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NECESITABA FORTALECER MI RELACIÓN<br />
CON JESÚS PARA PODER MANTENERME<br />
FIRME LA PRÓXIMA VEZ QUE SE ME<br />
PRESENTARA LA TENTACIÓN.<br />
de residencia. Mientras estuve allí, aproveché perdido fuerza. En julio de 2001, ella empacó<br />
nuestro hogar y dos hijos, y se marchó.<br />
todo lo que me ofrecían.<br />
Mi familia estaba muy contenta por lo que Posteriormente, después de tres años de<br />
Dios obraba en mi vida. Papá incluso me abrió separación, solicitó el divorcio.<br />
su púlpito y me permitió predicar en su iglesia Hice todo lo posible por sobrellevar la<br />
un domingo durante una visita a casa. Se sintió soledad manteniéndome ocupado. Estudia<br />
ba a diario para mi maestría y trabajaba<br />
bien hacerlo sentir orgulloso.<br />
En 1992 me casé y formé una familia. Trabajé mucho. Pero todas las noches, me sentaba<br />
como capellán durante casi cuatro años en el junto al teléfono, esperando a que llamaran<br />
mi esposa y mis hijos. Los extrañaba<br />
Centro de Salud Cristiano de Lawndale hasta<br />
que sentí que Dios me llamaba a incorporarme muchísimo.<br />
al personal de la misión Pacific Garden. Fue El teléfono nunca sonó y me hundí en<br />
una lección de humildad trabajar en el lugar una profunda depresión hasta que un día,<br />
que Dios había usado para salvar mi vida. Me un pensamiento se coló en mi mente. Mira<br />
convertí en el primer afroamericano en dirigir cómo vives, Steve. Te mereces una cerveza. Ni<br />
la división del ministerio de hombres.<br />
siquiera traté de luchar contra lo que sabía<br />
Dios parecía bendecirme con abundancia. no era de Dios. En cambio, me dirigí a<br />
El ministerio florecía, mis hijos eran sanos la licorería y compré una cerveza. Una semana<br />
después, esa misma voz me convenció<br />
y yo tenía una hermosa esposa. Visto desde<br />
afuera, todo parecía perfecto. Pero pronto me de que merecía crack. Una sola dosis despertó<br />
al monstruo de la adicción que había<br />
di cuenta de que en mi búsqueda ministerial,<br />
mi familia había pasado a un segundo plano. permanecido dormido. Así tiré por la borda<br />
Entre mi esposa y yo, el apoyo y el amor habían diez años de rehabilitación.<br />
En 1 de Pedro 5:8 dice: “Practiquen el<br />
do mi nio propio y manténganse alerta. Su<br />
ene migo el diablo ronda como león rugien<br />
te, buscando a quién devorar” (NVI).<br />
Ese versículo no es una broma. Satanás<br />
no perdió tiempo en abalanzarse sobre<br />
mí en un momento de debilidad.<br />
Fumaba crack durante días, luego<br />
ingresaba a rehabilitación y después<br />
volvía a la iglesia. Pero en cuanto me<br />
volvían las ganas, me olvidaba por<br />
completo de Dios y la iglesia, y se<br />
repetía la locura.<br />
Dios no tardó en intervenir, pero<br />
esta vez no con tanta delicadeza. Permitió<br />
que los agentes de la DEA me<br />
sorprendieran comprando droga en<br />
una casa de crack. El juez conocía a mi<br />
padre y el día en que me sentenció, nos miró a<br />
los dos antes de pedirme que me pusiera de pie.<br />
“Sr. Barbee”, dijo, “ruego que después de<br />
pronunciar esta decisión, Dios lo libere de<br />
cualquier demonio con el que esté luchando”.<br />
Y luego me dio 70 meses en una prisión federal,<br />
donde comenzó mi viaje hacia la verdadera<br />
recuperación.<br />
De inmediato tomé mi Biblia en la cárcel.<br />
Sabía que necesitaba fortalecer mi relación con<br />
Jesús para poder mantenerme firme la próxima<br />
vez que se me presentara la tentación. Comencé<br />
en Efesios 6 con la armadura de Dios.<br />
Dios me bendijo al darme un puesto en la<br />
oficina del capellán, algo que normalmente<br />
no sucede. Allí, llevé servicios de capilla, y<br />
apliqué las habilidades de predicación y servicio<br />
que había adquirido estando en libertad;<br />
Compartí el evangelio con hombres de todas<br />
las religiones. También completé un programa<br />
de tratamiento de drogas para abordar mis<br />
problemas de adicción y prepararme para las<br />
presiones del mundo exterior.<br />
El 18 de enero de 2012 salí de la cárcel con<br />
mi fe renovada y mi corazón transformado.<br />
Por primera vez, vivía para el Señor y no para<br />
mí mismo. Había encontrado un propósito. Mi<br />
vida ya no se centraba en actuar, complacer a<br />
la gente, tener un ministerio o tener un título.<br />
Se centraba en amar a Dios, a Su pueblo y a mí<br />
mismo (Mateo 22:37–39).<br />
Dios utilizó todo—lo bueno y lo malo, e incluso<br />
la prisión—para disciplinarme y afilarme<br />
como una herramienta de la que Él pudiera<br />
disponer (Isaías 41:15; Romanos 8:28).<br />
Estoy agradecido por el amor inagotable de<br />
mi Padre celestial. En Su misericordia y gracia,<br />
Él nunca se dio por vencido conmigo. A pesar<br />
de mis decisiones destructivas, nunca perdí<br />
mi identidad de ser Su hijo. Y usted tampoco<br />
lo ha hecho.<br />
Le diré a usted lo que me dijo el conductor<br />
del autobús: “Siga caminando hasta que vea la<br />
cruz”. Allí encontrará la gracia y misericordia<br />
de Dios. Él lo ayudará en su momento de necesidad<br />
(Hebreos 4:16). Dele al Señor sus sueños,<br />
su desgracia y cualquier daño que el enemigo<br />
haya causado en su vida. Sin falta, Él le dará la<br />
bienvenida y lo librará (Salmo 34:17).<br />
FOTOS CORTESÍA DE STEPHEN BARBEE<br />
Hoy en día, Stephen sigue los pasos de<br />
su padre (arriba) llevando el mensaje del<br />
amor de Dios a los demás.<br />
STEPHEN BARBEE sirve a comunidades de privados de libertad y de reinserción como mentor y especialista<br />
de alcance comunitario. Como fundador de P2P (Passion to Purpose), comparte su mensaje de<br />
esperanza y transformación a través de Cristo. Para obtener más información, visite p2pministry.org.<br />
8s Número 01 / <strong>2024</strong> VICTORIOUSLIVINGMAGAZINE.COM