Edicion 4 | 2023
Del error al la fuerza
Del error al la fuerza
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DEL ERROR<br />
A LA<br />
FUERZA<br />
LA HISTORIA DE JULIO (JC) ALMANZA<br />
Mi infancia<br />
estuvo marcada<br />
por un trauma<br />
indescriptible.<br />
Mucho antes de<br />
llegar a los diez<br />
años, mi corazón se<br />
había endurecido<br />
y mi mente estaba<br />
confundida. En lo<br />
que a mí respectaba,<br />
dependía de mí<br />
sobrevivir en este<br />
duro mundo.<br />
Tenía cuatro años cuando mi padre nos<br />
abandonó a mi madre, mis dos hermanas y a<br />
mí. Nos mudamos con un tío, un hombre que<br />
abusó sexualmente de mí, me violó y torturó<br />
desde entonces hasta que cumplí nueve años.<br />
Su “juego” favorito era mante nerme bajo agua<br />
helada en nuestra bañera hasta que me desmayaba.<br />
Luego me revivía y lo hacía de nuevo.<br />
Hasta el día de hoy, me aterra el agua.<br />
Durante muchos años, todo hombre que<br />
veía me recordaba a mi padre y ese tío, y<br />
toda mujer me recordaba a mi madre. A<br />
ella la odiaba por no haberme protegido.<br />
Sabía de la tortura y el abuso sexual, pero<br />
no hizo nada por impedirlos. Las acciones<br />
y la pasividad colectivas de mi familia me<br />
afectaron psicológicamente.<br />
Para cuando tenía 11 años, andaba en<br />
las calles buscando sangre. Ser pandillero<br />
en el lado sur de Chicago me dio un modo<br />
de derrotar a mis enemigos y pensaba que<br />
todos lo eran.<br />
Creía que en la calle había encontrado a<br />
una familia que me respaldaba. Pero esa no<br />
era la realidad. A los líderes de las pandillas<br />
les encantaba tener otro niño devastado que<br />
les hiciera el trabajo sucio, y yo estaba ansioso<br />
por hacerlo. Era bastante fácil ahorrar algo<br />
de dinero y comprarle una pistola a un tipo<br />
cualquiera.<br />
Al igual que muchos vinculados a la vida de<br />
las pandillas, acumulé varios arrestos, y entraba<br />
y salía de las instituciones para delincuentes<br />
juveniles. Esas experiencias eran castigos insignificantes.<br />
Cada vez que me liberaban, volvía<br />
con mi “familia” y a mi vida callejera.<br />
Al reflexionar sobre esos días, estoy seguro<br />
de que mi actitud de hacer lo que me pidieran<br />
era mi forma de tratar de matarme. El dolor<br />
que había en mi corazón y mente era intenso;<br />
incluso ya a los 11 años, no quería existir. Traté<br />
de quitarme la vida en muchas ocasiones.<br />
Sin embargo, esa disposición para la acción<br />
me dio la fama de ser leal. Y a los 16 años, me<br />
FOTO DE ARIZONA PORTRAITS<br />
16s Número 04 / <strong>2023</strong> VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM