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CAPÍTULO 1 Hormonas y acción hormonal 11

H

H

H

H

H

R

G

ACa

ATP

cAMP

β-ARK

PKA

Receptor

R

ACi

Adenilil ciclasa

R

ACi

G

Proteína G

Fosfatasa

P

Arrestina

FIGURA 1–8 Desensibilización (dependiente de cinasa) del complejo de ligando-receptor. El esquema que se muestra es para el receptor

β-adrenérgico, pero probablemente existen sistemas similares para otros tipos de receptores enlazados a proteína G (ACa, adenilil ciclasa activa; ACi,

adenilil ciclasa inactiva; β-ARK, receptor β-adrenérgico cinasa; PKA, proteína cinasa A).

unión del agonista al receptor produce activación de proteína G y

origina también activación de una cinasa (llamada receptor acoplado

a proteína G cinasa, GRK) que fosforila el dominio citoplasmático

del receptor. En virtud de esta fosforilación, el receptor adquiere afinidad

alta por un miembro de la familia de proteínas arrestina. El

nombre “arrestina” se deriva de la observación de que el receptor ya

no es capaz de interactuar con una proteína G cuando está unido a

arrestina. De este modo, el receptor fosforilado queda desacoplado de

su proteína G, lo que impide la emisión de señales hacia el efector. El

receptor permanece inactivo hasta que una fosfatasa actúa para restituir

el receptor hacia su estado no fosforilado.

Muchos receptores acoplados a proteína G también son susceptibles

a regulación descendente inducida por agonista, lo que da lugar

a una concentración reducida de receptores de superficie celular después

de exposición de las células a un agonista. Esto puede producirse

por internalización de receptores inducida por un agonista, seguida

por tráfico de receptores hacia lisosomas donde ocurre degradación.

Además, la exposición crónica de células a un agonista puede dar por

resultado eventos de emisión de señales que suprimen la biosíntesis

de receptores nuevos, lo que disminuye la concentración de receptor

de estado estable. En conjunto, estos eventos reguladores aseguran

que la célula esté protegida contra estimulación excesiva en presencia

de concentraciones altas sostenidas de un agonista.

A últimas fechas, ha quedado claro que estos eventos que sirven

para aminorar la emisión de señales de proteína G también pueden

tener importantes funciones positivas en la promoción de la

emisión de señales celulares. Por ejemplo, la asociación de la arrestina

con receptores acoplados a proteína G puede producir activación de

vías específicas, como la vía de la MAP cinasa, y esto ocurre de manera

independiente de la emisión de señales de proteína G. Además,

en algunos casos los receptores acoplados a proteína G internalizados

pueden retener la capacidad para emitir señales, y los efectos pueden

diferir de los que se producen cuando la activación ocurre en la membrana

plasmática.

TRASTORNOS DE PROTEÍNAS G

Y DE RECEPTORES ACOPLADOS

A PROTEÍNA G

Dos toxinas bacterianas tienen la capacidad de modificar de manera

covalente subunidades α de proteína G específicas, lo que altera su

actividad funcional. La toxina del cólera es una proteína que se une a

receptores presentes en todas las células, lo que da por resultado la

internalización de la subunidad enzimática de la toxina. La enzima de

la toxina es una ADP-ribosil transferasa que transfiere ADP ribosa

desde NAD hacia un sitio aceptor (Arg 201 ) en la subunidad α de G s .

Esta modificación covalente inhibe mucho la actividad de GTPasa de

α s , lo que aumenta la activación de la adenilil ciclasa al extender la

duración de la forma de la proteína G unida a GTP, activa. Incluso

en ausencia de un receptor acoplado a proteína G activo, el GDP se

disocia (aunque con mucha lentitud) de la proteína G. Así, la toxina

del cólera finalmente activará la actividad de adenilil ciclasa incluso

sin unión de un agonista a un receptor acoplado a proteína G. El

resultado es una activación grande y sostenida de adenilil ciclasa.

Cuando ocurre esto en células epiteliales intestinales, el aumento

masivo de cAMP da por resultado el incremento de la secreción de

agua y sal característico del cólera.

La toxina de Bordetella pertussis también es una ADP-ribosil transferasa.

Sin embargo, en este caso, los sustratos son subunidades α de

diferentes proteínas G, entre las que destacan G i y G o . La porción

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