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CAPÍTULO 1 Hormonas y acción hormonal 25

quear la actividad de otros miembros de la familia TR, pero su función

fisiológica, si es que existe, aún no está definida.

Existe heterogeneidad similar en la familia de receptor de retinoide.

Hay tres isoformas tanto para el RXR como para el RAR. En

conjunto, se cree que estos receptores desempeñan un papel importante

en la morfogénesis, pero la función de las isoformas individuales

sólo se entiende parcialmente. Hay dos isoformas de ER. ERα parece

emitir señales para la mayor parte de la actividad estrogénica tradicional.

ERβ se encuentra en diversos tejidos diferentes, y posee actividad

antiproliferativa que puede servir para aminorar los efectos de ER

unido a ligando.

EFECTOS NO GENÓMICOS

DE LAS HORMONAS ESTEROIDES

Aunque los esteroides ejercen la mayor parte de su actividad biológica

por medio de efectos genómicos directos, hay varias líneas de evidencia

que sugieren que esto no proporciona un cuadro completo de la

acción de hormonas esteroideas. Hay varios ejemplos de que, por

razones cinéticas o experimentales, no se adaptan al paradigma clásico

relacionado con un mecanismo regulador de transcripción. Dentro de

este grupo se incluyen la supresión rápida de secreción de ACTH

después de administración de esteroides, la modulación de la maduración

de oocitos y de la excitabilidad neuronal por la progesterona,

la estimulación de la óxido nítrico sintasa endotelial (por medio de

interacción de ERα con la subunidad p85 de PI-3K) por estrógeno,

la inhibición de la desyodasa tipo II y la estimulación de consumo

mitocondrial de oxígeno por la hormona tiroidea, y la regulación de

la función de los canales del calcio por la 1,25-(OH) 2 vitamina D.

Estudios recientes han demostrado la presencia de receptores de estrógeno

convencionales sobre la membrana plasmática de células blanco.

La relación de estos receptores con sus homólogos nucleares, y su

papel en la emisión de señales para la actividad dependiente de estrógeno

(genómica en contraposición con no genómica) se está investigando

de manera activa. El PR despliega una capacidad nueva para

interactuar con los dominios SH3 de tirosina cinasas de la familia Src,

con lo cual tiene acceso a la vía de emisión de señales Ras/Raf/

MEK-1/ERK (que ya se comentó). Si bien todavía no se entienden

por completo los mecanismos que fundamentan estos efectos no genómicos,

su importancia potencial en la mediación de la acción de

hormona esteroide o tiroidea puede, en casos seleccionados, aproximarse

a la de sus homólogos genómicos más convencionales.

Los neuroesteroides representan otra clase de agonistas hormonales

no tradicionales con actividad biológica singular. Algunos de éstos

son esteroides nativos (p. ej., progesterona), mientras que otros son

derivados conjugados o metabolitos de los esteroides nativos (p. ej.,

dihidroprogesterona). Estos agonistas se han identificado en el sistema

nervioso central, y en algunos casos se ha mostrado que tienen

potente actividad biológica. Se cree que operan por medio de interacción

con el receptor para ácido γ-aminobutírico, una molécula que

aumenta la conductancia de membrana neuronal al ion cloruro. Esto

tiene el efecto neto de hiperpolarizar la membrana celular y suprimir

la excitabilidad neuronal. Se predeciría que las interacciones que promueven

la actividad de receptor produzcan efectos sedantes-hipnóticos

en el animal entero, mientras que se esperaría que las interacciones

inhibidoras lleven a un estado de excitación del sistema nervioso

central.

SÍNDROMES DE RESISTENCIA

DE RECEPTOR DE HORMONA

ESTEROIDE Y TIROIDEA

Los defectos hereditarios en estos receptores se han enlazado con la

fisiopatología de diversos síndromes de resistencia a hormona. Estos

síndromes se caracterizan por un fenotipo clínico que sugiere deficiencia

de hormona, por concentración alta de ligando de hormona

circulante, y concentración aumentada (o inapropiadamente detectable)

de la hormona reguladora trófica relevante (p. ej., ACTH, TSH,

FSH o LH). Las mutaciones puntuales en los dedos de cinc del dominio

de unión a DNA, así como en el dominio de unión a ligando

del receptor de vitamina D, llevan a una forma de raquitismo dependiente

de vitamina D (tipo II) que se caracteriza por lesiones óseas

raquíticas típicas, hiperparatiroidismo secundario y alopecia. Se hereda

como un trastorno autosómico recesivo. Defectos moleculares

dispersos a lo largo de toda la trayectoria del receptor de andrógeno,

aunque concentrados en el dominio de unión a ligando, se han enlazado

con síndromes caracterizados por grados variables de resistencia

a andrógeno, que van desde esterilidad hasta el síndrome de feminización

testicular florido. Se cree que, en este caso, la gravedad clínica

se relaciona con la gravedad del deterioro funcional que la mutación

impone sobre el receptor. Dado que el receptor de andrógeno está

ubicado en el cromosoma X, estos trastornos se heredan de una manera

ligada a X. Los defectos en el receptor de glucocorticoide son

menos comunes, lo que tal vez refleja la naturaleza peligrosa para la

vida de las alteraciones de este sistema. Sin embargo, se han identificado

mutaciones que tienen repercusiones negativas sobre la función

del receptor. Las presentaciones clínicas en estos casos han estado

dominadas por signos y síntomas atribuibles a deficiencia de glucocorticoide

(p. ej., fatiga, astenia) y sobreproducción de andrógenos (p.

ej., hirsutismo y precocidad sexual) y mineralocorticoides (hipertensión

con renina baja) suprarrenales. Esto probablemente se produce

por supresión de la secreción de ACTH, e hiperplasia suprarrenal

(mediadas por esteroide defectuoso) a medida que la primera aumenta

en un intento vano por restituir la actividad de glucocorticoide en

la periferia. La resistencia a la hormona tiroidea se ha enlazado con un

gran número de mutaciones dispersas a lo largo de toda la longitud

de la forma β del receptor, aunque, de nuevo, hay una concentración

de mutaciones en el dominio de unión a ligando, en particular

a lo largo del anillo de la bolsa de unión a coactivador. Ninguna mutación

en la forma α del receptor se ha enlazado con un fenotipo resistente

a hormona. La presentación clínica de resistencia a hormona

tiroidea se extiende desde los síndromes de déficit de atención leve

más típicos hasta hipotiroidismo verdadero con alteración del crecimiento.

Diferentes tejidos blanco que albergan los receptores mutantes

muestran sensibilidad variable a la hormona tiroidea; algunos tejidos

(p. ej., la hipófisis) presentan resistencia profunda, y otros (p.

ej., el corazón) muestran respuesta de una manera que sugiere hiperestimulación

con hormona tiroidea (esto es, tirotoxicosis). Estos últimos

efectos (p. ej., taquicardia) pueden reflejar el predominio de la

isoforma α normal, en contraposición con la isoforma de TR β defectuosa,

en el tejido blanco (p. ej., el corazón). Estos síndromes son

más bien singulares por cuanto se heredan como trastornos autosómicos

dominantes, lo que probablemente refleja la capacidad de los receptores

mutados para interferir con receptores producidos a partir

del alelo normal, sea por unión al RE con afinidad más alta que los

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