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Edicion 4 | 2023

Del error al la fuerza

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En busca<br />

de la<br />

paz<br />

LA HISTORIA DE BILL FAY<br />

Me crié en el típico hogar acomodado.<br />

Estaba acostumbrado a los<br />

privilegios. Así que ya de adulto,<br />

mi mayor preocupación pasó a ser<br />

llegar al dinero de papá antes de<br />

que él lo malgastara. Pero no era<br />

lo suficientemente rápido.<br />

Papá murió en un hospital de<br />

veteranos sin nada a su nombre.<br />

Decidí que eso nunca me sucedería<br />

a mí, y me propuse asegurarme<br />

las cosas que el mundo<br />

ofrecía, sin importar el precio<br />

que tuviera para otros o para mí.<br />

A los 16 años, embaracé a<br />

una muchacha y nos casamos.<br />

Después de la secundaria, entré<br />

a la universidad, donde conocí a<br />

un hombre que me enseñó a hacer<br />

trampa con las cartas. Con<br />

su ayuda, me hice apostador<br />

pro fesional. Pagué mis estudios<br />

haciendo dinero con mis naipes.<br />

Al graduarme de la universidad,<br />

me divorcié de mi esposa,<br />

abandoné a mi hijo y me concentré<br />

en avanzar en mi carrera.<br />

Encontré a otra mujer con quien<br />

me casé y que me dejaba hacer lo<br />

que quisiera.<br />

Por mi reputación de jugador,<br />

me invitaron a Las Vegas. Inmediat<br />

amente me impresionó el suministro<br />

interminable de dinero<br />

y mujeres, las limusinas, el poder<br />

y la fuente que había en medio de<br />

mi suite. “Si puedo conectarme con<br />

todo esto, mi vida va a estar bien”,<br />

pensaba.<br />

Una noche, me fui a la mesa<br />

de bacará donde los grandes jugadores<br />

apostaban con dinero en<br />

lugar de fichas. Había millones de<br />

dólares sobre esa mesa y vi a un<br />

hombre perder 200.000 en 20<br />

minutos.<br />

“No sabes lo que haces, ¿verdad?”,<br />

le pregunté después de<br />

unos tragos. Me llamó sabelotodo<br />

y me invitó a cruzar la calle para<br />

ir al Caesars Palace.<br />

En cuanto cruzamos las puertas,<br />

llamamos la atención. Los<br />

repartidores de blackjack levantaron<br />

la vista y la gente se apartó<br />

cuando fuimos a la mesa de<br />

bacará. Ya sentados, el hombre<br />

susurró al oído del crupier. Enseguida,<br />

se despejó la mesa y se<br />

eliminó el límite de la apuesta. El<br />

hombre pidió 50.000 dólares tan<br />

con la misma facilidad con que se<br />

ordena un vaso de leche. ¡Luego<br />

me entregó el dinero y me dijo<br />

que jugara!<br />

Tuve una buena racha, y en 15<br />

minutos, gané más de un cuarto<br />

de millón de dólares. Mi nuevo<br />

amigo se convirtió en mi padrino.<br />

Rápidamente me introdujo en los<br />

bajos fondos y comencé a lavar<br />

dinero de la mafia por todo el país.<br />

A pesar de mis nuevos contactos<br />

delictivos, seguí siendo ge rente<br />

de una importante compañía<br />

en Houston. Mis compañeros<br />

de trabajo no sabían nada de mi<br />

doble vida, pero eso cambiaría<br />

pronto.<br />

Cada vez más fuera de control,<br />

complacía todos mis caprichos.<br />

Un día, mientras hablaba por<br />

teléfono con una mujer de Kansas<br />

City, le pregunté qué quería de la<br />

vida. Cuando respondió “poder y<br />

dinero”, me subí al siguiente avión<br />

para encontrarme con ella. En la<br />

cena, sugerí que nos casáramos.<br />

No importaba que yo tuviera 12<br />

años de matrimonio con mi esposa.<br />

En la vida solo importábamos<br />

yo y lo que quería.<br />

Regresé a casa e informé a mi<br />

esposa que me iba. Luego me subí<br />

a mi Cadillac, conduje de regreso<br />

a Kansas City, recogí a esa mujer<br />

y me mudé a Denver. Allí me<br />

convertí en el director ejecutivo<br />

de una empresa transnacional<br />

multimillonaria.<br />

Tenía una limusina, una cuenta<br />

de gastos ilimitados, anillos de<br />

diamantes, Rolex, joyas de oro y<br />

todo lo que quisiera. Y tenía poder<br />

tanto en el medio empresarial<br />

como en los bajos fondos.<br />

Sin embargo, terminé preguntándome:<br />

“¿Ahora qué? ¿Esto<br />

es todo?”.<br />

No tenía respuesta, así que me<br />

establecí una nueva meta. Sería<br />

jugador de ráquetbol de alto nivel<br />

nacional. Ascender en este deporte<br />

era divertido y excitante.<br />

FOTO DE ARIZONA PORTRAITS<br />

26s Número 04 / <strong>2023</strong> VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM

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