sobre la resurrección (epístola a reginos) - Revista Biblica
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[170] 61), pero también que entre los p<strong>la</strong>tónicos <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción modelo/imagen, no representa ningún<br />
tipo de monismo, sino que sirve para dar cuenta de <strong>la</strong> re<strong>la</strong>ción uno/múltiple. Tal es igualmente el<br />
significado aquí pergeñado. El pneumático pertenece a Cristo, como el rayo al sol, o sea, existe por<br />
éste y sin él no podría existir, pero es diferente. A su vez, tampoco el sol es el rayo, pero es el único<br />
que permite su existencia y nada impide esta re<strong>la</strong>ción. Tal es el nexo e intimidad que el hombre<br />
pneumático, en tanto sujeto inserto en el devenir, mantiene con su modelo, el Cristo. Esto no hay<br />
quien lo pueda eliminar. Estas explicaciones se encuentran en nuestro artículo: "Sobre una aparente<br />
contradicción..." p. 181,<br />
20 Esta regeneración del pneumático es lo que se conoce como "<strong>resurrección</strong> espiritual" y <strong>la</strong><br />
psíquica y <strong>la</strong> carnal, que son los modos propios del hombre religioso común, están incluidas en <strong>la</strong><br />
primera, pero no al contrario. La oposición entre <strong>resurrección</strong> espiritual y carnal se encuentra entre<br />
los naasenos, apud Hipólito, Elenchos V,8, 23-24 y el fondo de referencia es sin duda I Cor 15,42-<br />
46. Ver nuestro "San Pablo y el problema de <strong>la</strong> Gnosis” comm. ad locum. El valentinismo posterior<br />
prolonga el panorama. Ver Ext. Theod. VII,2 y Heracleón, Fragm, 15 (Simonetti, p, 147). Si p<strong>la</strong>cet,<br />
De Res. p. 29. Los editores críticos eran oportunos cuando en p.XIX hacían presente <strong>la</strong> comunidad<br />
de ideas existentes entre <strong>la</strong> noción de <strong>resurrección</strong> sostenida por este documento y <strong>la</strong> breve frase<br />
dicha al pasar por Plotino en Enn. III,6 (26),6 in fine: "Pero <strong>la</strong> verdadera vigilia es una real<br />
<strong>resurrección</strong> (anástasis) separada del cuerpo y no con él. En efecto, el cambio con el cuerpo es<br />
como <strong>la</strong> ida de un cuerpo a otro, del mismo modo como se pasa de un lecho al otro; pero <strong>la</strong><br />
<strong>resurrección</strong> por entero verdadera es fuera de los cuerpos, cuya naturaleza siendo <strong>la</strong> opuesta del<br />
alma, es esencialmente algo diferente". Aparte de lo dicho, ahorran todo comentario. Sin embargo,<br />
es posible sospechar que aquí hay por parte de Plotino, una alusión de pasada contra los gnósticos<br />
valentinianos romanos combatidos en Enn. II,9. Enn. III,6 (26), bien remate el curso esco<strong>la</strong>r<br />
plotiniano de los años 263/264 (integrado por el contenido de Enn. VI,4 (22); VI,5 (23) -otro<br />
tratado artificialmente fragmentado por Porfirio-; V,6 (24); II,5 (25) o constituyendo el comienzo<br />
del curso lectivo 264/265, dedicado por entero a los problemas del alma e inmediatamente anterior<br />
a <strong>la</strong> "gran tetralogía” se encuentra integrado en <strong>la</strong> atmósfera propedéutica de ésta. Además, <strong>la</strong>s<br />
referencias antignósticas menudean poco antes y después: Enn. VI,4,1, 2, 9,10 y 11; VI,5,8;<br />
IV,3,4,9-13,