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altas autoridades de la República Popular de Polonia. En ocasión de<br />

la elección de un hijo de Polonia para la capital de San Pedro, me<br />

identifico de todo corazón con mi amada Polonia, patria de todos los<br />

polacos. Espero de verdad que Polonia siga creciendo espiritual y<br />

materialmente, en paz y justicia y en respeto al hombre [...].<br />

Así, el nuevo papa mostró a la dirigencia polaca que el naciona­<br />

lismo era uno de los elementos que los unían. Para Polonia al menos,<br />

la política de Ostpolitik continuaría a toda vela.<br />

Mientras el papa se ocupaba de la naturaleza de la futura rela­<br />

ción entre Roma y Varsovia, la oficina de prensa del Vaticano, asis­<br />

tida por otros elementos de la curia, estaba muy atareada reescri-<br />

biendo el pasado de Wojtyla. Para el cardenal Villot, un hombre que<br />

ya había demostrado notable habilidad para ocultar la verdad con­<br />

cerniente a la muerte del papa Juan Pablo I, una maniobra de desin­<br />

formación referente a hechos ocurridos durante la Segunda Guerra<br />

Mundial era un asunto relativamente simple. Pocos, si es que al­<br />

guien, tendrían la información necesaria para refutar a la oficina de<br />

prensa del Vaticano o a fuentes anónimas dentro de la curia.<br />

Aunque los detalles oficiales de la vida de Wojtyla contenidos en,<br />

por ejemplo, L'Osservatore Romano eran verídicos, fueron una pieza<br />

maestra de brevedad al tratar los años de Karol Wojtyla durante la<br />

guerra. Villot, ya familiarizado con los dossiers del Vaticano sobre<br />

Wojtyla, sabía mejor que la mayoría de sus colegas cardenales que al<br />

elegir a ese hombre habían creado un potencial de triunfo o desastre.<br />

Usada eficazmente por los comunistas, la verdad podía crear tal aura<br />

de negatividad en torno a ese nuevo papado que reparar el daño po­<br />

día implicar una batalla de años. Ahí estaba la cuestión de la inexis­<br />

tente asistencia de Wojtyla a los judíos durante la guerra. El no había<br />

alzado nunca la mano para salvar una sola vida o para asistir a uno de<br />

los miembros de una raza señalada para el exterminio masivo. Tam­<br />

bién estaba la cuestión del trabajo de Wojtyla durante la guerra para<br />

la East Germán Chemical Works, antes llamada Solvay, trabajo que<br />

le había merecido la especial protección del Tercer Reich porque se le<br />

consideraba vital para el esfuerzo bélico. Hechos como éstos podían<br />

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ser fácilmente manipulados por los enemigos de la Iglesia. Villot y sus<br />

colaboradores procedieron con extraordinaria presteza. Sus mentiras<br />

engañaron a experimentados reporteros en el Vaticano tanto como a<br />

los ingenuos.<br />

El padre Andrew Greeley era uno de los primeros, antiguo ob­<br />

servador del Vaticano, autor de una columna que aparecía en más de<br />

un centenar de publicaciones y que se difundía regularmente desde<br />

Roma. Greeley se convenció de la veracidad del material biográfico<br />

que recibió de la oficina de prensa del Vaticano. No fue el único;<br />

también el Religious News Service, AP, Time, Chicago Sun Times,<br />

NBC News, el Examiner de San Francisco y The Times de Londres<br />

aceptaron la historia de las actividades de Wojtyla durante la guerra.<br />

Greeley escribió:<br />

Cuando joven en la Segunda Guerra Mundial, Wojtyla participó en<br />

un movimiento clandestino que asistía a los judíos. Él les ayudaba<br />

a encontrar alojamiento, adquirir documentos de identificación fal­<br />

sos y escapar del país. Fue incluido en la lista negra por los nazis<br />

por ayudar a los judíos, y una de las razones de que permaneciera<br />

en la clandestinidad fue evitar que los nazis lo arrestaran.<br />

Después de la guerra defendió a los judíos que permanecían en<br />

Cracovia contra el antisemitismo de los comunistas. Ayudó a orga­<br />

nizar la guardia permanente del cementerio judío de Cracovia lue­<br />

go de que éste fue profanado por hampones inspirados por la poli­<br />

cía secreta. El cardenal llamó a los estudiantes de la Universidad de<br />

Cracovia a limpiar y restaurar las lápidas deshonradas. En 1964, en<br />

la fiesta de Corpus Christi, condenó al gobierno comunista por su<br />

antisemitismo. En 1971 habló en la sinagoga de Cracovia durante<br />

una ceremonia del Sábado celebrada la noche de un viernes [...]<br />

Pese al hecho de que una de las fuentes del padre Greeley fue<br />

un agente en Roma de la Liga contra la Difamación de los Judíos, no<br />

hay una sola palabra de verdad en el reporte anterior. Más de 20<br />

años después de iniciado el papado de Wojtyla, la página en inter­<br />

net del Vaticano seguía citando a otra organización judía, B'nai<br />

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