Demasiado tiempo para amarte - Bárabara Remedios
«Se habían convertido en dos atractivas mujeres, en cambio, ellas, no parecían estar interesadas en gustar a nadie. De momento se bastaban a sí mismas…». DEMASIADO TIEMPO PARA AMARTE, atraviesa el papel atrapando de inmediato. Te sorprenderás cuando, junto a las protagonistas, te enteres de que han sido elegidas al azar para vivir ciento cincuenta años sin envejecer. Desde entonces sucede un sinfín de situaciones ante el desasosiego que significa enfrentarse a mil interrogantes. Es una emotiva y loca historia de imposibles alrededor del amor. Y no es ficción.
«Se habían convertido en dos atractivas mujeres, en cambio, ellas, no parecían estar interesadas en gustar a nadie. De momento se bastaban a sí mismas…». DEMASIADO TIEMPO PARA AMARTE, atraviesa el papel atrapando de inmediato. Te sorprenderás cuando, junto a las protagonistas, te enteres de que han sido elegidas al azar para vivir ciento cincuenta años sin envejecer. Desde entonces sucede un sinfín de situaciones ante el desasosiego que significa enfrentarse a mil interrogantes. Es una emotiva y loca historia de imposibles alrededor del amor. Y no es ficción.
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Continuó dirigiéndose a la familia que la escuchaban sin
dar crédito.
—Ya tengo la solicitud complementada. Iniciaré el curso
el próximo mes de septiembre y, para entonces, espero que
comprendan, que el único ordenador que hay en esta casa, lo
quiero libre a mi disposición siempre que yo lo necesite
porque mis prácticas y estudios serán prioridad. Por eso
mamá, papá, —puntualizó dirigiendo la mirada a ellos dos—
quizás podrían valorar, teniendo en cuenta lo anterior, la
posibilidad de plantearse comprar otro para el uso de todos
ustedes, y por supuesto, en ese caso, como espero que así
sea, el PC nuevo y mejor será el mío.
Se puso en pie tirando un par de besos al aire dirigidos a
su hermano y cuñada, un simple buenas noches y abandonó
la mesa. Habían parado de comer, manteniendo un absoluto
silencio mientras ella hablaba, y cuando salió del comedor,
la imagen familiar era la de unas personas que parecían estar
congeladas. Nadie sabía qué decir. Rompió el silencio
Joaquín.
—Pero bueno, ¿esto qué ha sido? ¿Esta niña cambiará
alguna vez en la vida? Es una mujer de veinte años y no
abandona esa mala leche permanente que la hace parecer la
peor persona del mundo. Y además, papá, por otra parte,
habla y se dirige a ustedes como si ella fuera la que dispone
y organiza la vida de todos.
—Nos habla, Joaquín, nos habla. Te recuerdo que tú
también estás sentado a la mesa con tu mujer.
—Bueno, sí, papá, tienes razón. Nos habla. Lo que pasa
es que estoy convencido de tener la suerte de no vivir aquí,
y pienso, viendo cómo se las gasta la niña, que conmigo ella
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