Edición Digital Revista Natural...Mente Animal

En Colombia la contaminación del aire que se
registra en las grandes ciudades del país es una
latente problemática que va en aumento.
La Organización Mundial de la Salud, asegura que
nuestra patria es el segundo país de Latinoamérica
con mayor contaminación del aire, con un promedio
de 19.000 muertes anuales en todo el territorio.
Bogotá, la ciudad más contaminada de América,
registra un valor de 15 PM2.5 de exposición
(cantidad de esmog que produce).
Las principales causas que afectan la contaminación
están a cargo de los combustibles fósiles, las
chimeneas industriales, la quema indiscriminada de
basura, residuos químicos y farmacéuticos, entre
otros.
Más del 70 % de los ecosistemas marinos de nuestro
país se encuentran enfermos y en alto riesgo de
colapso. Estos ecosistemas enfrentan amenazas
humanas como la pesca con dinamita, la cual a pesar
de ser ilegal es muy corriente en nuestro medio. El
turismo masivo destructivo cada ves más frecuente
(Algunos lo denominan turismo de olla, el cual ha
acabado sitios como El Rodadero y sus alrededores,
en Santa Marta, Bocagrande, Laguito Castillo
Grande en Cartagena y buena parte de San Andrés) y
la contaminación producida por gran cantidad de
sedimentos.
Por décadas nuestros recursos naturales en Colombia han
sido víctimas de la devastadora depredación causada por
el hombre; esto con la mirada complaciente y criminal de
los gobernantes de turno en Bogotá, quienes han feriado
para beneficio propio y de sus amigos, cientos de miles de
hectáreas de selva, acuíferos y todo elemento vegetal
mineral o animal.
Desde hace más de 40 años, los presidentes de Colombia
se han preocupado...pero en vender la naturaleza y obtener
para ellos grandes utilidades. Su desvergonzado y criminal
actuar se ve en la desmesurada tala de bosques, la
preocupante contaminación de los cuerpos de agua, la
actividad agropecuaria en tesoros ambientales como
páramos y el cruel sacrificio de animales silvestres
declarados en riesgo de extinción.
Un recurso del que poco se habla y que es el encargado de
garantizar la seguridad alimentaria y de darnos soporte a
todos los seres vivos, también ha sufrido las consecuencias
de la desgarradora actividad antrópica: el suelo, hogar de
plantas, animales y microorganismos, que a su vez
almacena nutrientes y regula el ciclo del agua.
Las cifras indican que el suelo colombiano va por el
camino de la extinción. El Instituto Geográfico Agustín
Codazzi reveló que el 40% del territorio nacional ya
padece de algún grado de erosión por efectos naturales o
la intervención del hombre, mientras que el 15,6% alberga
terrenos afectados por la sobrecarga de cultivos y
ganadería sin control.
Quebrada la capota
Volcán Fagradalsfjall
Alto de ventanas
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