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Edicion 1 | 2024

Más allá de la justicia a la misericordia

Más allá de la justicia a la misericordia

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lección de estudio bíblico cada semana a las<br />

mujeres de la institución. Dios me había dado<br />

corazón para los encarcelados. No estaba segura<br />

de cómo combinar eso con el llamado a<br />

ser madre de acogida, pero confiaba en que<br />

Dios sabía lo que hacía.<br />

Servicios Familiares nos dijo que los niños<br />

Bower estarían con nosotros durante el otoño.<br />

Así que salimos a hacer las compras para el<br />

regreso a clases. Pronto nos adaptábamos de<br />

nuevo a otra rutina. Cuando llegó el invierno,<br />

tuvimos la bendición de tener a los niños<br />

Bower durante las fiestas.<br />

Fue conmovedor presenciar la emoción de<br />

los niños con sus ojos muy abiertos mientras<br />

sus manitos nos ayudaban a decorar para Navidad.<br />

Cuando abrimos una caja que contenía<br />

nuestro pesebre, les conté el verdadero significado<br />

de la fecha.<br />

“¿Saben de qué se trata la Navidad?”, yo<br />

pregunté.<br />

“Sí, ¡Papá Noel nos trae muchos juguetes!”<br />

“Esa es una forma de celebrar”, asentí, “pero<br />

no es la verdadera razón. La Navidad es cuando<br />

celebramos el cumpleaños de Jesús. Él es el<br />

Hijo de Dios. Es el mejor regalo de amor que<br />

podemos recibir”.<br />

Los niños examinaron con curiosidad las<br />

figuras de cerámica del nacimiento. Hannah<br />

levantó al niño Jesús y lo miró fijamente como<br />

si pudiera ver algo especial. Ayúdalos a conocerte,<br />

Señor, oré mientras los observaba. Ayuda<br />

también a su madre. Tú eres su única esperanza.<br />

Los niños Bower llevaban varios meses<br />

cuando Servicios Familiares comenzó a aprobar<br />

que visitaran a su madre, Karen.<br />

Notaba una diferencia en los niños incluso<br />

después de las visitas cortas. Los dos mayores<br />

parecían bien, pero los más pequeños siempre<br />

regresaban retraídos. Antes de ir con su<br />

madre, Hannah se apegaba mucho a mí y se<br />

veía nerviosa. Me suplicaba que no la obligara<br />

a irse. Me inquietaba verla tan alterada, pero<br />

lo único que podía hacer era compartir mis<br />

observaciones con Servicios Familiares.<br />

Karen proporcionaba un ambiente seguro<br />

para los encuentros y no había señales visibles<br />

de abuso, por lo que las visitas continuaron.<br />

Pronto llegó el momento de la primera estadía<br />

nocturna sin supervisión. No me sorprendió,<br />

pero sí me llené de preocupaciones, especialmente<br />

por Hannah.<br />

Oré continuamente durante esa primera<br />

visita, pidiéndole a Dios que los protegiera.<br />

Cuando vi luces de auto en el estacionamiento<br />

de casa, corrí hacia la puerta. Sentí<br />

un gran alivio cuando los niños entraron.<br />

Hannah se dirigió hacia mí, aferrada a<br />

una muñeca nueva. Con cara seria, me dijo<br />

que se había caído mientras se bañaba. “Así<br />

fue como me lastimé yo misma”. Tenía la<br />

frente y el ojo izquierdo morados. “Mamá<br />

me compró esta muñeca porque fui muy<br />

valiente”.<br />

Al día siguiente, informé del incidente al<br />

encargado del caso. Quería creer que había<br />

sido un accidente, pero me costaba.<br />

No hubo otras lesiones después de eso,<br />

pero al conversar con Karen pronto noté un<br />

resentimiento oculto hacia su hija. Un día,<br />

me atreví y le pregunté a Karen si quería<br />

criar a Hannah. Me aseguró que sí y ahí lo<br />

dejamos.<br />

Diez meses después, Servicios Familiares<br />

nos llamó para notificarnos que un juez<br />

había ordenado que los cinco niños Bower<br />

fueran devueltos a su madre. No habría una<br />

Estaba entre la<br />

tristeza y la rabia,<br />

cuestionaba a<br />

Dios, le exigía<br />

responder cómo<br />

podía permitir<br />

que sucediera<br />

tal tragedia. Al<br />

mismo tiempo,<br />

me apoyé en Él<br />

para fortalecerme.<br />

Estaba tan<br />

confundida.<br />

transición gradual, lo cual era inusual. Yo debía<br />

llevárselos ese mismo día.<br />

De alguna manera reuní la fuerza para hacer<br />

lo imposible. Terminamos de cenar, luego controlé<br />

mi voz e hice el anuncio. “Su trabajadora<br />

social llamó para darnos una noticia. Hoy todos<br />

se van a casa”.<br />

Después de la cena, cargué el auto con sus<br />

pertenencias y conduje hasta la casa de Karen.<br />

El llanto de Hannah se hacía más fuerte a medida<br />

que nos acercábamos. En medio de sus<br />

lamentos, suplicó quedarse conmigo. No podía<br />

hacer nada. Por una fracción de segundo, mis<br />

emociones se sobrepusieron a mi cordura.<br />

Pensé en tomar a Hannah y huir. Entonces<br />

recuperé la razón y supe que tenía las manos<br />

atadas.<br />

Mi única posibilidad era entregarla a Dios<br />

y devolvérsela a su madre. Antes de dejar a<br />

Hannah, le recordé que orara. “Llama a Jesús.<br />

Nunca te dejará”, susurré. Nuestras miradas<br />

se cruzaron cuando la abracé y le di un beso<br />

de despedida. Sollocé todo el camino a casa.<br />

Durante un tiempo, me mantuve en contacto<br />

con la familia. Inventaba excusas para visitarla,<br />

le llevaba comidas y regalos con la esperanza<br />

de ver a Hannah, solo que ella nunca estaba.<br />

Karen siempre me decía que estaba en casa de<br />

una amiga o con su padre o en otro lugar. Con<br />

el tiempo, me dijo que Hannah se había ido a<br />

vivir con un pariente por un tiempo.<br />

No podía sacudirme la sensación de que algo<br />

andaba mal. Cuántas veces oré. No sé qué creer,<br />

Señor. Tengo que confiar en que Tu mano está sobre<br />

Hannah. Por favor, acompaña a esta familia.<br />

Pero Dios fue claro. La puerta estaba cerrada.<br />

Era hora de soltar.<br />

Varios meses después, me sorprendió una<br />

llamada de un nuevo trabajador social de Servicios<br />

Familiares. Me preguntó si sabía cómo contactar<br />

a los familiares de los niños Bower. Karen<br />

estaba detenida y de camino a la prisión. Servicios<br />

Familiares estaba tratando de localizar<br />

a dos de los hijos para colocarlos en hogares<br />

de acogida. Estaban desaparecidos. Antes de<br />

que la trabajadora social dijera sus nombres,<br />

mi corazón se hizo añicos. Me confirmó que se<br />

trataba de Hannah y su hermano menor.<br />

Ese mismo día, la encargada del caso reportó<br />

a ambos niños como personas desaparecidas.<br />

Cuatro días después, volvió a llamar. Habían<br />

localizado al hermano de Hannah con un<br />

18s Número 01 / <strong>2024</strong> VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM

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