaña que alivie

la situación de las poblaciones vulnerables.

Prácticamente todas las voces institucionales

culpan a la guerra, o sea a Putin,

de la inflación, de la escasez de alimentos

en regiones del mundo, de su difícil distribución

y en particular del aumento de sus

costes. Creo que en un porcentaje es verdad,

pero el hambre y el control de los alimentos

por un puñado de empresas multinacionales

tiene otras referencias trágicas que datan

de muchos años atrás. En este mundo neoliberal

el derecho a la alimentación no es universal,

solamente lo ejercen quienes disponen

de recursos. Ese control de alimentos

lo es asimismo sobre la tierra cultivable, semillas

y fertilizantes. Nestlé se encuentra entre

las 10 multinacionales que imponen un

control sobre millones de vidas empujadas

al hambre. Según afirma el Programa Mundial

de Alimentos la población desnutrida

no deja de crecer, castigando sobre todo a

la infancia.

La ventaja de echar toda la culpa a la guerra

es que libera de responsabilidad al capitalismo.

La inflación que estamos viviendo

es la resultante de una crisis que viene de lejos

y que muestra el agotamiento de un sistema

que es incapaz de resolver las necesidades

básicas de la población. Cierto que el

clima y los comportamientos de la naturaleza

generan sequías, pero hay que decir

que el modelo económico mundial

vigente se encuentra en el primer

lugar de las causas culpables.

Según la FAO producimos más de

lo que la población planetaria necesita

para vivir. Lo que ocurre es que

los alimentos convertidos en mercancía

son un negocio que no entiende de derechos

humanos. Por otra parte, un 30% de

los alimentos se desperdician, desde que se

producen hasta que llegan a la mesa de los

consumidores..

Así, por ejemplo, hemos nacido y crecido

conviviendo con la sequía y el hambre

del continente africano. No conocemos

otra realidad en este continente vecino. ¿Es

que su destino es hundirse en el mar? ¿No

tiene solución? África sobrevive asediada

por la sequía y el hambre desde hace siglos.

Los pobres más pobres del mundo, al parecer,

no ven ninguna luz al final del túnel.

Las organizaciones especializadas de la

ONU ya han advertido que el drama puede

no tener precedentes. En el Cuerno de África

(región oriental del continente) la sequía

ha arrasado los cultivos y el ganado, forzando

desplazamiento de poblaciones en busca

de agua y alimentos. Se ponga como se

ponga Europa, los éxodos de migraciones

se irán reproduciendo de manera inevitable.

Entonces, la Europa que logró buena

parte de su desarrollo gracias a sus políticas

coloniales salvajes, tendrán que echar mano

de más y más represión.

La tragedia afecta sobre todo a Somalia,

Kenia y Etiopía. Son países en los que se

contabilizan hasta cuatro temporadas consecutivas

de lluvias fallidas que han dejado

una situación climática como no se había

registrado desde hacer cuarenta años, según

las agencias de la ONU. Pero en el cambio

climático vemos otra vez la mano de los seres

humanos que no reparan en contaminarlo

todo cuando se trata de multiplicar

los beneficios. Claro que decir seres humanos

es el modo suave y casi dulce de referirme

a un grupo concreto que ocupa la escala

más baja de la humanidad. Mercaderes

que cegados por la codicia lideran un mundo

brutal.

Lo más grave es que la situación podría

empeorar, una vez que sabemos, según la

OMM (Organización Meteorológica Mundial)

que la temporada de lluvias de 2022, de

marzo a mayo, fue “la más seca que se haya

registrado, devastando los medios de vida y

provocando un fuerte aumento de la inseguridad

alimentaria, hídrica y nutricional”.

Si estos pronósticos se materializan en los

próximos meses, la emergencia humanitaria

regiones de África, de por sí grave, se hará

insostenible. Según la ONU, el hambre extrema

puede afectar a 20 millones de personas

en este septiembre de 2022.

No hay que minimizar el hecho de que la

pandemia del COVID-19 es otro de los factores

causales, pues dio lugar a la mayor crisis

económica mundial en más de 100 años.

El mundo aún no se recupera de la crisis sanitaria

y la economía crece menos de lo esperado.

Los países en desarrollo importadores

de materias primas se resienten duramente

por el incremento de los precios de los alimentos

y la energía. Es tal la situación crítica

que debería bastar para que los gobiernos,

instituciones y grupos económicos de

poder pusieran en marcha espacios de colaboración.

Pero este es un planeta de idiotas.

Preferimos cortar la rama del árbol en la que

nos sostenemos con verdaderas dificultades.

Lo cierto es que la prioridad debería ser salvar

vidas mediante acciones inmediatas. En

situación de hambrunas crónicas no puede

haber paz en el mundo.

Según el economista británico Michael

Roberts (Digital Sin Permiso) a las dificultades

de suministro de alimentos hay que añadir

el aumento de los precios del petróleo,

la demanda explosiva de biocombustibles a

base de maíz, los altos costes de transporte,

la especulación en los mercados financieros,

las bajas reservas de cereales, las severas alteraciones

climáticas en algunos de los principales

productores de granos y el aumento

de las políticas comerciales proteccionistas.

Este es el escenario alimentario.

Las instituciones de Naciones Unidas miran

a 2023 con verdadero temor. Lo que se

visualiza es el infierno de Dante

Rusia y Ucrania representan el 30% de las

exportaciones de cereales. Ucrania suministra

la mitad del aceite de girasol del mundo.

Rusia el 13% de fertilizantes y el 11% del

petróleo. La guerra está produciendo grietas

que serán difíciles de corregir. Hará fal-

Pasa a la pág. 10

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!