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Edicion 4 | 2023

Del error al la fuerza

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habían apuñalado, golpeado, disparado, atado<br />

y amordazado más veces de las que podía contar.<br />

Y ahora mis cómplices estaban tratando de<br />

matarme. Después de escapar de ocho intentos<br />

de asesinato en un día, decidí que era hora de<br />

mudarme solo al oeste, a Phoenix.<br />

Pensé que con salir de Chicago arreglaría<br />

todo, pero no fue así. Mis demonios se vinieron<br />

conmigo, y me torturaron día y noche. Estaba<br />

solo y asustado. Así que recurrí a las drogas.<br />

En Chicago, los líderes del cartel prohibían<br />

de manera estricta consumir. Pero ahora no<br />

me veían. Así que andaba sin límites; bebía, me<br />

drogaba y paraba en los bares de “striptease”<br />

de cada esquina.<br />

La gratificación inmediata era mi único objetivo.<br />

Pero con cada intento de escapar, les abría<br />

la puerta a más demonios. Y el de la adicción me<br />

tomó prisionero. La metanfetamina, la heroína<br />

y el crack me clavaron sus garras profundamente.<br />

Y al poco tiempo era un drogadicto<br />

empedernido que hacía lo que fuera por tener<br />

su próxima dosis.<br />

Mi conducta criminal me hacía rotar por las<br />

Arr.: JC usó el acondicionamiento físico<br />

y las competencias de levantamiento de<br />

pesas para evitar los problemas. Pero<br />

entendió que la fuerza física no podía<br />

sanar su corazón.<br />

cárceles de Arizona. El sistema me ofrecía<br />

todos sus recursos para corregirme: prisión,<br />

terapias de choque, programas de rehabilita<br />

ción, reuniones de adictos y medicamentos.<br />

Las drogas que me daban me mantenían<br />

atontado. Solo lograba comportarme bien<br />

por unos meses y cada fracaso me hacía<br />

sentir cada vez más desesperado.<br />

Solo encontraba la tranquilidad cuando<br />

hacía ejercicio. El acondicionamiento físico<br />

me empoderaba, me brindaba un escape<br />

mental y emocional, y hacía crecer mi deseo<br />

de estar saludable. En prisión hacía ejercicio<br />

dos o tres veces al día, y lo sigo haciendo hoy.<br />

Salí libre en 2013, y de verdad quería evitar<br />

los problemas. Así que me concentré en<br />

el acondicionamiento físico. Me convertí<br />

en entrenador personal y, finalmente, abrí<br />

un gimnasio. La gente de la industria se<br />

interesó en mi fuerza y mi historia. 5% Nutrition<br />

decidió patrocinarme como atleta.<br />

Actualmente, tengo marcas estatales en Arizona<br />

e Illinois por levantamiento de pesas.<br />

Pero mi éxito alimentó mi ego, y comencé<br />

a jugar al gato y el ratón con mi oficial de<br />

libertad condicional. Terminé cumpliendo<br />

una sentencia de un año por<br />

violar mis restricciones...en una violenta<br />

prisión federal. Los condenados<br />

Der.: Hoy JC comparte su historia de restauración con muchachos que experimentan<br />

dificultades y traumas, y hombres y mujeres encarcelados que buscan una nueva vida.<br />

a cadena perpetua con los que estaba<br />

encerrado no tenían nada que perder y vivían<br />

de acuerdo a esa idea.<br />

Un día vi cómo apuñalaban 30 veces a un<br />

hombre por un trozo de pollo. Huellas de manos<br />

ensangrentadas marcaron las paredes desde<br />

donde trató de escapar de sus atacantes. Sentado<br />

allí viendo esa escena y comiendo una pata<br />

de pollo, pensé: “¿Qué diablos estás haciendo<br />

aquí, JC? Tienes 40 años. ¿No va a haber nada<br />

más en tu vida?”.<br />

Había visto a muchos prisioneros recurrir<br />

a Dios para cambiar su vida, pero siempre me<br />

había burlado de ellos. Solo buscaban a Dios<br />

porque estaban en prisión y asustados. En la<br />

cárcel, la religión era una señal de debilidad.<br />

Y yo no era débil.<br />

Entonces, en lugar de recurrir a Dios después<br />

de mi liberación, recurrí a Internet. Me senté<br />

frente a una computadora y busqué en Google:<br />

“¿Cómo puedo cambiar mi vida?”. ¿Y cuál era la<br />

principal respuesta? Obtener un título universitario.<br />

Así que me propuse precisamente eso.<br />

Visité el colegio universitario local y me reuní<br />

con una consejera académica que me animó<br />

a tomar un curso de derecho penal dirigido<br />

por un expolicía con 30 años de carrera. ¡No,<br />

gracias! Yo era un exdelincuente que odiaba<br />

la ley. Sin embargo, esa dama insistió y su voz<br />

tenía algo que me hizo inscribirme en la clase<br />

del policía.<br />

Todavía no lo sabía, pero Dios me estaba<br />

preparando para una caída. Su amor estaba a<br />

punto de derribarme.<br />

El primer día llegué temprano con la intención<br />

de intimidar al profesor para que no me<br />

hiciera preguntas. Sin embargo, no se asustaba<br />

fácilmente. De hecho, encontraba una manera<br />

de interactuar conmigo en todas las clases. Al<br />

poco tiempo entendí que John Humphreys era<br />

un hombre de una fe sincera que realmente<br />

se interesaba en mí. Fue la primera persona<br />

blanca en la que de verdad confié.<br />

Casi al mismo tiempo, conocí en el gimnasio<br />

a una hermosa mujer, Bethany. Se acercó a mi<br />

cinta de correr y dijo que yo necesitaba a Jesús.<br />

Y pensé: “Mujer, me da igual que seas bonita.<br />

¡Hablas demasiado de Dios!”.<br />

Pero de alguna manera, me sentí atraído por<br />

ella y le hablé de mi pasado. Compartí cosas<br />

con ella que no le había contado a nadie más,<br />

incluso le hablé de mi tío. Esa fue la primera<br />

relación pura que tuve.<br />

FOTO ROJA CORTESÍA O JC ALMANZA / FOTO AZUL DE DONNIE EAGLE PHOTOGRAPHY<br />

18s Número 04 / <strong>2023</strong> VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM

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